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Encuentro literario

Óscar Esquivias: «Una historia es verdadera si está bien contada»

El escritor burgalés compartió este miércoles confidencias, anécdotas y otras reflexiones con el periodista Rodrigo Pérez Barredo ante un salón de actos de la Fundación Círculo abarrotado

Óscar Esquivias (i) y Rodrigo Pérez Barredo conversaron en el salón de actos de la Fundación Círculo.RICARDO ORDÓÑEZ / ICAL

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Burgos

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Más de 200 burgaleses acudieron este miércoles a la llamada de la literatura, quizá con asuntos del trabajo todavía en la cabeza, los últimos pasos de la caminata vespertina sonando en sus zapatos o con las voces salidas del Congreso en el debate de investidura de Pedro Sánchez tronando en sus oídos. Todo conducía hacia el salón de actos de plaza de España de la Fundación Círculo, sentarse en una de sus butacas y abstraerse durante un rato -que acabó siendo casi hora y media- escuchando a un escritor y a un periodista hablar sobre leer, escribir y soñar. O sea, la vida.

Esquivias comenzó reivindicando su burgalesismo. Aunque en las últimas dos décadas su vida es la de un trotamundos, admitió que «Burgos es el punto de referencia de mi vida. Yo, esté donde esté, siempre digo que vengo de Burgos», rió.

En una conversación salpicada de acontecimientos vitales, momentos cumbre y chascarrillos de portal, el autor de 'Andarás perdido por el mundo' sazonó toda la conversación con nombres de autores que han marcado su biografía. El primero que saltó al escenario fue Antonio Pereira, uno de los maestros del cuento de la literatura española contemporánea. A través de un relato del volumen 'Cuentos de la Cábila' titulado 'El toque de obispo', Esquivias hiló recuerdos de su infancia y el poder de la ficción, desde niño presente en sus cavilaciones. «Una historia es verdadera si está bien contada», reflexionó.

Pérez Barredo inquirió al autor burgalés por el principio de todo. «¿Cuándo fuiste consciente de tu vocación de escritor?». Tras un breve silencio, Esquivias confesó que los cómics y su atractivo discurrir de viñetas «fue lo primero que me atrapó. Fue la parte plástica lo que me llevó a la literatura... Mis padres me compraban muchos tebeos, pero los de tapa dura de Astérix y Obélix o los de Tintín eran muy caros. Esos los cogía en la biblioteca», apuntó. Esa fascinación por las imágenes derivó en el gusto por la belleza y el arte, «algo fácil de valorar en una ciudad tan bella y llena de patrimonio como Burgos». Un libro que atrapó al escritor fue una edición de la 'Divina Comedia' que también se encontraba en los anaqueles de la biblioteca de la barriada Inmaculada. «Esos dibujos de Gustavo Doré eran la puerta de entrada a otro mundo». Todavía no era consciente de lo que iba a marcar la obra de Dante su futuro como escritor.

Esquivias siguió recordando, con su verbo fácil y su permanente humor, una «infancia 'dickensiana'» en aquel Gamonal de los 70 que se movía al ritmo de las máquinas del polígono, los cencerros de las ovejas que pastaban en los campos cercanos y los tañidos de las campanas de la iglesia Real y Antigua. «La biblioteca pública me surtió de muchos tebeos. Después, las novelas de Verne, Dumas, Salgari o Kipling llenaron mis horas de lectura... En mi casa no había libros, a penas una Biblia y los libros que regalaban las desaparecidas cajas de ahorros», señaló.

Los primeros años del pequeño Óscar en el colegio Florentino Díaz Reig -«la mitad de los niños de mi calle se llamaban Óscar, era un nombre de moda en aquella época»- quedan marcados por su afición por las obras de teatro, donde llega a escribir y protagonizar algunas, como un montaje navideño -donde interpretó a la Virgen María- o uno sobre Napoleón, donde encarnó al legendario militar francés. «Yo pondría en todos los cursos el teatro como asignatura, porque con él se trabajan todas. Los niños aprenderían muchas cosas para su vida futura, leyendo y haciendo teatro», subrayó.

