El Correo de Burgos

PRESENTACIÓN LITERARIA

Primitivo Martínez, el requeté burgalés que fue testigo de una guerra «inútil»

El historiador pamplonés Luis Landa publica 'Desde las trincheras, con Primitivo', el diario inédito de un soldado requeté natural de la localidad burgalesa de Sordillos / Lo presenta este sábado en Padilla de Abajo

Primitivo Martínez Gallego, ataviado de militar en Pamplona. FAMILIA MARTÍNEZ CALVO

Primitivo Martínez Gallego, ataviado de militar en Pamplona. FAMILIA MARTÍNEZ CALVO

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«Isabel, la mujer de mi primo Carlos, es de Padilla de Abajo. Un día mi primo me comentó que Antonio, un vecino de Padilla, guardaba en su casa unos apuntes sobre la guerra, quinientas hojas escritas a máquina, que quizá me podían interesar», señala el historiador Luis Landa. Aquel mecanoescrito durmió en un cajón durante décadas como un secreto familiar. Sus hijos conocían su existencia y a veces lo leían para conocer una parte de la juventud de su padre: la que vivió entre morteros, cargas de munición, largas caminatas y tensas esperas bañadas en cansancio: los tres años de la Guerra Civil española. Esos papeles llegaron a manos de Landa hace dos años y, tras un largo trabajo de edición y transcripción, completó un volumen de 465 páginas y más de 300 fotografías que custodian el testimonio vivo de una época de sangre, muerte y silencio.

Este sábado, a partir de las 12 de mediodía en el Ayuntamiento de Padilla de Abajo, Landa presentará el libro Directo desde las trincheras, con Primitivo. El decisivo protagonismo de los requetés en el ‘Conflicto Español’ (1936-1939) acompañado por Ignacio Grajal Martín, alcalde de la localidad, y Antonio Martínez Calvo, hijo de Primitivo.

Luis Landa, autor del libro, junto a la portada y un retrato del matrimonio Martínez Calvo.

Luis Landa, autor del libro, junto a la portada y un retrato del matrimonio Martínez Calvo.

Luis Landa El Busto es escritor y profesor, licenciado en Geografía e Historia y diplomado Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid. Ha escrito varios libros sobre el antiguo Egipto, la historia de Navarra y el Camino de Santiago. Esta es la primera vez que se enfrenta a esta época de la historia de España en una de sus obras. «Revisé toda la documentación concienzudamente y estuve un tiempo pensando qué hacer con aquello. Finalmente, me decidí y la familia me envió a Pamplona los escritos y un montón de fotografías», explica Landa. «Tuve que organizarlo todo y pasar a ordenador los quinientos folios escritos por Primitivo ocho décadas antes, que fue un trabajo importante de cientos de horas. Además, he contextualizado la situación en la que vivió el protagonista con algunos textos».

Primitivo Martínez Gallego nació en 1914 en Sordillos, una localidad burgalesa cercana a Sasamón. Hizo el servicio militar en Pamplona en noviembre de 1935 y en julio de 1936 se alistó como voluntario en los Tercios de Requetés en la capital navarra. Los conocidos como ‘boinas rojas’ fue una organización política y paramilitar carlista - tradicionalista que luchó junto al bando sublevado en la Guerra Civil. «Primitivo hizo muchos amigos requetés en la ‘mili’ y se unió a ellos. Los requetés reivindicaban la vuelta del rey... “Dios, patria y rey”, que decían los carlistas. Llegaron a unirse unos 60.000 requetés en la Guerra Civil y creo que gracias a ellos Franco ganó la contienda. Salieron victoriosos en los años 1936 y 1937 por todo el frente del norte y pudieron seguir avanzando hacia otros territorios», señala Landa e indica que Martínez Gallego estuvo más tarde en batallas acaecidas en Guadalajara, Teruel, Belchite, el Ebro, Cataluña y, finalmente, Madrid.

«Primitivo habla de los lugares por los que pasaban, dónde instalaban el campamento, cómo a veces dormían entre pulgas o sobre la nieve... Hay momentos estremecedores cuando escribe sobre la alimentación ...»

