Las panderetas marcan el ritmo. El resurgir de un instrumento ancestral
Cada jueves del año pasado pandereta en mano un grupo de amantes del folclore y los ritmos castellanos llegaban hasta las instalaciones del Grupo Tradicional Gavilla para aprender a tocar la pandereta. A las trece más uno, el único varón, se han unido más este curso. Un ejemplo del tirón que están volviendo a retomar la pandereta en estos tiempos de autotune y ritmos digitales.
Tras el Festival de Benidorm y el éxito de las Tanxugueiras, las panderetas artesanales se agotaron. Pero este reducto de chicas, y un varón, reivindican que antes de que se hicieran famosas, ellas ya marcaban el ritmo con este instrumento ancestral. «Nosotras estábamos antes, a mi me gustan, pero parece que ahora hay que tocar la pandereta porque es la moda y no, es de toda la vida», dice una de las alumnas aventajadas. El cierre del curso pasado la protagonista fue una mujer de más de 90 años «tocaba de maravilla, porque lo ha hecho toda la vida», explica otra de las alumnas. «Yo la verdad el mundo que se ha desarrollado después del Festival de Benidorm no lo entendí, la pandereta ha existido siempre», refleja María Victoria Rodríguez Tobar, apasionada por la divulgación del folclore y quien marca el ritmo en el grupo de pandereteras.
Ellas, las panderetas, ponían el ritmo de las canciones de antaño. Y ellas, quienes la tañen con sus dedos, ponían la alegría en cualquier celebración. «Era un instrumento que principalmente tocaba la mujer y por eso ha sido poco apreciado: ellas se ponían con la pandereta después de hacer un montón de labores, era el nexo de unión, alegraba, disfrutaba y hacía disfrutar pero nunca cobraban por ello», explica la responsable del Grupo Tradicional Gavilla.
Un instrumento que hoy tiene éxito y que permite actualizar el ritmo del trío gallego porque es muy versátil. « No hay truco para la pandereta, solo ganas, habilidad y constancia hay una serie de normas de posturas, ejercicios de manos y saber cómo meneando los dedos puedes conseguir todos los ritmos que quieras, hasta el del Telediario», explica Rodríguez Tobar. Del roce de los dedos con la tripa y el repique de las sonajas se puede conseguir una habanera, una rumba, un pasodoble o un ‘agarrao’.
La mayor parte arrancaron con la pandereta en 2019. Ese primer curso se truncó con la pandemia pero «con los vídeos que nos mandaba Mariví, era como un desahogo poder seguir tocando, aprendiendo, nos ayudó mucho en esos tiempos tan duros». «A mí me servía, independientemente de las malas circunstancias que todos vivimos, para darle un aporte de unión, alegrar un rato y seguir en contacto porque aquello nos corto la vida a todos», señala Rodríguez Tobar.
El grupo de pandereta empezó a formarse en 2019. Y muchas de las integrantes no eran ajenas a la música tradicional. «Venimos de grupos de música tradicional pero te centras en bailar, aprender bailes de cara a un escenario a una actuación, te aprendes la música pero nunca te pones a aprender un instrumento una canción y te explican el porqué, de donde viene, todo lo que le rodea... Es lo que más me gusta», señalan algunas de ellas. Tras la pandemia, el curso se retomó el año pasado. Los jueves dos horas. Y si había que ampliar a un martes, pues se hacía. «Se nos olvida el tiempo», dicen. Lo que ganan es algo que ya tenían pero se multiplica. Amor por el folclore castellano. «Nos cuesta mucho presumir de nuestro patrimonio que es muy rico, muy grande y muy extenso», explica la responsable de Gavilla. Un mal, el de perder la tradición y el folclore, extendido en Castilla y León y del que ha sacado pecho, por ejemplo, el grupo burgalés la MODA.
Este pequeño grupo ha seguido creciendo. Aprenden los ritmos con la pandereta castellana o cántabra, que son parecidas. «Es importante el diámetro para mover la mano que ejecuta, porque hay otra que dirige, pero no todas son iguales, las sonajas son distintas a las ferreñas gallegas, también el tipo de tripa afecta al sonido... Son todas parecidas pero ninguna igual», añade Rodríguez Tobar.
Al grupo avanzado, que tienen ya dos cursos a sus espaldas, hay que sumar otro grupo de iniciación y un grupo infantil. «La pandereta es nuestro instrumento motor, en el folclore castellano de Burgos y Castilla, con ella se conseguía sacar ritmos, alegraba la vida, entre las pandereteras había un lenguaje propio, animaban las fiestas cuando se acababan y gracias a ellas estamos aquí», reivindica la folclorista burgalesa.
En ese afán por acercar el folclore, darlo a conocer y mantenerlo vivo entre las nueva generaciones, el Grupo Tradicional Gavilla ha organizado para mañana un taller de construcción de panderos a cargo del musicólogo palentino Juan Cruz Silva. Profesor de música tradicional, dulzainero, artesano y defensor de los instrumentos tradicionales ayudará a los asistentes a realizar un instrumento para lo que se necesitará un marco de madera, cubierto por una piel y un bordón con cascabeles. El horario para el sábado 3 en el que se realizara el taller es de 10.30 a 12.30 de la mañana y por la tarde dos horas más que arrancan a las 16.30 horas. Los asistentes se marcharan con el instrumento musical hecho con sus propias manos. Se llevara a cabo en la sede del Grupo Tradicional Gavilla. Interesados pueden inscribirse en grupotradicionalgavilla@gmail.com o 636608779.