El Correo de Burgos

Un día con el Orfeón Burgalés infantil. Coplas y canciones de Disney para educar la voz

La agrupación supera los 50 con buena salud. 35 voces moldean su voz bajo la batuta de una de las primeras integrantes de la formación. Participarán a finales de mayo en la iniciativa ‘Burgos enCanto’

El Orfeón Burgalés Infantil ensaya cada sábado en las instalaciones de la agrupación que cumple este 2023 130 años.

El Orfeón Burgalés Infantil ensaya cada sábado en las instalaciones de la agrupación que cumple este 2023 130 años.Santiago Otero

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El Orfeón Burgalés creó la división infantil hace 51 años. Entonces la necesidad de garantizar el relevo y de unir a familias completas en torno a la música ayudaron a crear un grupo por el que «han pasado cientos, por no decir miles, de voces infantiles», explica la directora de la agrupación infantil y juvenil, Ana Isabel Ayala. Ella fue uno de los integrantes de esas primera agrupación infantil de cuya primera actuación cuelga una imagen en blanco y negro en la sala de ensayos de la calle San Lorenzo.

Entonces la cifra de niños era alta, ahora se ha abogado por dividir en dos la agrupación con una formación infantil y otra juvenil que se creó en 2018. Muchos, como la propia Ayala, han pasado a la división de adultos, una agrupación coral con mucha historia. Está entre las más antiguas del país. «Prácticamente todos los que están y se mantienen en el infantil pasan al juvenil, el problema llega cuando van a la universidad, el acceso laboral que a veces les obliga a irse y muchos lo dejan, aunque todos procuran mantener el contacto», explica la directora y encargada de crear vocaciones.

Tras los difíciles momentos de la pandemia, el grupo ha alcanzado estabilidad. Son 35 voces infantiles las que cada sábado se reúnen en la sede del Orfeón Burgalés. El trabajo que realizan consiste en ejercicios de técnica vocal, preparar el cuerpo y la voz con ejercicios adaptados a sus edades. Después llega el aprendizaje de piezas. «Cada día procuramos tocar entre tres o cuatro piezas distintas para que no se cansen». En el repertorio no hay tanta música religiosa como entre los mayores, y sí muchas adaptaciones para implicarles. 

El Orfeón Burgalés Infantil ha sumado 18 nuevas voces.

El Orfeón Burgalés Infantil ha sumado 18 nuevas voces.Santiago Otero

Así que trabajan canciones relacionadas con el cine, la pieza de música de La Bella y la Bestia, la canción Reflejo de Mulán o Castillo de Cristal. «Son piezas adaptadas a las voces infantiles en cuanto a temática y en cuanto a tesitura de voz porque el día a día tiene que ser motivador a tope», explica la directora.

Aunque hay canciones tradicionales que son las piezas que más gustan. Cuando se les pregunta a ellos lanzan ‘Echen coplas’, ante el desconocimiento de quien les visita arrancan a cantar en un momento. ‘Echen coplas compañeros, que a mi no me han de espantar...’. «Yo llevo desde 2008 y lo que veo es que se forma un grupo muy solidario, aquí no necesitamos a nadie que destaque, sino que todo el mundo trabaja, colabora y aporta y entre ellos se ayudan», explica.

El compañerismo es una de las enseñanzas que les aporta y hay muchas que van mas alla de educar la voz. «La música coral les aporta mucha atención, mucha concentración, disciplina, saber estar y afrontar una exposición ante el público y se forman grupos de amistad».

Ellos esperan al sábado para empezar a cantar y fundir unas voces con otras para crear una canción única. Y es de todo menos aburrido. «Me gusta mucho venir los sábados, todo lo que hacemos está bien y me lo paso bien», explica Asier. Para Lucía, que como Asier empezó este año, «me gusta venir los sábados, me cuesta coordinar la voz, intento copiar y al final sale». La gran mayoría acuden a clases de música entre semana ya sea en escuelas de música o en el Conservatorio. Un clarinetista, pianistas, las hay que se atreven con el chelo... Clara es una de ellas. Lleva desde 4º de Primaria acudiendo los sábados a ensayar «seis años llevo y bien». En su mente está la música como profesión «me gustaría dedicarme no sé si expresamente a ser cantante pero sí a algo relacionado con la música», explica. Cuatro años también lleva Daniel con la idea fija de pasar al coro de mayores «me gusta cantar porque me evado de todo».

