El Correo de Burgos

HISTORIA Y ARTE

Saldañuela. Un palacio de amor, un señorío de riqueza

El palacio de Saldañuela permanece como testimonio de una época de poder y lujo que tuvo a Isabel de Osorio como primera autoridad de un señorío que enfrentó a la dama con los pueblos de alrededor

El patio renacentista de Saldañuela ha ganado en comodidad tras ser cubierto en 2017. SANTI OTERO

El patio renacentista de Saldañuela ha ganado en comodidad tras ser cubierto en 2017. SANTI OTERO

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Burgos

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«Sorprende encontrarse una edificación como esta en mitad de un páramo. Es un palacio de eminente estilo urbano, con algunas semejanzas a la Casa del Cordón de Burgos, pero situado en medio del campo», refiere Enrique Ballesteros, administrador del palacio de Saldañuela.

Esta magnífica edificación se sitúa en la vega del río de Los Ausines, junto a la actual carretera de Soria N-234. La historia constructiva de esta majestuosa villa, como indica Alberto C. Ibáñez en su obra Palacio de Saldañuela (Caja de Burgos, 1995), fue una secuencia de actuaciones claramente definidas. La primera fue la edificación de la torre -de carácter más simbólico y residencial que defensivo- a mediados del siglo XV. Anejos existían una capilla y unos inmuebles para cubrir las necesidades creadas por la explotación agrícola de la finca circundante.

La segunda fase se desarrolló un siglo después. Tras la demolición de las dependencias adjuntas, los Fernández de Velasco iniciaron en 1545 el levantamiento de la mansión renacentista junto a la torre, «si bien la verdadera constructora fue doña Isabel de Osorio, quien, además de la totalidad de la obra hizo lo más importante: dar sus peculiares caracteres al edificio», añade el profesor Ibáñez. Entre ellas, la colocación de los pequeños bustos que tradicionalmente se asocian a doña Isabel y don Felipe que hay en diversos lugares del palacio, como en la fuente del patio o en el dintel de una ventana del muro norte. O el gusto por los relojes de sol y una decoración italianizante muy exquisita.

Fuente del patio, con las efigies de Isabel (izquierda) y Felipe (derecha). SANTI OTERO

Fuente del patio, con las efigies de Isabel (izquierda) y Felipe (derecha). SANTI OTERO

En diversos espacios del palacio podemos vislumbrar el escudo de la ‘dama de Saldañuela’. En el lado derecho, «dos lobos desollados de gules y puestos en palo» -como reza la heráldica- del apellido Osorio. La parte izquierda está en blanco, ya que doña Isabel nunca se casó por, otra vez la leyenda, mantenerse fiel al profundo amor que compartió con Felipe. «Algunos de ellos están estropeados con martillo y piqueta por los enemigos que se granjeó doña Isabel en los pueblos de alrededor», explica Ballesteros.

Aunque no se ha encontrado documentación al respecto, todo parece señalar que la traza del palacio salió de la mente talentosa de Juan de Vallejo, como advierte el catedrático de Historia del Arte de la UBU René Jesús Payo en su estudio monográfico -publicado por la Institución Fernán González en 2020- sobre el arquitecto burgalés, donde apunta que la faena constructiva se pudo realizar desde 1550 hasta 1580 bajo la dirección de obra de profesionales como Pedro de Castañeda. Esta construcción es contemporánea de algunas de las grandes casonas de la calle Miranda de la capital burgalesa, donde sí se tiene constancia de la intervención del maestro Vallejo.

«El palacio sufrió un incendio en 1788 y a partir de ahí comenzó su decadencia, acabando como un corral de ganado. Caja de Burgos lo compró en 1951, muy deteriorado y con algunas partes amenazando ruina. En 1954 se concluyó la primera reforma y se le dio una utilidad como escuela de capataces agrícolas. Más tarde fue un internado de bachiller, en ambos casos con los salesianos que estaban aquí. A partir de la décadas de los 70 y 80 recupera el control la Caja para dedicar el edificio a la formación de empleados, algo que continúa hasta hoy con este espacio abierto a otras empresas como lugar de congresos y reuniones», explica Enrique Ballesteros y subraya que el recinto de Saldañuela también se emplea para realizar campamentos de verano y otros eventos como bodas y otras celebraciones.En 1994 se hizo otra serie de reformas y en 2017 se colocó una cubierta acristalada sobre el patio que ha hecho ganar otro espacio útil a este edificio de la Fundación Caja de Burgos.

El balcón de la alcoba de doña Isabel, con vistas al sur. SANTI OTERO

El balcón de la alcoba de doña Isabel, con vistas al sur. SANTI OTERO

Además de levantar el palacio, doña Isabel mandó construir en la cercana Sarracín un monasterio para la Orden Trinitaria. En una de sus capillas fue sepultada junto a Pedro de Osorio y Velasco, sobrino y heredero de todos sus bienes en la vida oficial y uno de los hijos bastardos concebidos con el rey -junto a Bernardino- según otras fuentes. Los restos de ambos se movieron de sitio dentro de dicho convento y ahora permanecen en lo único que se conserva de él: la ermita del Cristo de los Buenos Temporales, sobre cuya puerta recibe a los visitantes el escudo de Isabel de Osorio, una mujer que será para siempre, a pesar de algunos, la dama de Saldañuela.

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