Padre de familia y «profesional de la muerte» con su ‘guitarra’ (garrote vil)
Sergio Izquierdo Betete y Javier Martínez Sancho recrean en el cómic ‘La hija del verdugo’ el siniestro oficio del burgalés Gregorio Mayoral Sendino, autor de 60 ejecuciones
Algo tienen los personajes siniestros, oscuros e inquietantes. Ya sean cien por cien reales, de ficción o mitad y mitad. «Repelen y atraen a la vez», reflexiona con acierto Sergio Izquierdo Betete, guionista del cómic La hija del verdugo, e inevitablemente se retrotrae a las novelas de Fiódor Dostoyevski o al mismísimo Walter White de Breaking Bad. Pero no hace falta irse tan lejos. La crónica negra de Burgos alberga unos cuantos nombres «olvidados, desconocidos y malditos». Material de primera como el que brinda -desde la estricta distancia creativa- Gregorio Mayoral Sendino, «un profesional de la muerte que se ganaba la vida quitándosela a los demás». ‘El abuelo’, así le llamaban, cumplió con su deber ejecutando a 60 personas en cuatro décadas de trabajo. Muy bien remunerado, por cierto.
Javier Martínez Sancho ilustra las sombras del verdugo y las luces del padre de familia. Los ojos de su hija, conscientes y a la vez ajenos a lo que conlleva el garrote vil que su progenitor maneja con esmero, nos guían por un pasado estremecedor legalmente vigente hasta 1978 y empleado por última vez cuatro años antes, con el franquismo aguardando su responso, para dar matarile a Salvador Puig Antich y Heinz Chez. Un «espejo inocente pero cabal», tal y como lo describe el periodista Alberto Marroquín en el prólogo, que no busca enternecer sino poner en contexto al lector.
«No era un sicario, era un funcionario amante de su trabajo»
Administrador de justicia, ejecutor de sentencias, verdugo al fin y al cabo. Mayoral Sendino era bueno en lo suyo, posiblemente el mejor de la época. Oriundo de Cavia, su estreno fue un verdadero desastre. Le tocó dar muerte a una mujer, algo poco habitual, y a partir de entonces se afanó en perfeccionar el ‘método’. Ganó «precisión y eficacia» innovando con lo que denominaba la ‘guitarra’. A los reos les decía que un «pellizco» y se acabó. Como si nada. Era el titular de la Audiencia de Burgos y cumplía con su deber. «No era un sicario, era un funcionario amante de su trabajo», puntualiza Izquierdo Betete.
El propio verdugo nunca tuvo reparos en hablar de su profesión ante la prensa. «No tenía remordimientos de conciencia», apunta el también guionista de Gamonal. En el eco de un mismo recuerdo, Semillas de libertad y Memorias del hombre pájaro. Lo que quizá no tuvo en cuenta fue el «oprobio» y la «vergüenza» que este oficio haría recaer sobre sus allegados. Hasta el punto de que su hija, la narradora de esta estremecedora historia que pone el foco sobre la ejecución de Michele Angiolillo por el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo, le abandonó dejándole al cuidado de su nieta.
«¿Quién es más culpable: el que ejecuta o el que da la orden?»
«¿Quién es más culpable: el que ejecuta o el que da la orden?», se pregunta Martínez Sancho, poniéndose en la piel de un verdugo al que define, simple y llanamente, como «máquina del Estado». Valoraciones aparte, el ilustrador confiesa haber disfrutado con este proyecto. El primero junto a Izquierdo Betete pero no el último, eso lo saben ambos. Además, la historia de Mayoral Sendino suponía todo un reto para quien ha plasmado con anterioridad el Poema de Mío Cid, los 800 años de la Catedral de Burgos o la promesa arrebatada al maestro Antoni Benaiges de enseñar el mar a sus alumnos de Bañuelos de Bureba.
Con el «diálogo» y la «libertad de hacer» sentando las bases del futuro cómic, el dibujante apostó por el contraste entre el color y los tonos sombríos para reflejar dos puntos de vista de un historia que, obviamente, podría dar más de sí. De hecho, no le importaría involucrarse en una novela gráfica más amplia sobre esta figura tan siniestra de la que se hicieron eco -a su manera- autores como Pío Baroja, Francisco Umbral o Camilo José Cela.
Los autores presentan el cómic este jueves en Viñetas y el día 23 en el CSR de Gamonal
Sobre el final, que incluye un «giro de guion inesperado», Izquierdo Betete rinde homenaje a todos aquellos «desdichados» sentenciados a la pena de muerte con un instrumento letal y doloroso de esa España «negra como el betún» (Def Con Dos dixit). Y aunque el cómic sea breve, cree que los episodios más sangrantes -nunca mejor dicho- de la biografía del verdugo aparecen de manera implícita.
Ya a la venta en las librerías del centro y a partir de esta semana en Gamonal, los creadores de La hija del verdugo realizarán su primera presentación este jueves 16 de noviembre en Viñetas a partir de las 20 horas. A continuación, harán lo propio en el Centro Social Recuperado (CSR) de Gamonal el día 23 y, a mediados de diciembre, en el Espacio Tangente. También se dejarán caer por alguna que otra biblioteca, entre ellas la Miguel de Cervantes.
La muerte de Alejandro II de Rusia, para 2024
Aunque seguirá profundizando en otros personajes burgaleses, Sergio Izquierdo Betete avanza que su próximo proyecto, que verá la luz en 2024, es una novela gráfica de 146 páginas ilustrada por su buen amigo Álex Rozados, con quien ya coincidió en Memorias del hombre pájaro repasando la vida de Diego Marín Aguilera.
En esta ocasión, ambos viajan hasta la convulsa Rusia zarista de finales del siglo XIX para relatar el asesinato del emperador Alejandro II. La obra, titulada Y llegó la tormenta, se encuentra actualmente en fase de revisión.