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Literatura

«Los autores marginados por la edad y las editoriales somos los más necesitados de un premio»

El autor, escultor y médico burgalés José Antonio Abella recibió en la pasada Feria del Libro de la capital pucelana el Premio Ateneo - Ciudad de Valladolid de Novela por ‘El corazón del cíclope’, obra que también firmó recientemente en las ferias de Burgos y Madrid.

José Antonio Abella, con un ejemplar de 'El corazón del cíclope'.SANTI OTERO

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Burgos

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Cualquier momento vivido al lado de José Antonio Abella (Burgos, 1956) siempre es excepcional y único. Su profunda mirada es un pozo de experiencia donde asomarse mientras las palabras que emergen de su voz dulce y rota te abrazan con una franqueza limpia, recia y castellana. Habla con orgullo de su trabajo literario, del ser humano como camino y fin, de la alegría que le ha generado el premio Ateneo en un momento muy complejo de su vida.

Abraza un ejemplar de El corazón del cíclope, publicado por Menoscuarto Ediciones, como si fuera Ulises en mitad de una tormenta, agarrado a un madero perdido en el Mediterráneo rumbo hacia Ítaca. En este momento, el autor de Aquel mar que nunca vimos abraza y se agarra con toda su fuerza a la literatura, una de las tres columnas que han sostenido su vida junto a la medicina y la escultura. Como de estas últimas se ha jubilado, es la escritura el motor de sus días junto al amor y el cariño de su familia y sus amigos.

Abella es un lujo para las letras burgalesas, castellanoleonesas y españolas. Quien lo ha leído, lo sabe.

Pregunta- El pasado sábado 10 de junio recibió el Premio de Novela Ateneo - Ciudad de Valladolid en la Feria del Libro pucelana. ¿Cómo vivió aquellas horas?

Respuesta- Fue una jornada intensa y feliz. La compañía de Juan Luis Cano, finalista del premio y uno de los integrantes de Gomaespuma, junto a Guillermo Fesser, fue divertida, gratificante y muy humana. También la de los muchos lectores y amigos que estuvieron presentes en los actos organizados por el Ateneo de Valladolid y por la Feria del Libro.

P.- Los premios literarios, al comienzo de una carrera, pueden ayudar a un autor a ser más popular, reafirmar su vocación pero también pueden provocar un desorden. ¿Cómo es recibir un galardón como este en plena madurez vital y literaria?

R.- Durante mucho tiempo, desde que gané el Hucha de Oro [concurso de cuentos que convocaba la Fundación de las Cajas de Ahorros, Abella lo obtuvo en 2008], pensé que los premios literarios debían servir de apoyo y estímulo para los escritores jóvenes. Así que dejé de presentarme a cualquier certamen… ¡Inocente de mí! La juventud es una fuerza en sí misma y las editoriales, hoy en día, tienden a creer más en su hipotético e impredecible futuro que en el pasado constatable de los escritores que hemos superado la barrera de los 60 años. Si alguien necesita el respaldo de un premio literario, somos nosotros, marginados por la edad propia y por los intereses editoriales, no siempre al lado de la buena literatura… Pero tardé en darme cuenta.

P.- Las palabras del jurado fueron muy elogiosas. Por ejemplo, el escritor Manuel Vilas estaba entusiasmado con la novela, según me confesó en la Feria del Libro de Burgos.

R.- En el jurado, además de la periodista y poeta Angélica Tanarro y del editor José Ángel Zapatero, estaban tres premios Nadal, nada menos que Manuel Vilas, Care Santos y Gustavo Martín Garzo. El premio fue otorgado por unanimidad y las palabras del jurado fueron muy alentadoras, por ejemplo las de Care Santos: «La historia de la que todos nosotros somos hijos o nietos pero contada de un modo magistral, donde lo fabuloso se da la mano con lo cotidiano. Leí el primer capítulo y no pude parar de leer hasta el final. Y la historia se quedó conmigo como ocurre muy pocas veces».

P.- El corazón del cíclope es uno de esos proyectos que han estado rondando su cabeza muchos años y, por fin, llegó su momento.

R.- Comencé a escribir esta novela hace 20 años, lo que no significa que haya escrito cada día tres o cuatro palabras. A veces, las historias tropiezan con muros que parecen infranqueables, pero que el propio paso del tiempo se encarga de derribar. Yo era consciente de la fuerza de El corazón del cíclope, y finalmente he podido encauzarla.

P.- La historia comienza poco antes de la I Guerra Mundial y acaba con la Guerra Civil Española, un período poco transitado en la narrativa española. ¿Qué atractivos tiene esta época?

