«Una secuela de 'P. Tinto' me parece prácticamente imposible. Un spin-off de Usillos puede ser»
La ópera prima de Javier Fesser celebra este sábado su 25 aniversario en La Revilla de la mano de la Burgos Film Commission. Janfri Topera: «Fue un antes y un después»
«Ahora mismo tenemos en cartelera Campeonex y en su día Javi dijo 'nunca haré la segunda parte de Campeones'». Nunca digas nunca porque nunca -valga la redundancia- se sabe. A estas alturas de la película, tanto la vital como la profesional, el productor Luis Manso no se cierra en banda a nada. Ni siquiera a una posible secuela, o lo que sea, de El milagro de P. Tinto. La ópera prima de Javier Fesser celebra este sábado el 25 aniversario de su estreno en La Revilla, de la mano de la Burgos Film Commission, y la nostalgia es evidente. Quién sabe, aunque parece poco probable.
Como «burgalés de pro», el actor Janfri Topera estaría dispuesto a convencer al tándem Fesser-Manso con unas «con unas buenas botellas de Ribera del Duero». Bromas aparte, el productor reconoce que una segunda parte «parece prácticamente imposible». Eso sí, «un spin-off de Usillos puede ser». Y Topera, qué duda cabe, encantado de ponerse de nuevo en la piel de ese personaje, tan gañán como entrañable, que le abrió las puertas del cine.
Formar parte del universo P. Tinto «fue un antes y un después», reconoce el actor oniense, cuarto de siglo después, al recordar una época en la que, básicamente, se dedicaba al teatro. Antes de su salto a la gran pantalla, Fesser le dio la alternativa en un par de anuncios de Gomaespuma. Emulando a un chófer de José María Aznar y de Juan Carlos I, ahora «el emérito».
No era moco de pavo, pero que nadie rebusque en la hemeroteca porque estos spots nunca llegaron a emitirse. Pese a ello, el papel de Usillos le permitió «empezar a hacer series de televisión y un montón de cine». Se convirtió incluso en el profesor Bacterio y acabó dando voz a Filemón. ¿Qué más quieres, Mortadelo?
A La Revilla «por casualidad» y un rodaje pasado por agua
En 1997 no había Film Commission ni nada parecido. Internet estaba en cueros y la fotografía digital desde un teléfono móvil era una quimera. Había que patearse España para buscar localizaciones y Fesser planteó un auténtico «reto»: quería una estación de tren, de una única planta, que diese a una vía abandonada y alejada de cualquier núcleo urbano. «Nos volvimos locos», confiesa Manso. Por aquel entonces, no quedaba más remedio que pedir ayuda a Renfe.
Manso y su equipo aterrizaron en La Revilla «por casualidad». Les gustó el sitio y lo fotografiaron. En analógico, claro está, y después incluyeron las imágenes -pegadas con celo- en un dosier. Ya en la primera reunión, el apeadero acabó «en la papelera». Hasta que el productor dijo: «Explicadme por qué no vale». Y el resto ya es historia. De vuelta al lugar, todos estuvieron de acuerdo en que era «espectacular».
Llegó el momento de rodar. Con todas las precauciones habidas y por haber. Se analizaron los calendarios de cosecha en los campos de alrededor, también posibles pasos de rebaños. Existía un «apoyo local tremendo», pero en el séptimo arte mejor no dejar nada al azar. Se contrató, incluso, un seguro de precipitación en pleno agosto. Malo tenía que ser que cayese la del pulpo por estas fechas, pero «llovió todos los días». Por suerte, la grabación en este enclave salió adelante y hoy Burgos puede presumir de P. Tinto con todas las de la ley.
Chupinazo con casera, charla con el equipo y proyección de la película
A tiro de piedra de su queridísimo cementerio de Sad Hill y en calidad de anfitrión, el coordinador técnico de la Burgos Film Commission, Sergio García, recibirá el sábado con los brazos abiertos a los artífices de esta «película de culto». Por La Revilla desfilarán, aparte de Fesser, Manso y Topera, el actor Emilio Gavira (el Teniente en P. Tinto) y buena parte del equipo técnico que sacó adelante tan surrealista locura cinematográfica.
La jornada, destinada a un público familiar, arrancará a las 11 de la mañana con juegos infantiles y un taller gratuito para aprender a fabricar un gogo móvil y un disfraz de bombonita. Antes del vermú, se rendirá un más que merecido homenaje a la Casera con un chupinazo junto al apeadero. Que nadie tema porque se hará con Casera, no con cohete.
La tarde se presenta entretenida con la carrera de gogo móviles, el concurso de disfraces de bombonita y un campeonato de mus con baraja de Las Familias. Después, a partir de las 19 horas, Fesser y el resto del plantel protagonizarán un coloquio que culminará, cuando el sol empiece a caer, con la proyección de El milagro de P. Tinto. En paralelo, tres establecimientos hosteleros de la localidad albergarán una exposición fotográfica sobre el film que, en principio, se mantendrá durante «todo el año».
Se hablará de muchas cosas, seguro. De lo humano y lo divino. De aquellos compañeros de viaje que ya no están, como el mitiquísimo Luis Ciges. Sin el protagonista, obviamente, una secuela ya no sería lo mismo. De ahí la reflexión de Manso. Aunque visto lo visto, porque Fesser ya lo hizo con Campeones, nunca digas nunca.