Pancho Varona: «Separarme de Joaquín Sabina me sirvió para volver a componer. Me había acomodado»
Grandes éxitos de la música española llevan su firma, entre ellos más de un centenar junto al de Úbeda. Ahora en solitario, con su gira ‘Punto y seguido’ y un repertorio inmenso, el domingo 11 de febrero regresa a Burgos para dar un recital inolvidable en La Rúa a la hora del vermú
La entrevista empieza con cinco minutos de retraso por culpa de quien escribe. «Disculpa ninguna, eso sigue siendo puntualidad», bromea Pancho Varona (Madrid, 1957) al otro lado de la línea.
Varona es un tipo afable, genuino. La conversación fluye desde el principio. Intuye que le preguntarán sobre Joaquín Sabina y su inesperado ‘divorcio’ profesional en noviembre de 2022. Como buen colchonero, se adelanta a la jugada y habla de ello con total naturalidad. De los buenos momentos y de lo dolorosa que resultó esa fría separación sin abrazo de despedida. Al fin y al cabo, siempre supo estar a las duras y a las maduras.
Pero no es éste el tema que nos ocupa. Lo suyo es charlar sobre su andadura en solitario. El domingo aterriza en La Rúa, una «sala magnífica» a la que está «deseando volver» tras su última visita con La Banda del Pirata Cojo. Solo ante el peligro en esta ocasión, cantará y contará sus historias. Promete un repertorio «eminentemente sabinero» y, después, se mostrará como tal como es. Alguien que jamás niega «un abrazo, una foto y una conversación breve con la gente».
Pregunta- Punto y seguido. ¿No sería más bien un punto de inflexión?
Respuesta- No está mal visto (ríe). El nombre lo propuso mi mánager, Esther Segarra, tras mi ruptura con Joaquín (Sabina) -no deseada por mí, por supuesto- para que la gente viera que no era un punto y final ni mucho menos. La vida sigue, no pasa nada y yo voy a seguir en la carretera con mis conciertos, mis canciones y mis historias. Me pareció muy idóneo y le dije que sí.
P.- Domingo en Burgos a la hora del vermú. No parece mal plan.
R.- Me encantan estas sesiones matinales. Te vas a comer y luego tienes todo el día libre, es fantástico. Cuanto más mayor me hago más me gustan estos horarios.
P.- ¿Vermú torero o noche sin hora de llegada?.
R.- Yo por las noches duermo desde hace mucho tiempo. Me he vuelto madrugador vocacional. Me encanta levantarme a las 6 o 7 de la mañana, hacerme el desayuno, leer el periódico, escuchar la radio... La noche, para mí, ya es para dormir. ¿Vermú torero? Tampoco soy muy taurino, la verdad. Con un vermú a secas me vale.
P.- Ahora actúa solo ante el peligro.
R.- En cuanto a mis giras con Joaquín, eso acabó abruptamente sin dejarme explicarme ni despedirme. La verdad es que hubiera seguido encantado. No sé si le quedará alguna gira más y me hubiese gustado terminar su carrera a su lado después de estar con él prácticamente cuarenta años. Pero bueno, son decisiones suyas y me duele no haber tenido explicación sobre lo que ha pasado.
Respecto a lo de «solo ante el peligro», me gusta ir con banda pero también dar mis conciertos solo. Canto a la oreja de la gente y me dejan contar las historias de las canciones. Es bonito estar solo, pero a veces es una solución no buscada.
P.- Con tanto repertorio en cartera, hacer criba le traerá de cabeza.
R.- Es complicado. Con Joaquín tengo hechas unas cien. Para Ana Belén he compuesto quince o veinte; también para Luz Casal, Miguel Ríos, Manolo Tena, Ana Torroja... Intento ponerme en la piel de la gente, ver qué quieren escuchar. Sé que lo que quieren oír es un repertorio eminentemente sabinero, que es lo que más conocen de mí, aunque también canto algunas de las canciones que hice para otros.
Es doloroso quitar canciones. El otro día, por ejemplo, en Galicia no pude cantar Ruido. Es una canción que me encanta y la eché de menos durante el concierto.
«¿De qué depende el éxito? Nadie lo sabe, pero eso es lo bonito: lanzar una canción, dejarla volando y que la gente decida»
P.- Ha lanzado tres temas en los últimos meses. ¿Cómo están calando entre el público?
R.- Muy bien. El primero fue tremendo, la gente lo acogió con muchísimo cariño y curiosidad. A los otros dos les ha costado más arrancar porque son más interiores, más pequeñitos, pero para mí es un exitazo. Mis 100.000 reproducciones de Pájaro herido son como para otro 10 millones. Para mí es un bombazo.
Las otras dos han ido un poquito detrás. Lo que pasa es que son canciones muy difíciles de cantar con una guitarra solo, pero intento cantar al menos una de las tres en los conciertos para que la gente vea que sigo componiendo.
P.- Abunda hoy en día la música de consumo rápido, de usar y tirar. ¿Cuál es la clave para que una canción prevalezca en el tiempo?
R.- Si conociéramos el secreto, todo el mundo lo usaría. No hay una clave. Joaquín Sabina siempre decía que una canción necesita buena letra, buena música, buen interpretación y algo más que nadie sabe lo que es y que es lo más importante. Hay canciones que vuelan muy lejos y otras muy buenas que, sin embargo, apenas vuelan. Lo he vivido con Joaquín en primera persona. Hacíamos una canción que nos parecía que estaba bien y de repente se convertía en un bombazo. Y después otra absolutamente maravillosa que se quedaba en la puerta de casa sin apenas arrancar. ¿De qué depende el éxito? Nadie lo sabe, pero eso es lo bonito: lanzar una canción, dejarla volando y que la gente decida.
P.- Está recopilando en una lista de Spotify todos los temas que llevan su firma. ¿Logrará completar la colección?
R.- Sigo componiendo y con más ganas. A veces comento que separarme de Joaquín me sirvió para volver a componer. Me había acomodado un poco y, de repente, esto fue un revulsivo para enfrentarme al papel con una guitarra en la mano. Me gustó mucho ese reencuentro con la composición. Soy lento pero seguro, así que voy a intentar seguir.
«Me encantaría ir a su casa y charlar. Estoy dispuesto al reencuentro (con Sabina), pero es la otra parte la que parece que no quiere»
P.- Se ha adelantado a la inevitable pregunta sobre lo que pasó con Sabina. Esta no es nueva, pero hay que hacerla. ¿Ve factible un reencuentro a corto plazo?
R.- Yo sí, pero mi opinión es solamente la mitad (ríe). Si la otra mitad no quiere es complicado.
P.- ¿Sigue sin haber contacto?
R.- No ha habido ningún acercamiento. A mí me encantaría ir a su casa y charlar. Incluso me gustaría haberme despedido con un abrazo habiendo admitido que él, por lo que sea, no quería llevarme. No he tenido oportunidad, la despedida fue un email. Yo estoy dispuesto al reencuentro, pero es la otra parte la que parece que no quiere.
P.- Última pregunta, la más difícil de todas. ¿Le está haciendo sufrir mucho su querido Atleti esta temporada?
R.- Esta es fácil. Haga lo que haga, a mi Atleti le quiero mucho. Hemos nacido para sufrir. Siempre me ha hecho sufrir, pero me hace disfrutar tanto... Es el equipo de mi alma y se lo consiento todo. Tengo un problema de lealtad indisoluble.