R.- Es un cambio de épocas marcado por acontecimientos extraordinarios: el inicio de la era industrial, la Primera Guerra Mundial, las huelgas del Hambre del 17, la dictadura de Primo de Rivera, el advenimiento de la Segunda República, la revolución del 34, la Guerra Civil y sus trágicas consecuencias, los prolegómenos de la Segunda Guerra Mundial... Saber de por dónde venimos quizá nos haría ver con más claridad hacia dónde vamos.

P.- El lugar donde sucede, el pueblo imaginario de Valferrado -situado entre las cuencas mineras de Asturias, León y Palencia-, marca la vida de los personajes.

R.- Todos somos hijos de nuestro tiempo y nuestro medio. Situar el marco espacial de la novela en una zona minera me resultaba interesante por dos motivos. Los acontecimientos a los que antes me refería, tuvieron un interés y características muy especiales en las cuencas mineras. Y ese marco no me resultaba ajeno, pues cuatro de mis años como médico rural se desarrollan en una de tales cuencas.

Abella (izq.) y Juan Luis Cano, ganador y finalista del Premio Ateneo - Ciudad de Valladolid de Novela 2023.FERIA DEL LIBRO DE VALLADOLID

P.- Leo, el protagonista, representa «el despertar de la conciencia de un personaje como metáfora de un país». ¿A qué se refiere?

R.- En la infancia, todo nuestro pequeño mundo parece girar en torno a nuestro ombligo. Despertar a la conciencia del mundo no es sólo un proceso de maduración individual. También los países, tantas veces aletargados, como los individuos, despiertan en ocasiones a la conciencia y responsabilidad de su ser ante sí mismos y ante el mundo. Un ejemplo claro sucedió con la llegada de la Segunda República, que esperanzó durante un tiempo a gran parte de España.

P.- Como en otras de sus obras, la naturaleza y los animales están muy presentes.

R.- La etimología de «animal» es «dotado de ánima», de alma. Los animales sienten el dolor y la crueldad, también el cariño, como puede sentirlo cualquiera de nosotros. Si el mundo está en un serio peligro no es por ellos, sino por esta especie depredadora e inconsciente que es la humana. A estas o similares consideraciones llega el protagonista de El corazón del cíclope cuando se ve forzado a compartir el hábitat con un pequeño rebaño de cabras asilvestradas y otros animales en la montaña donde se refugia.

P.- Sin avanzar mucho del argumento, el mundo de los maquis tiene un protagonismo decisivo en la trama. ¿Qué tiene de fascinante para un autor este movimiento guerrillero antifranquista?

R.- Los maquis fueron personas acorraladas en montes y bosques, consideradas como alimañas o bandoleros por la nueva (viejísima) España que surgió de la rebelión militar encabezada por la extrema derecha de Franco. Era mucho su idealismo, su inocencia, e incluso la brutalidad de sus ataques en algunos casos. Pero no tenían otra salida. Entregarse era una forma de suicidio, pues no había con ellos clemencia por parte de la Guardia Civil ni de las autoridades. La vida de estos luchadores, penosísima, es fascinante para un narrador.

P.- La novela está narrada en primera persona. ¿Era imprescindible dar la voz al protagonista?

R.- Narrar en primera persona acerca mucho al lector la voz íntima del narrador-protagonista. Mostrar su corazón, sus emociones, sus pensamientos o sus sueños desde una tercera persona tiene algo de impostura narrativa. Nadie puede saber qué has soñado esta noche si tú no se lo cuentas.

P.- Uno de sus libros más importantes y por el que muchos lectores preguntan es La sonrisa robada, que obtuvo el Premio de la Crítica de Castilla y León en 2014. Ahora mismo está descatalogado y es imposible encontrarlo. ¿Volveremos a verlo algún día en las librerías?

R.- Estoy en ello y me encantaría, porque es una novela clave en mi trayectoria literaria. Pero todavía no puedo responder con un sí a esa pregunta.

Qué narra 'El corazón del cíclope'

Leo es un niño que despierta al mundo en una España pobre y deprimida. Su vida es un largo y dificultoso camino de aprendizaje que va desde su primer trabajo en una ferrería preindustrial hasta los días finales de la Guerra Civil. Las huelgas mineras, la llegada de la Segunda República, la Revolución del 34, el inicio de la guerra y la peripecia de los maquis serán hitos de ese recorrido, que finalizará en una cueva inaccesible de la montaña astur-leonesa, habitada por un pequeño rebaño de cabras asilvestradas. Su vida es la de tantos hombres de buena ley a los que la historia acabó pasándoles por encima. 

Sin dogmatismos, con veracidad y ciertas resonancias míticas, Abella nos muestra el despertar a la conciencia de su protagonista en un relato lleno de humanidad, desarrollado con una prosa impecable y con un final que subraya la fuerza de la narración.