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Literatura

José Ignacio García: «La palabra es una joya que hay que tratar con precisión de orfebre»

El escritor y crítico literario presenta este martes 7 de marzo el libro de relatos ‘La memoria de los crisantemos’ (Castilla Ediciones) en la Sala Polisón del Teatro Principal a partir de las 19.30 horas

El escritor José Ignacio García, con un ejemplar de 'La memoria de los crisantemos'.ISABEL ALONSO RODRÍGUEZ

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Burgos

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Conversar con José Ignacio García es un viaje en góndola por la literatura. Un paseo tranquilo donde no se mira el reloj, sólo se contempla con simpatía, sorpresa y hasta incredulidad el macuto de anécdotas que, como callejuelas venecianas, vas descubriendo a lo largo de la charla. Todas versan en torno a su oficio, la literatura, que diversifica en varios empeños como la escritura, la crítica literaria, la organización de eventos, la participación en jurados y esa labor de quehaceres tan difusos denominada ‘animador cultural’.

García visita este martes la capital burgalesa como escritor y atraca junto al Cid una barca llena de libros y muchas ganas de encontrarse con los lectores. A partir de las 19.30 horas, en la Sala Polisón del Teatro Principal, el autor presentará su última obra, 'La memoria de los crisantemos y otros cuentos de Navidad', publicado por Castilla Ediciones, volumen que ha servido al escritor «nacido por casualidad en San Sebastián, que ha vivido en León y ahora lo hace en la provincia de Valladolid» para celebrar sus 25 años en la literatura compilando algunos de sus mejores cuentos que, de una forma u otra, tienen que ver con esas semanas del año llenas de regalos soñados, recuerdos más tristes que alegres y una nostalgia con sabor a turrón.

La buena relación del autor de Algunas historias no sirven para escribir canciones de amor con estas fechas del calendario viene de lejos. Desde 2009 capitanea el proyecto Contamos la Navidad, creado «con el afán de fomentar el amor a la lectura de manera gratuita por Navidad, una aventura cultural que ha superado los 125.000 ejemplares de tirada en sus trece ediciones consecutivas, en las que han participado de forma totalmente altruista más de 450 grandes escritores, pintores, fotógrafos e ilustradores del panorama nacional», apuntan desde el proyecto.

'La memoria de los crisantemos' es la última obra de José Ignacio García. ECB

«La idea de este libro partió del editor, José Antonio Rodríguez Lozano. Hablamos mucho [García dirige la colección Cuentenario Narrativa del sello vallisoletano] y a mediados del año pasado me lo propuso», señala. De los 25 relatos que componen La memoria de los crisantemos, 19 se han publicado anteriormente en antologías u otros libros y 6 son inéditos para la ocasión. «Algunos de los antiguos los he corregido estilísticamente o incluso dado una vuelta, como es La nevada. El escritor de hoy no entiende cómo el José Ignacio de antes escribió ese cuento así», ríe.

Dos excelentes relatos son, precisamente, los que abren y cierran el libro. La trama de 'La vecina del pezón tímido' tiene como epicentro un rellano de un bloque de pisos donde, a través de cierta intriga y un baño de cruda realidad social, vamos conociendo los romances de sus personajes. 'La memoria de los crisantemos' habla de la muerte y la literatura, del precio de la verdad y del valor de la gloria. Un relato -que homenajea al escritor vigués Domingo Villar, fallecido en 2022- de gran virtuosismo narrativo que ejerce como gran cierre a este volumen que, como comenta Santiago Redondo Vega en el prólogo, «ofrece desde la prerrogativa literaria de la ficción, una radiografía plenamente real del mundo en que vivimos. Todo un impagable compendio de sentimientos y pasiones –altas y bajas– que contribuyen a identificar al ser humano como un tiovivo de incongruencias».

