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Presentación literaria

Eliseo González: «Sortear el pudor en mi escritura me ha ayudado a ser más valiente como poeta»

El poeta burgalés Eliseo González regresa a las librerías con ‘El nadador del desierto’ (Medulia) / Presentará este nuevo poemario este viernes en la XI Lectura Literaria en recuerdo de Jorge Villalmanzo (Sala Polisón del Teatro Principal, 20.15 h.)

El escritor burgalés Eliseo González, con su nuevo poemario.TOMÁS ALONSO

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Burgos

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Sin exagerar ni un ápice, el regreso de la voz de Eliseo González a las librerías es una de las noticias del año en la literatura burgalesa. Veinte años, veinte, son los que han transcurrido desde la publicación su anterior poemario, 'Galería de suicidas', una compleja y riquísima obra que sigue en la memoria de muchos lectores que, con sorbos de sumiller, degustan la poesía como uno de los grandes placeres de la vida.

«Llevaba tiempo dando vueltas a lo que finalmente ha sido 'El nadador del desierto' y, poco a poco, fui reuniendo una serie de poemas. He tardado en escribirlo un año y en corregirlo dos», indica. «Una de las primeras personas a las que se lo dejé me dijo se lo leería en media hora. Entonces el tiempo... Tú te puedes quitar veinte años en media hora», ríe.

Qué mejor lugar para presentar 'El nadador del desierto', editado por el sello coruñés Medulia, que en la cita anual donde se recuerda al escritor y dinamizador cultural Jorge Villalmanzo, fallecido en 2012. «Parte de este libro me lo ha inspirado él. Era mi mejor amigo, más allá de la literatura. Y nos reíamos mucho juntos, que es lo importante... A veces digo que las personas que ya no están son las más presentes. Y por eso he querido dedicar el libro ‘in memoriam’ a gente querida que ya ha fallecido», apunta.

Este viernes, a partir de las 20.15 horas, en la Sala Polisón del Teatro Principal, el escritor burgalés presentará su nueva obra, acompañado de Gonzalo Blanco y de Óscar Esquivias, en la XI Lectura Literaria en recuerdo de Jorge Villalmanzo. «Cuando me invitaron, acepté con mucho gusto. Pero no con la idea de presentar el poemario. Me parecía un poco oportunista recordar a Jorge y meter ahí mi libro... Pero luego, pensándolo mejor y hablándolo con gente, convine en que sí lo haría precisamente porque a él le gustaría que fuese así», zanja.

El escritor burgalés Ricardo Ruiz Nebreda ha escrito una reseña sobre 'El nadador del desierto' (el texto completo se puede leer en la edición digital de El Correo de Burgos) que ha entusiasmado al propio autor. «El libro reconstruye ese itinerario vital mediante poemas en prosa (no prosa poética, algo que erróneamente se tiende a confundir) concebidos como relatos breves, microrrelatos poéticos, cuentos o historias cortas con un innegable aliento lírico y ritmo narrativo, donde se dan cita la protagónica presencia de la familia (y la enfermedad), las vivencias y recuerdos cotidianos, el sentimiento amoroso o la pérdida de los sueños. Quizás la presencia casi dominante de la memoria familiar es lo que más sorprende y sobrecoge», señala.

Los temas de la familia y la muerte, que apunta Ricardo Ruiz, surten de episodios vitales a un lago subterráneo que anega toda la obra. El mismo autor lo confiesa. «Para bien o para mal, la mejor relación que tuve con mi padre fue en los últimos años de su vida, cuando no podía tener relación con él por la enfermedad de Alzheimer... Pero fue curioso, porque para los hermanos mi padre se había convertido una especie de confesor de todos, le relatábamos todas nuestras intimidades porque sabíamos que no se las iba a contar a nadie». Sobre el protagonismo de sus abuelos en algunos de los poemas, González apunta que «yo viví de pequeño con ellos y tengo unos recuerdos fantásticos».

Cuando un escritor se expone tanto en sus textos, se abre en canal y se asoma al precipicio. Y puede aparecer en el perchero de su escritorio el abrigo viejo y pesado del pudor. «Yo escribí este libro con mucho pudor, partiendo de que no pensé que sería publicado porque las cuestiones que cuento las podrían leer familiares y reconocer cosas que remueven el pasado y que cada uno ha entendido a su manera. Pero al mismo tiempo, haber sorteado ese obstáculo, me ha ayudado a ser más valiente y eso es algo que me conforta», recalca.

