MÚSICA
El legado inmortal de José Manuel Fuentes: de Burgos a Cuba y a cualquier parte
El clarinetista Igor Urruchi aterrizará el 11 de febrero en el Teatro Apolo con ‘Palo tras palo’, concierto basado en la última colección del pintor mirandés
Dos décadas sin él. El tiempo pasa volando, pero la obra de todo gran artista perdura e incluso se engrandece. José Manuel Fuentes (Miranda de Ebro, 1955-2003) se fue demasiado pronto. El cáncer, maldita lotería, ganó la batalla. Pero no pudo, bajo ningún concepto, arrebatar la poderosa impronta de un luchador que supo plasmar sobre lienzo las más profundas y hermosas reflexiones sobre la vida, el amor o la (casi) siempre temida muerte.
Palo tras palo. Último episodio de un creador irrepetible con unos cuantos -y necesarios- homenajes póstumos en su haber. El más reciente, desde el 2 hasta el 27 de febrero, en la Casa de Cultura de Miranda. Pero no se trata de una exposición al uso. La huella de Fuentes, eterna en su ciudad natal, volará más alto si cabe, el sábado 11 de febrero en el Teatro Apolo, por el universo sonoro de un prolífico paisano, el clarinetista Igor Urruchi, y el compositor gallego Federico Mosquera.
Palo tras palo. Mucho más que arte pictórico. Música en su máxima expresión, «más allá de un concierto tradicional», en clave electrónica y con un espectacular montaje audiovisual a cargo del videoartista Juan Carlos Pérez con los textos, a voz en off, del dramaturgo Reinaldo Montero. Dos cubanos que despuntan, cada uno en lo suyo, entregados en cuerpo y alma al reconocimiento público del pintor burgalés tras empaparse de su obra a través de su amigo Urruchi.
Consiguió «dar forma» al sonido que tanto anhelaba para «interpretar lo que José Manuel quería expresar».
Quizá la historia de este sentido homenaje musical venga de lejos. Probablemente, se remonte a la infancia de Urruchi y los recuerdos que conserva de ese amigo de sus padres que era artista. A saber. En cualquier caso, el chispazo surgió gracias a Maite, esposa de Fuentes, tras una exposición en Aguilar de Campoo (Palencia) que el clarinetista no quiso perderse. Planteada la posibilidad de enriquecer con notas la filosofía vital que encierra Palo tras palo, la idea iría tomando forma poco tiempo después al otro lado del charco.
Andaba Urruchi por Cuba, que siempre le recibe con los brazos abiertos, sin quitarse el reto de la cabeza. Había visitado el estudio de Fuentes, recopilado material gráfico de su obra y asimilado su concepción de la existencia a través de la naturaleza, tan hermosa como cruel según le dé el aire. Logró captar «lo que sentía» el autor de esos cuadros que tanto le llamaban la atención y, poco a poco, consiguió «dar forma» al sonido que tanto anhelaba para «interpretar lo que José Manuel quería expresar».
Concebido, madurado y culminado, el concierto brilló con luz propia en abril del año pasado en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, poco después de que Urruchi debutase, como solista invitado, con la Orquesta Sinfónica de Cuba. Allí, desde tan imponente escenario, pudo comprobar «cómo el silencio va calando en el público, cómo se mete en la obra». La clave, a su juicio, reside en la «expresividad» de Palo tras palo. De principio a fin. En audio, en visual y en ambas facetas a la vez.
Urruchi volverá pronto a Cuba para afianzar «varios proyectos» pendientes de los que aún nada puede desvelar.
Salió Urruchi del Museo habanero con inmejorable sabor de boca. Agradecido por la recepción, por supuesto; pero también por la posibilidad de seguir estrechando lazos con un país repleto de «gente increíble» con «mucha creatividad». Lo sabía de antemano porque no era su primera vez en Cuba. Tampoco la última, ya que volará de nuevo el mes que viene para afianzar «varios proyectos» pendientes de los que aún nada puede desvelar.
Volviendo a Miranda, a su admirado José Manuel Fuentes, el clarinetista del Ebro confirma su intención de editar Palo tras palo en formato disco. La grabación, además, incluirá un vídeo de su paso por La Habana. Su objetivo, por encima de todo, es que la figura del artista que se marchó demasiado pronto brille con mayor intensidad, más lejos y con sonido propio. De ahí la vocación de continuidad de este concierto, puro corazón, que desprende energía, pasión y ganas de luchar a pesar de los palos que la vida, injustamente, nos pone a veces por delante.