Cada sábado afrontan retos porque «entonar a veces nos cuesta», reconoce Darío. Todos saben que en nada volverán a pisar el escenario. Esta vez en el más imponente de Burgos, el Fórum Evolución, dentro del II Encuentro de Coros Escolares Infantiles y Juveniles ‘Burgos enCanto’. «Cuando vas a subir al escenario al principio estás muy nervioso, piensas que te va a salir mal, que se te va a olvidar... Pero al final te diviertes y cuando acabas estás genial», explica Martina.

En el encuentro participaran, ademas del Orfeón Infantil, otras 14 agrupaciones de otras colares y también de colegios con grupo coral. Será una jornada de encuentro y formación con el director y compositor Josu Elberdin, y la presentación en el Fórum de todo lo aprendido el sábado 27 de mayo a las 19.30.

Más allá de la provincia sorprende la variedad de agrupaciones corales en Burgos. Muchos dicen que el esfuerzo de Antonio José, que fue director artístico del Orfeón Burgalés, por acercar la música coral a todos los estratos sociales fue el germen de la riqueza de hoy. La Asociación de Maestros de Música de Burgos recogen esa herencia y trabajan en red para que, en cuanto escuchan voces reseñables en los colegios, puedan acudir a ampliar esa educación musical en las agrupaciones infantiles. 

Es la razón por la que este año el Orfeón infantil se ha visto nutrido con prácticamente la mitad de sus integrantes. «Este año tengo muchos niños nuevos, 18, ha sido algo inesperado y gracias al trabajo de dos compañeras que en su colegio hablaron del coro, animaron a los niños a venir...» explica Ayala. La mayor parte de las nuevas incorporaciones proceden de Solar del Cid y del Francisco de Vitoria. El objetivo es que no se pierda una tradición musical que ha situado a Burgos como una de las ciudades con mayor tradición en agrupaciones corales.

Primera actuación del Orfeón Burgalés infantil hace 51 años.

Primera actuación del Orfeón Burgalés infantil hace 51 años.ECB

Para incorporarse a una agrupación como la sección infantil del Orfeón Burgalés hay que tener al menos ocho años. «Suelen entran en tercero de Primaria porque es una edad en la que vocalmente están mas preparados y auditivamente pueden aprender canciones largas y de mayor repertorio», explica. Se mantienen en este coro infantil hasta los 14 años, cursando segundo de la ESO. «En ese momento establecemos el paso al coro juvenil que empezó en 2018 cuando teníamos 60 niños que empezaban desde primaria a universitarios y estaba muy desajustado, con gustos e intereses muy dispares y creamos la agrupación juvenil», explica Ayala que también dirige al grupo de los jóvenes.

Entre el grupo de 34 niños y niñas hay muchas voces masculinas. Algo que, como en muchas disciplinas artísticas, es difícil de atraer. Sumar 18 nuevas voces ha permitido recuperar lo perdido durante la pandemia. «Nunca vimos nada igual, tuvimos la suerte que gracias a Cipriano Santidrián el Ayuntamiento nos cedió una sala de 100 metros cuadrados en la antigua Estación, con mascarilla, ventilación y distancia pudimos preparar los ensayos pero muchos no continuaron, es compresible había miedo, y nos quedamos con 20, el grupo infantil pego un bajón tremendo», recuerda.

Pasado ese mal trago todo ha vuelto a la normalidad y con fuerzas renovadas cada día el pequeño auditorio de la sala de ensayos de Orfeón vuelve a contar con las voces blancas que, como hace 50 años, sienten pasión por la música.

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