Publicar otra vez

Seguramente, Eliseo González se ha sentido identificado durante muchos años con el soberbio e incisivo poema de José Gutiérrez Román 'Me preguntan si sigo escribiendo', composición que abre la obra 'Todo un temblor'. «Yo era un poco reacio a publicar, porque estoy muy desencantado con el mundillo literario... Yo escribo desde los ocho años de edad y siempre he pensado que, además de para ti, hay que escribir para otros. Y, no sé, algo de eso me ha empujado», afirma. El poema 'De regreso', uno de los últimos del volumen, habla precisamente de esta circunstancia. «Ese poema está escrito con rabia, que no es precisamente una buena compañera para escribir. Ni para nada», admite.

La vuelta de Eliseo González a las librerías comenzó con un encuentro con los poetas Juan Carlos López Cantos y Ángela Gavilán en Olmillos de Sasamón. «Me pusieron en contacto con Xulio López Valcárcel, un editor y poeta de La Coruña al que le habían gustado mis poemas. Curiosamente, iba a ir yo por allí dos meses después. Di un paseo con él por la playa y en una hora tuve clarísimo que quería publicar con él. Además, he tenido la oportunidad de cuidar el libro hasta el más mínimo de detalle, desde la portada [con una ilustración de Elvira Mateos] hasta el papel».

La magia de la poesía reside en el poder evocador de las palabras que, como navajas afiladas por el último rayo de sol, se clavan en lo más profundo de nuestro ser, de nuestros recuerdos, de nuestros sentimientos. Es la fuerza y la relación intimísima que se establece entre el que escribe y el que lee, con versos a veces de agua clara, otros de fango intenso. «Si desvelas demasiado al lector, se pierde el misterio, la chispa. Y eso que yo he tratado de ser muy sencillo, muy directo, con textos muy limpios, que no enrevesan demasiado el sentido del poema... más cuando se habla de sentimientos», señala Eliseo González. «Lo que no quiere decir que yo reniegue de una escritura más críptica e incluso enrevesada... Hay un verso, que no sé dónde leí y que me ha tenido obsesionado mucho tiempo, que dice: “Tanto aroma en el aire y se lo lleva”. Es una cosa muy sencilla, pero a la vez encierra un misterio tremendo».

Ricardo Ruiz receta en su reseña, titulada 'Nadando en las aguas de la memoria', unas cuantas composiciones del nuevo poemario de González. «Del conjunto podemos destacar los títulos 'La suma', 'La estación abandonada' y 'Aflicción' (de la primera parte); 'El último viaje', 'La casa en orden' (que ejemplifica el tono del libro como un auténtico inventario que resume el itinerario biográfico), 'Andando', 'El nadador' y 'La muralla' (de la segunda); y 'El regalo' y 'Huellas en la nieve', que cierra magistralmente el poemario, en la tercera parte». Añadiremos otro que le ha gustado especialmente a un servidor: 'La esfera de plata', basado en un recuerdo personal del abuelo de autor.

Eliseo González publica su nuevo y esperado poemario veinte años después.TOMÁS ALONSO

Tras 'Galería de suicidas', Eliseo González publicó en 2004 un libro de relatos, 'La hospitalidad del carcelero', «que era una compilación de artículos, relatos cortos...». El autor revela que tiene un libro de cuentos terminado al que sólo le falta el título. Quizá su amigo Óscar Esquivias, que comentó recientemente en una charla en el Palacio de la Isla que tiene una lista interminable de ellos apuntados, le pueda regalar uno.

El arriba firmante no ha podido encontrar un mejor cierre para este artículo que otras palabras de Ricardo Ruiz, que expresa un sentimiento y un afán veinte años macerado: tener entre nuestras manos un nuevo poemario de González. «No somos pocos quienes anhelábamos hace años un trabajo de este calibre que respondiera a las expectativas depositadas en Eliseo González, un autor de innegable talento e ingenio literario. Una obra que obedeciera al oficio de este contador/fabulador de historias, de este experimentado nadador en las aguas de la ficción y que al fin se zambulle, con magisterio y belleza, en su memoria personal y literaria». Sea.