Cerrar

Literatura

El miedo y la vida gris de la posguerra española

El escritor Ignacio Martínez de Pisón presenta este miércoles 7 de junio su última novela, ‘Castillos de fuego’ (Seix Barral), en el salón de actos de la Fundación Círculo en la plaza de España a partir de las 20 horas

Ignacio Martínez Pisón presenta en Burgos 'Castillos de fuego'.MARGA CRUZ

Publicado por
Burgos

Creado:

Actualizado:

El pasado febrero, tras la resaca del maremágnum de novedades otoñales que llegó a las librerías de cara a las navidades, arribó la nueva novela de Ignacio Martínez de Pisón (Zaragoza, 1960), Castillos de fuego. En los avances que fue lanzando Seix Barral prometía una obra importante, tanto en forma y fondo, 700 páginas donde cabe «una época de reconstrucción en la que la guerra ha acabado sólo para algunos pero en la que nadie está a salvo, ni los que se alzaron a los pies del dictador ni lo que lucharon por derrocarlo». Dudo que haya algún lector que, tras sumergirse durante varias jornadas en esta obra, salga al mundo sin afirmar lo dicho, que esta es una de las novelas del autor aragonés que serán más recordadas en un futuro.

Este miércoles, en el salón de actos de la Fundación Círculo de plaza de España y dentro de la programación de Círculo Creativo, Martínez de Pisón hablará con los lectores burgaleses de Castillos de fuego y del resto de su obra a partir de las 20 horas en un acto con entrada libre hasta completar el aforo y realizado en colaboración con la librería Luz y Vida.

Las 700 páginas de 'Castillos de fuego' se leen con voracidad a través de un tejido de escenas cortas muy dialogadas que se disfrutan con pasión y asombro mientras contemplamos las legañas de una guerra que dejó miles de ojos vacíos, muchas vidas rotas y todas las esperanzas muertas.

«Ignacio Martínez de Pisón es definitivamente el novelista español en activo que con más seriedad, profundidad y talento anda reconstruyendo diferentes momentos de la historia española reciente», apuntó en su crítica Juan Marqués en la revista La Lectura de El Mundo. Títulos tan exitosos como Carreteras secundarias, Derecho natural, El día de mañana o La buena reputación -Premio Nacional de Narrativa de 2015- dan fe de ello.

Fauna madrileña

En Castillos de fuego, el escritor narra a través de cinco ‘libros’ la historia de varios personajes que entrecruzan sus vidas en el Madrid de la posguerra, entre los años 1939 y 1945. Aunque algunos críticos y lectores han encontrado ciertas similitudes a La colmena de Camilo José Cela, Martínez de Pisón señala que su mayor inspiración ha sido Benito Pérez Galdós y esos monumentales frescos narrativos que plasmó en clásicos de nuestras letras como Misericordia, Miau o Fortunata y Jacinta.

El autor de Fin de temporada navega con mirada realista sobre el mar de asfalto y tierra del Madrid que dejó la contienda, alejándose del blanco y negro maniqueísta para palpar el océano de grises que inunda esas vidas que sufrían, soñaban y tenían miedo. Mucho miedo.

Martínez de Pisón recorre las calles como si filmara aquel Madrid con una cámara al hombro, siguiendo a los distintos protagonistas en su devenir diario.

Valentín, que perteneció a las juventudes comunistas pero hará todo lo posible por sepultar ese pasado tras la guerra; Basilio, un profesor de Derecho depurado; su hija Gloria, una joven que intentará abrirse paso en ese Madrid semiderruido por las bombas; Eloy, amigo de Gloria y hermano de Bernabé -un condenado a muerte por la dictadura- que acabará luchando contra el régimen en los maquis; Cristina, hermana de Eloy, que aspira a una vida normal pero es consciente de que es un imposible; Alicia, taquillera de un cine que marchará al pueblo tras quedarse embarazada y regresará para acabar saliendo adelante de la peor manera; Revilla, un encargado de la Comisión Administradora de Bienes Inmuebles que terminará quedándose con enseres confiscados a represaliados... Estos personajes y muchos ‘secundarios’ más -obreros, estraperlistas, prostitutas, chivatos, falangistas, indigentes, presos, burgueses, etc.- completan la fauna de esta dehesa mesetaria de cenizas, gasógeno y hormigón.

Martínez de Pisón y la portada de su última novela.IVÁN GIMÉNEZ

A ellos se unen personajes reales como Dionisio Ridruejo, los dirigentes comunistas Jesús Monzón, Gabriel León Trilla y Dolores Ibárruri o el mismísimo cadáver de José Antonio Primo de Rivera, cuyo traslado a El Escorial da inicio a la novela.

Madrid, sitio y mapa

Uno de los puntos fuertes de Castillos de fuego es la brillante reconstrucción de la capital madrileña en aquellos primeros años de posguerra. La gran cantidad de documentación que ha pasado por el escritorio de Martínez de Pisón -siempre al servicio de la historia, no como excusa ni como tratado ensayístico- se revela en cada página: objetos, costumbres, olores y sabores, canciones y películas, expresiones populares y esos personajes reales que nos regalan un cameo... todo incrustado en unas calles siempre en movimiento que el autor recorre como si filmara aquel Madrid con una cámara al hombro, siguiendo a los distintos protagonistas en su devenir diario por rúas polvorientas, porterías de voz queda, lupanares poco ventilados, cárceles atestadas, iglesias colmadas de creyentes y descreídos, buhardillas clandestinas, cines con olor a Zotal... y hasta el monte, donde se escondían los maquis esperando su momento de actuar.

Que no asuste a nadie el grosor del volumen. Las 700 páginas de Castillos de fuego se leen con voracidad a través de un tejido de escenas cortas muy dialogadas que se disfrutan con pasión y asombro mientras contemplamos las legañas de una guerra que dejó miles de ojos vacíos, muchas vidas rotas y todas las esperanzas muertas. Martínez de Pisón, como ya hizo en anteriores obras como Enterrar a los muertos o Dientes de leche, radiografía estos durísimos años con una mirada que observa, narra y no juzga a unos personajes que pululan por un Madrid gris y humeante, donde el eco de las bombas persiste y siempre hay un lobo tras la puerta.