La «carrera de fondo» de una joven promesa de las letras en Castilla y León
El burgalés Mateo Martínez Martija, ganador del Certamen de Arte Joven en la categoría de ‘Narrativa’, más motivado que nunca para «seguir escribiendo»
Tenía «expectativas» de ganar. Ha sido un «proceso muy bonito» y al mismo tiempo «muy largo», pero la espera mereció la pena. Cuando al escritor burgalés Mateo Martínez Martija le confirmaron que era uno de los finalistas del Certamen de Arte Joven de Castilla y León en la categoría de Narrativa, los «nervios» y la «emoción» empezaron a aflorar instintivamente. Quedaba casi un mes para la gala, aunque tuvo la oportunidad de conocer previamente al resto de autores seleccionados en Palencia. La competición dio paso a la convivencia y fue una «experiencia muy interesante». Después, cuando se erigió como ganador a mediados de mayo en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid, experimentó una «alegría enorme» que todavía está «procesando».
Alzarse con este reconocimiento supone, en palabras de Martínez Martija, una «satisfacción especial al pesar en tantos proyectos rechazados y envíos a editoriales y premios que no responden». No es el primer galardón que recibe. En 2020, triunfó en el José Hierro con Nuevos Navegantes. No en vano, sabe de sobra que «la literatura es una carrera de fondo en la que las cosas van llegando de un modo natural, aunque tras varios años de trabajo en la sombra».
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Bajo la sombra lleva mucho tiempo este joven y prolífico autor. Podría decirse que escribe a granel porque ha llenado miles de páginas, pero nunca a bulto. Siempre anda inmerso en varios relatos a los que da mil y una vueltas. Encima de su mesa, La noche sobre la montaña clamaba reconocimiento y no se lo pensó dos veces a la hora de presentarlo al Certamen de Arte Joven. Era la tercera vez que participaba y su última oportunidad al cumplir los 30 años. Confió en las posibilidades de esta obra y acertó de pleno.
¿De qué trata La noche sobre la montaña? De muchas cosas. Tal y como explica su autor, «comprende tres relatos distintos sin relación entre sí». Fiel a su estilo, mantiene una «perspectiva realista» en base a «historias cercanas». Como la anécdota verídica de dos amigas, que «necesitan encontrar un centro médico en mitad de la noche y de la montaña palentina», a las que promete invitar a comer en cuanto tenga ocasión.
«Estas historias, escritas el año pasado, me transmitían una sensación positiva en cuanto al argumento y la tensión narrativa»
«En las otras convocatorias estaba centrado en escribir novela, de forma que mandaba cuentos antiguos o que debía revisar». Sin embargo, Martínez Martija tuvo esta vez un pálpito. «Estas historias, escritas el año pasado, me transmitían una sensación positiva en cuanto al argumento y la tensión narrativa», confiesa.
Abordando en sus narraciones entramados vitales como «la amistad, el concepto de no lugar, la memoria y el retrato social», este joven escritor burgalés aguarda impaciente la publicación de la obra como parte del premio. Por si fuera poco, recibió 2.000 euros que invertirá «principalmente en viajar y disfrutar del verano con mi gente».
Más allá de la dotación económica y el hecho de publicar -aún desconoce con qué editorial-, Martínez Martija asegura que este triunfo a nivel autonómico supone una «gran motivación» de cara a «seguir escribiendo». De igual manera, considera «muy importante fomentar la cultura en Castilla y León y ayudar a los jóvenes artistas en el desarrollo de sus proyectos».
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Es probable que este premio sirva de trampolín para ampliar más si cabe el foco mediático de Voces desde el fondo (2024), su primera novela. Tras varias presentaciones en Burgos, ha vivido «experiencias muy positivas y sorprendentes» en Torrelavega (Cantabria), Salamanca o Valladolid. Y espera sumar y seguir próximamente en Madrid y Cataluña. De momento, le congratula saber que el libro «se está moviendo bien» y que a los lectores «les ha sorprendido el estilo directo y las digresiones del protagonista, la fuerza de la historia y su crudeza». En la misma línea, desde su editorial (Milenio) también le han transmitido «muy buenas sensaciones sobre la promoción».
Sin prisa porque le gusta hacer las cosas bien y tampoco sin pausa, Martínez Martija continúa dando forma a «una novela formada por varias partes que requieren tiempo para encajar». Como si de un puzle se tratase, lo importante es rematarlo en condiciones para que el conjunto luzca como es debido y ninguna pieza se quede fuera. Y si no tuviese bastante con este proyecto, espera que el verano dé lo suficientemente de sí para «dedicar algunas semanas a escribir algún relato de nuevo». Lo hará, como siempre, con sumo gusto porque la literatura es su pasión, su vida, su todo.