«Padeció muchas enfermedades durante la guerra, pero salió adelante. Acabó la contienda como sargento y le ofrecieron seguir en el ejército. Pero prefirió volver a Burgos y dedicarse a labores agrícolas». Con muchos recuerdos y un montón de vivencias transcritas en papel en la maleta, Primitivo Martínez regresó a su tierra y se casó con Licinia Calvo González en Padilla de Abajo en 1939. Tuvo cinco hijos y fue alcalde de la localidad durante 23 años. «Su familia también guarda una docena de cuadernos manuscritos sobre su actividad como regidor, donde anota todo lo que compraba el ayuntamiento, gastos... Era un hombre muy detallista». Falleció en 1995 a los 81 años.

A pie de trinchera

En el campo de batalla tenía importantes responsabilidades. Martínez Gallego fue jefe de ametralladoras y jefe de morteros. En sus textos narra muchas penurias vividas en el frente, pero también recapacita sobre la condición humana en una experiencia tan hostil. «Primitivo repite muchas veces que no le gustaba la guerra y su inutilidad. Aquello era una pelea entre hermanos, entre vecinos, entre gentes de pueblos cercanos... algo que para él era terrible. Por su posición tenía que bombardear edificios e instalaciones enemigas, pero le dolía atentar contra las personas. Hasta cierto punto, sus escritos eran un monumento a los muertos», expone Landa.

Hijos de Primitivo Martínez: Inmaculada, Paqui (esposa de Antonio), Antonio y José Luis. FAMILIA MARTÍNEZ CALVO

Hijos de Primitivo Martínez: Inmaculada, Paqui (esposa de Antonio), Antonio y José Luis. FAMILIA MARTÍNEZ CALVO

Primitivo escribió estos textos en forma de diario. Cada noche, o muchas de ellas, mientras los demás descansaban y apenas se oía el ulular del viento, el ladrido de algún perro y alguna bala perdida, este militar se sentaba ante la máquina de escribir para relatar los lances sucedidos durante aquella jornada y las reflexiones que embestían su cabeza mientras se intentaba calentar las manos infructuosamente. «Habla de los lugares por los que pasaban, dónde instalaban el campamento, cómo a veces dormían entre pulgas o sobre la nieve... Hay momentos estremecedores cuando escribe sobre la alimentación y cómo cogían gallinas o conejos de los pueblos que habían quedado deshabitados tras la batalla. O la vida que les daba comer latas de sardinas en conserva», subraya el autor de Directo desde las trincheras, con Primitivo.

La fe católica impregnaba todos los actos de la vida de Martínez Gallego. Nació en una familia muy religiosa que rezaba a diario el rosario, costumbre que llevó al entorno castrense obligando a los soldados que estaban a su mando a rezar los quince misterios de Jesucristo y la Virgen al final de cada jornada. «Imagina esos chicos, tras un día de fatiga caminando con ese calzado malo, con hambre... Los requetés eran muy creyentes y aceptaban el rosario de su sargento sin rechistar», indica Landa.  

«Primitivo padeció muchas enfermedades durante la guerra, pero salió adelante. Acabó la contienda como sargento y le ofrecieron seguir en el ejército. Pero prefirió volver a Burgos y dedicarse a labores agrícolas»

El autor señala que es consciente que se han escrito miles de libros sobre la Guerra Civil española, pero acentúa sobre el carácter insólito de esta publicación. «Estos textos son inéditos y fueron escritos a pie de trinchera, lo que hace que sea un testimonio vivo y muy directo. Es un diario y por eso es muy minucioso, no está escrito años después desde el recuerdo» explica. «Y otra de las sorpresas que me ha traído estos papeles es lo bien que escribía Primitivo. Su formación se limitó a la escuela, pero debía de gustarle leer... Se aprecia cierto gusto por el lenguaje y la construcción de las frases. Incluso a mí me parecen largas, con demasiadas subordinadas», asevera.

Seguro que este sábado muchos habitantes de Padilla de Abajo y de pueblos de alrededor acuden al acto de presentación del libro de Luis Landa para recordar a su antiguo alcalde y volver a una etapa dura y difícil de nuestra historia, que no por lejana hay que olvidar. «Quedan todos invitados», concluye el escritor.

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