El crítico, el escritor

José Ignacio García pasa continuamente de un lado del espejo al otro. A su galardonada labor como escritor -con premios como el José González Torices, Café Compás, Internacional de Guardo, Luis Pastrana, Mazzantini, Cuentos Navideños de Navalmoral de la Mata o el Premio Miguel Delibes de Narrativa por su libro de relatos 'Entre el porvenir y la nada'-, se añade su reconocida tarea como crítico literario en las páginas de ABC Castilla y León y La Nueva Crónica de León. Es ‘vox populi’ en el ambiente literario que todos los autores de la comunidad -y más allá- quieren aparecer en las reseñas de García dada la pulcritud de sus comentarios y porque habitualmente escribe sobre libros que le gustan, y eso ya es un valor.

José Ignacio García, en una reciente presentación en Salamanca. ECB

«Ser escritor y a la vez crítico literario me condiciona y juega en mi contra con la opinión de otros... Hay personas que no admiten que sea las dos cosas, cuando ambas profesiones viven de la palabra y deben dar la precisión que la escritura merece ya sea en la creación pura como en la valoración de una obra. Yo me considero escritor escribiendo mis cuentos, escribiendo mis reseñas y escribiendo el programa de cualquier aventura cultural que emprenda... Reconozco que a veces me cuesta ponerme en ‘modo escritor’ o en ‘modo crítico’, pero es mi trabajo y lo hago con toda la honestidad posible», asevera.

García es uno de los mejores conocedores de la literatura de Castilla y León. En 2020 coordinó la antología Cuentos pendientes. 43 voces del cuento castellano y leonés del siglo XXI (Castilla Ediciones), donde hizo una detallada radiografía de las letras de la región a través de sus mejores plumas. «Hay grandísimos escritores en Castilla y León. Es verdad que por la visibilidad que tiene Madrid, son más conocidos los que viven allí. Pero hay unos cuantos que residen en la comunidad, autores magníficos, que deberían ser más conocidos y leídos por sus paisanos», señala José Ignacio García y destaca al zamorano Tomás Sánchez Santiago y al burgalés José Antonio Abella como «dos escritores descomunales además de grandísimas personas».

Respeto por la palabra

La relación de García con la literatura es apasionada, jubilosa y desenfrenada, tanto para hablar maravillas de un texto bien escrito como para enfadarse con uno que considera flotar en la mediocridad. Sus razonamientos son largas mantas donde abrigarse y la vehemencia de su conversación engrandece la libertad de sus opiniones. Aunque admite que eso le ha conllevado algún problema inesperado -o no tanto-  en este mundo de las letras donde las navajas también se afilan con los primeros rayos de sol.

Este cuarto de siglo delante del escritorio le ha regalado a José Ignacio García una efeméride para echar la vista atrás, limpiar el retrovisor de los años y ver las estelas dejadas  por su góndola en el canal de la vida. «Yo escribí un cuento en 1997 ['Una esperada llamada inesperada'], lo mandé a un concurso y lo gané. Si no me hubiera llevado ese premio, seguramente no me habría dedicado a la literatura, era muy competitivo en aquellos tiempos y lo de perder... Me gusta pensar que el destino me ha dado determinados empujones para llegar hasta donde estoy, desde darme premios cuando pensaba que mi carrera literaria estaba bastante apagada hasta un par de achuchones a mi salud que casi me cuestan la vida. Miro hacia atrás y veo que hay un empeño firme con la palabra, con contar historias y con tener un gran respeto por los lectores. Y ese compromiso cada día es más fuerte y estoy orgulloso de ello», admite.

«Sea del género que sea, de un estilo u otro, toda persona que escriba bien me va a tener de su parte, me gusten más o menos sus historias. Lo que no soporto es la palabra mal empleada... la palabra es una joya que hay que tratar con precisión de orfebre. Y el que no la emplee así no es escritor», concluye José Ignacio García que, con el acto de este martes, suma más de treinta presentaciones a lo largo de la geografía española en las últimas semanas. Sus crisantemos no paran de florecer más allá de la Navidad que, de una forma u otra, viste con su telón de fondo los 25 relatos de este soberbio libro.