La epifanía literaria

Tras esas lecturas arrebatadas de clásicos de aventuras del siglo XIX, «que eran como historias de cine, cosas muy lejanas», Óscar Esquivias descubrió otro tipo de historias y otro tipo de literatura. Tres autores, principalmente, iluminaron un nuevo camino en el Óscar lector que desembocaría, tras un frondoso bosque de lecturas, estudio y adoración, en el Esquivias escritor. «Una, como me has contado algunas veces, fue 'La ciudad y los perros' de Vargas Llosa», señaló Rodrigo Pérez Barredo. El escritor asintió y citó otros «libros importantes» que también le marcaron en esos pudorosos y cambiantes años de adolescencia: 'Crimen y castigo' -«que leí con estremecimiento, imaginando ese San Petersburgo como un enorme Burgos más frío y de largos paseos»-, 'Doña Perfecta' -«los grandes libros son los que acogen al lector y lo meten dentro»- o 'La interpretación de los sueños' de Sigmund Freud, un 'best-seller' en su momento y una obra impresionó a muchos artistas en el siglo XX.

Óscar Esquivias, durante el encuentro literario con Rodrigo Pérez Barredo.RICARDO ORDÓÑEZ / ICAL

Pero hay un autor que conmocionó sobremanera al autor de 'Pampanitos verdes': Miguel Delibes. «Coger un libro como 'El camino' o 'Las ratas', que habla de cosas cotidianas en pueblos como el tuyo y que usa un lenguaje como el de tus padres y abuelos, eso tiene una fuerza poética que encandila y fascina». Miguel Delibes, lo ha confesado en muchas ocasiones, es uno de los referentes literarios de Óscar Esquivias.

La vida de escritor

«De chaval me gustaba mucho la Historia y me veía en un futuro siendo profesor de instituto o, si pudiera, de universidad. En las décadas de los 80 u 90 nunca me vi acabando como un 'escritor profesional'», explicó. Tras ser galardonado en tres ocasiones con el Premio Letras Jóvenes de Castilla y León (1990, 1995 y 1997), su vida universitaria estuvo marcado por las revistas literarias El Mono de la Tinta y Calamar, en las que tuvo responsabilidades de dirección. «No es fácil ser director y editor de una revista. Es muy hermoso, porque reúnes a almas gemelas como tú, pero tienes que decidir que se publica, que se queda fuera, qué tiene la suficiente calidad para ser publicado... Tienes que defender un criterio estético y puedes tener algún encontronazo con gente a la que admiras», indicó. Hace justo un año volvió a ponerse el traje, o la armadura, de editor con la revista Mirlo, que edita y dirige junto al fotógrafo y diseñador Asís G. Ayerbe.

Tras escribir muchos cuentos, Esquivias se lanzó a la novela. Pensó, con buen criterio, que para publicarla un buen camino sería presentarse a algún concurso. «Estaba en Alcalá de Henares haciendo el doctorado y la prestación social sustitutoria. No me gustó nada el ambiente académico, lo confieso. Esas luchas de poder, ciertas envidias, eso no me interesaba... Tenía una novela, 'Jerjes conquista el mar'. La presenté a un concurso [el Premio Internacional de Novela Corta Ciudad de Barbastro], que quedó desierto por la poca calidad de las obras presentadas. Eso me dejó un tanto inquieto...», rio. «Pero poco después, lo presenté al Premio Arte Joven de la Comunidad de Madrid y lo gané. Y el mismo año, con otra novela que tenía escrita mucho más compleja y extensa, 'El suelo bendito', obtuve el Premio Ateneo Joven de Sevilla. Ahí me di cuenta, con la remuneración económica de estos galardones, que era posible vivir de la escritura».

Poco después, una editora a la que gustaron mucho estas dos novelas, le ofreció publicar una novela juvenil. Esquivias tenía una idea, pero no sabía en qué consistía una novela juvenil. Su buena amiga Care Santos, escritora con una larga trayectoria literaria, le dio un consejo que no olvidó: «La regla de oro es que los protagonistas tengan la edad de los lectores». Esquivias tomó nota y escribió 'Huye de mí, rubio'. A aquella editora, que le dio bastante la murga durante la escritura de dicha novela, la despidieron. La novela, finalmente, encontró posada en la editorial Edelvives, como otras dos también juveniles protagonizas por el joven Étienne.

La vida de escritor atravesaba los días y las noches del autor burgalés, ya instalado en Madrid, pero con la mente en el Burgos del siglo XIX durante las guerras carlistas y una disparatada historia que más tarde tocó suelo en los albores de la Guerra Civil. «La conocida como 'trilogía dantesca' iba a ser en un principio una bilogía, un díptico, con 'Inquietud en el paraíso' y 'La ciudad del Gran Rey'. Pero el editor de Ediciones del Viento, Eduardo Riestra, me convenció para hacer una trilogía. Ahí nació 'Viene la noche', una novela que en principio iba a ser de otra manera, pero que rehice completamente a mitad de la escritura».

