Literatura
Joaquín Pérez Azaústre: «Se ha creado un enfrentamiento entre los hermanos Machado que no existió»
El escritor cordobés presenta este jueves en el Salón Rojo del Teatro Principal ‘El querido hermano’, Premio Málaga de Novela. La cita, a las 20 horas
«Estoy muy contento por el recibimiento que está teniendo la novela, tanto por la crítica como por los lectores», apunta Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976). El escritor ha comenzado hace pocas fechas a presentar y firmar en diversos actos El querido hermano (Galaxia Gutenberg), obra que fue galardonada con el Premio Málaga de Novela en su última edición. Este jueves, a partir de las 20 horas, el poeta y novelista la presentará en el Salón Rojo del Teatro Principal en un acto organizado por la Institución Fernán González en colaboración con la Asociación Provincial de Libreros.
Pérez Azaústre está muy ilusionado con la presentación de su libro en Burgos. «Es el lugar donde suceden muchos de los pasajes de la novela: la vida de Manuel Machado y su mujer en la pensión Filomena, su relación con José María Pemán, los días que pasó encarcelado a finales de septiembre de 1936 y que marcaron al poeta...», advierte.
El querido hermano narra la estancia del poeta en Burgos durante los años de la Guerra Civil y el trayecto hasta Colliure para visitar la tumba de su hermano Antonio. A lo largo de esos kilómetros en un imponente Bugatti Type 57, Manuel y su esposa Eulalia viajarán con la mirada sombría por la tristeza y turbia por el humo de los cigarrillos del poeta, con una España que sangra y muere tras los fríos cristales del automóvil y la compañía distante de un chófer, Raúl, que será el gran protagonista de ficción de esta aventura, «un huérfano que entra en la Falange para construirse una identidad. Al conocer a Manuel, accede a otro lugar de sutilezas y acaban entablando algo parecido a una amistad».
Durante décadas se ha manoseado la relación entre Manuel y Antonio Machado para simbolizar la Guerra Civil, los dos bandos de un país que venía herido e ideológicamente muy polarizado tras el reinado del Alfonso XIII, la dictadura de Miguel Primo de Rivera y los diversos gobiernos de la II República. «Se ha creado un enfrentamiento entre los hermanos que no existió... Comprendo y entiendo las posiciones ideológicas que pueda tener cada una persona, las comparta mucho, poco o nada. Pero luego la vida tiene un factor humano que es mucho más complejo, rico, profundo y solidario que la etiqueta o el carné entre los dientes», indica. «Ambos eran republicanos y fueron protagonistas de dos episodios muy simbólicos: Antonio izó la bandera tricolor en el Ayuntamiento de Segovia el 14 de abril de 1931 y Manuel, el 26 de abril de 1931, leyó en el Ateneo de Madrid el himno Canto rural a la República Española que tenía música de Óscar Esplá. Los dos celebraron la llegada de la República, cierto es que luego Manuel se distanció más porque vio ciertos riesgos en la extrema izquierda».
Rastreando a los Machado
Para escribir esta novela, el autor de Atocha 55 ha estado estudiando el universo vital y literario de los hermanos sevillanos durante años. «Antonio Machado siempre ha estado en mi vida. Desde mi infancia, ya en la escuela, forma parte de lo que para mí es la poesía. Más tarde, en la adolescencia, se amplía con García Lorca y luego con muchísimos más autores», señala. «Cuando supe del viaje de Manuel hasta Colliure, advertí que ahí había algo muy poderoso. Porque lo podría haber evitado, lo que no significa que el duelo fuera menor... Recuerdo que, cuando publiqué en 2004 mi novela América, ya comenté la idea con Pere Gimferrer. Él me animó, pero ambos convenimos que yo era muy joven todavía para escribir esta historia... Con los años fui leyendo muchos libros y estudios machadianos. Luego recibí la beca Leonardo de la Fundación BBVA en 2018, lo que me permitió visitar la Biblioteca Nacional y otros archivos de Madrid. Esta documentación que reuní me posibilitó imprimir una carga de verosimilitud grande en la novela para que las partes que son imaginadas tuvieran el mayor pacto de credibilidad con el lector».
En El querido hermano muchos descubrirán a un Manuel desconocido, un hombre que era más allá de ese familiar de Antonio Machado que también escribía y apenas gozaba de tres líneas en los libros de texto escolares para recordar las obras teatrales escritas entre ambos y algún poemario olvidado. «En la novela, vamos a ver un hombre que es mucho más que el compañero circunstancial, por su hermandad sanguínea, de Antonio. Además de poeta noctámbulo, modernista, el poeta del flamenco, tiene también un alma muy honda donde conecta con su hermano. Es un escritor con muchas aristas, que vive su propio proceso desde ese modernismo simbolista ‘parisién’ inicial hasta su definitiva entrega al catolicismo en Burgos refugiado en su mujer Eulalia, que era muy creyente, y en la amistad con el sacerdote Bonifacio Zamora», destaca. «Era un poeta radicalmente moderno, en contra de lo que él mismo pensaba, que influyó en la obra de escritores como Jaime Gil de Biedma y otros autores de la Escuela de Barcelona, aunque estos por cuestiones políticas siempre auparon más arriba a Antonio».
Durante el viaje hacia Colliure que relata El querido hermano, Manuel Machado recupera entre volutas de humo algunos recuerdos que han marcado a fuego su existencia: la estancia en París a finales del siglo XIX junto a su hermano Antonio, cuando conocen a Rubén Darío u Oscar Wilde, o la lectura de su ingreso en la RAE el 19 de febrero de 1938 en el Palacio de San Telmo de San Sebastián. «Dio un discurso [titulado Semi-ficción y probabilidad] en el alambre, porque puso en valor todo su pasado y citando a su hermano Antonio, que era un emblema de la España republicana [en ese momento vivía en Rocafort, Valencia]. Tuvo que ser algo increíble... El régimen lo celebró, pero también tuvo sus críticos, aquellos que se dieron cuenta de que Manuel estaba poniendo mucho énfasis en ese mundo simbolista y sensual que nada tenía que ver con la moral que adoptó el régimen».
Una familia rota
Cuando Manuel Machado y su esposa quedaron atrapados en Burgos desde el 18 de julio de 1936 hasta el final de la guerra, varios lazos de su red familiar se rompieron para siempre. Y el dolor que ese vacío creado cada vez fue más hondo. «Manuel no volvió a ver con vida a su hermano Antonio ni a su madre, Ana Ruiz. En Colliure será la última vez que vea a su hermano José, que luego marcha al exilio chileno con su hermano Joaquín y tampoco volverá a estar con ellos. Sólo se reencontrará con Francisco... Cuando muere Antonio se produce una fractura terrorífica para Manuel, porque muere ‘su otra mitad’. Pero también pierde a toda su familia», asevera el escritor.
Pérez Azaústre es un poeta de renombre, que tiene en su haber premios como el Adonáis, el Gil de Biedma o el Loewe. El terreno de juego daba para ello, pero ha huido de eso que llaman la ‘prosa poética’ en este libro. «He intentado, tanto en esta novela como en la anterior sobre Manolete [La larga noche], que la narración sea directa y limpia», apunta. «He aspirado a tomar una fotografía nítida de este momento de la vida de los Machado... Porque la poesía está en la emoción, no en las palabras más o menos bellas que yo pueda incluir en una frase», concluye Joaquín Pérez Azaústre que, con El querido hermano, ha firmado una novela excepcional, llena de humanidad y gran literatura.