Tchaikovsky y Gounod se van de fiesta con la Joven Orquesta Sinfónica de Burgos

Diez velas sobre la tarta y las que quedan por soplar. La Joven Orquesta Sinfónica de Burgos (JOSBu) vino para quedarse. Mucho ha llovido desde aquellos comienzos «un poco duros» aunque el tiempo haya pasado volando. Y con el pretexto de ese aniversario digno de celebrar con orgullo, la agrupación volvía a «casa», a su querido Teatro Principal,  con las Variaciones sobre un tema rococó de Tchaikovsky y la Sinfonía número 1 en Re mayor de Gounod. Como invitado, en calidad de solista, Miguel Díez ponía su violonchelo a disposición de su querido amigo Pedro Bartolomé.

«Es maravilloso volver a hacer música otra vez con Miguel», confesaba el director nada más acabar el último ensayo antes de la función que abre el calendario de conciertos de la JOSBu en 2023. Para la ocasión, la orquesta se decantó por una «pieza increíblemente bonita» del maestro ruso que el público siempre disfruta «a raudales» y una obra que «desgraciadamente es una gran desconocida para el público en general».  Abierta la veda, se avecina un ejercicio repleto de apasionantes compromisos y el firme objetivo de seguir impulsando «proyectos globales».

Tras esta primera y ansiada toma de contacto con el 10 a la espalda, Bartolomé espera con ganas el «emblemático» concierto que tendrá lugar en el Principal el próximo 23 de abril. No por el Día de Castilla y León, que también cuenta, sino por la interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven a través de la versión de Pedro Halffter, en colaboración con el Coro Interludio y la Sociedad Filarmónica de Burgos, que «no tiene nada que envidiar a la original». La cita, apunta el director, supondrá un «punto de inflexión» porque se trata de una obra «impresionante».

«Es algo muy curioso ver cómo congenian el rap, el punk o el metal con la orquesta»

Tampoco pierde de vista Bartolomé el prometedor reto del 25 aniversario de la Asociación Párkinson Burgos. El 10 de junio, la JOSBu compartirá escenario con múltiples «talentos burgaleses». La M.O.D.A., Fetén Fetén, Lobocordero, Eslabon, Ana Maes,... «Ya estamos haciendo los arreglos y es algo muy curioso ver cómo congenian el rap, el punk o el metal con la orquesta», confiesa entusiasmado a la par que convencido de que esta «buena combinación», que ya rondaba por su mente «antes de la pandemia», puede resultar sumamente «beneficiosa para ambas partes».

Entretanto, Bartolomé afronta con ganas el regreso, con «más fuerza que nunca», de la Temporada Lírica de Burgos. Para empezar, allá por las fiestas de San Pedro, nada mejor que la ópera Pagliacci. También habrá espacio, como es menester, para la zarzuela poniendo el foco sobre maestros de la casa como Rafael Calleja.

Al margen de la JOSBu, este joven y prometedor director burgalés continúa dando «pasos muy grandes» en el mundillo. Sus recientes debuts en la temporada 100 del Teatro Real de Madrid y en el Abao Bilbao Ópera no son fruto de la casualidad. Y aunque sabe que «es muy difícil que le den una oportunidad a alguien joven de dirigir una ópera», lo asume con humildad y ganas de seguir «aprendiendo». Dentro y fuera de España, donde cada vez se le reclama más, bajo la estela de «referentes mundiales» a los que admira como los italianos Ricardo Frizza o Nicola Luisotti.