Inquietudes, reyes y noches

Si hay una obra que ha marcado la carrera como escritor de Óscar Esquivias ha sido 'Inquietud en el paraíso', publicada en 2006. Además de la gran recepción crítica y el éxito de público, es una obra a la que siempre vuelven los lectores, los estudiosos de su obra y hasta los periodistas. El espaldarazo que supusieron el apoyo de otros autores como Almudena Grandes o el Premio de la Crítica de Castilla y León, hicieron de Óscar Esquivias un autor a seguir a nivel nacional «muy en serio», indicó Pérez Barredo.

«Aunque sea importantísima, 'Inquietud en el paraíso' no es una novela sobre la Guerra Civil», apostilló y destacó que hizo cambios en la historia real porque le resultaba más atractiva para la narración pero que «no cambiaba el espíritu de lo que pasó». Las calles de aquel Burgos de los años 30, el paseo del Espolón, el Casino, el edificio de la Capitanía General, la Catedral oscura y amenazante... todos estos espacios configuran una geografía «que me parece muy relevante, ya que yo doy mucha importancia los lugares por donde se mueven los personajes».

Pérez Barredo recordó la presentación de la continuación de 'Inquietud en el paraíso', 'La ciudad el Gran Rey', que ambos protagonistas de la charla de este miércoles compartieron en el Salón Rojo del Teatro Principal en 2006. «Ahí vemos otros Burgos, donde entra la fantasía y el otro lado del espejo», apuntó el periodista de Diario de Burgos. «Sí, ahí entra la pesadilla... Y quise que el poder onírico de los sueños estuviera en ese Burgos fantaseado, donde los personajes no saben si aquello es real o imaginado, si están en su ciudad o en el purgatorio». Sobre esta obra, Esquivias recordó que «muchos lectores esperaban una prolongación de la primera novela, con sus personajes y sus aventuras. Pero no fue así, de modo que 'La ciudad del Gran Rey' tiene grandes entusiastas de ese texto y otros que no les gusta nada y recibo unas broncas tremendas», señaló con simpatía.

Rodrigo Pérez Barredo fue cerrando la conversación, que llegó hasta ahí, hablando de 'Viene la noche', el volumen que cierra la trilogía. «Yo he leído varias veces esta novela y no me hubiera hecho falta leer las dos anteriores para comprenderla y disfrutarla», admitió. «Las tres novelas son independientes. Tiene un juego de diálogos y referencias... 'Viene la noche' no estaba en el plan inicial, pero tenía tanto material... Y el editor me empujó a escribir 'el infierno', que es la muerte. Pensé en Dante y en sus paseos, primero por el paraíso, luego por el purgatorio, al final por el infierno y su puerta... Al final, quien vive sin esperanzas está viviendo en el infierno».

La primera idea para completar la trilogía era la muerte -«muy influido por la lectura de '2666' de Roberto Bolaño, una novela maravillosísima»-, y escribir la última noche de los personajes principales de las anteriores novelas. «Y me parecía una novela muy potente con protagonistas como el general Batet, el arzobispo de Castro, el general Mola, el doctor Albiñana, el músico Antonio José... Contar esas últimas noches me parecía muy atractivo, pero también me di cuenta de los límites de la literatura. Lo que me divirtió en 'Inquietud en el paraíso' y que alabó Virgilio Mazuela en la presentación y que me hizo una ilusión enorme, creo que rebajaba el poder de los hechos reales y los textos de los mismos protagonistas había escrito si yo los convertía en una novela. Son unos escritos, firmados por estos personajes, que ya tiene un gran valor por sí mismos y no les iba a hacer justicia». Y Esquivias tomó otros derroteros, no muy alejados de los caminos transitados anteriormente, para cerrar la trilogía.

Pérez Barredo miró el reloj y se sorprendió de la hora que era. Había una cuestión que no podía orillar en aquella conversación, una pregunta que a Óscar Esquivias le asaltan muchos lectores cada vez que está por Burgos. «Antes de dar paso al turno de preguntas, quiero interrogarte sobre una cuestión inevitable para tus fans... ¿Tenemos novela a la vista?», inquirió el periodista. «Bueno, estoy en ello», respondió el autor de 'La marca de Creta' entre risas.

Y con buen humor se cerró esta velada que repasó la infancia, adolescencia y primeros años como escritor de Óscar Esquivias, una figura que es todo un orgullo para Burgos y su cultura.