El Correo de Burgos

«El Tablero de Música es felicidad, tranquilidad y diversión»

El festival con más besos por metro cuadrado arranca este jueves con Awakate, Gambone y Grimerloner. Grupos como La Pegatina «todavía se acuerdan» de su paso por el Hospital del Rey

El Tablero de Música de la UBU reúne cada año a cientos de personas de todas las edades.

El Tablero de Música de la UBU reúne cada año a cientos de personas de todas las edades.SANTI OTERO

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Burgos

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Imposible definir algo tan grande y mágico en una sola palabra. Ni siquiera sus artífices son capaces de hacerlo. El Tablero de Música es mucho y el director de Actividades Culturales de la Universidad de Burgos (UBU), Carlos Lozano, no puede evitar sentirse orgulloso de lo que se ha conseguido a base de esfuerzo, ilusión y buen ojo a la hora de programar.

Hablar del Tablero como «un encuentro de música de raíz de todos los continentes» sería quedarse en la superficie. «Es un ser que va creciendo y se ha metido en la vida cultural de la ciudad», apostilla Lozano antes de sintetizar su esencia con tres palabras clave: «tranquilidad, felicidad y diversión». El público lo sabe y los artistas que desfilan por el Hospital del Rey no olvidan la experiencia. Por aquí han pasado bandas antaño emergentes que acabaron llenando grandes aforos. A bote pronto, el director del festival cita los casos de Valira o La Pegatina, que «todavía se acuerdan» de sus actuaciones en este «sitio precioso» que podría ostentar el récord de «más besos por minuto». 

Está bien mirar hacia atrás, pero sin perder de vista que este jueves arranca la vigesimosegunda edición. Como era de esperar, los mil abonos disponibles se vendieron como churros en menos de una semana. El Tablero «tiene su propia vida» y «ahora la gente no quiere quedarse sin entrada». Hay que estar «al loro» porque rarísimo es el día que quedan plazas disponibles. Lo mismo da que los asistentes no conozcan al grupo que actúa. A estas alturas, todo el mundo «se fía» porque el «criterio de calidad» forma parte de la filosofía del festival.

Volaron las entradas para el concierto de Awakate que dará el pistoletazo de salida a un Tablero de Música sumamente especial al coincidir con el 30 aniversario de la UBU. Para abrir boca, los Djs burgaleses Gambone y Grimerloner se pondrán platos a la obra a partir de las 19:45 horas. Y como el que avisa no es traidor, Lozano anima a no dormirse en los laureles de cara al resto de conciertos porque seguramente ocurra lo mismo.

Se avecina un mes de julio interesante gracias a los jueves del Tablero. Francisco, el Hombre arropado por Satxesfyah el día 11, Tito Ramírez con Dj Torres calentando motores el 18 y la gran sorpresa de esta edición: la siempre combativa, ecléctica y atrayente Ana Tijoux cerrando el 25 después de Dj Kaef. «Hasta que no acaba, no te quedas a gusto», confiesa Lozano, aludiendo al disfrute ajeno y a la responsabilidad de todo el equipo que hace posible el evento, convencido de que el plantel de este año no decepcionará en absoluto. Ni a los asiduos ni a quienes acuden por primera vez. Además, uno de los productores locales que acompaña a los artistas de esta edición tiene reservada una «sorpresa» para la ocasión.

«Hay gente que me ha dicho: ‘venía de pequeño y ahora vengo con mis hijos’»Carlos Lozano, director de Actividades Culturales de la UBU

Una de las ventajas que ofrece esta cita, independientemente de quién toque, es la «no exclusión». En el Hospital del Rey «cabe todo el mundo». De hecho, hay un espacio infantil que incluye un taller de circo para los más pequeños de la casa. No en vano, lo habitual es que todos los miembros de la familia se diviertan por igual. «Hay gente que me ha dicho: ