Tiritirantes y Rubena, un idilio «mágico» que engrandece el teatro a pie de calle
La compañía celebra el «éxito rotundo» de su 20 aniversario, con más de 1.200 personas en este pequeño pueblo burgalés de 200 habitantes
Acabaron exhaustos y con resaca emocional, pero el deber manda y el domingo tenían un compromiso profesional en el festival Circolmedo. Apenas tuvieron tiempo los Tiritirantes de paladear el «éxito rotundo» del festival Rubena a la calle con el que celebraron su 20 aniversario. Más de 1.200 personas en un pequeño municipio de unos dos centenares de habitantes. «La verdad es que fue mágico», confiesa Óscar Ortiz mientras aún trata de asimilar, al igual que su compañero Jacinto Cienfuegos, la acogida de esta gran fiesta en la que «el pueblo se lo curró mogollón».
Abrió el telón Ramiro Vergaz a última hora de la mañana del sábado y ya había alrededor de 600 personas, nada mal par empezar. Llegó la hora de comer y «con el apoyo del bar y de una food truck estaba todo lleno». Paella, ensalada de pasta, garbanzos vegetarianos, chorizo, morcilla, montaditos de lomo, pinchos de tortilla, patatas rellenas... ¡Como para quedarse con hambre!
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Todo iba como la seda y, de repente, «a las 3 de la tarde nos cayó una tormenta que parecía que lo iba a estropear todo». No pintaba bien la cosa, pero fue un pequeño susto. A las 4 volvió a salir el sol y se retomó el festival, con más ganas si cabe, de la mano del grupo musical Jazzon Five.
A media tarde llegaría la gran gala de circo, «uno de los platos fuertes» de Rubena a la calle. «Nunca habíamos visto el frontón así», confiesa Óscar, emocionado, después de comprobar que en aquel momento había cerca de 800 asistentes. Se quedó sin palabras. Y si tuviese que elegir una para definir lo vivido, «impresionante» es la más acertada.
Después de la cena, con el pueblo totalmente entregado al aniversario de Tiritirantes, se apagaron todas las luces. Era el turno de los valencianos Scura y su correfuegos, que «impresionó a todo el mundo». También a los propios artífices del espectáculo, que no daban crédito a la respuesta del público y de los vecinos. Hablando en plata, fue «un colofón de la leche» para soplar 20 velas por todo lo alto. Además, queda claro que Rubena ama las artes escénicas, las mima y quiere consolidarse como enclave de referencia en la provincia para futuras iniciativas de este tipo.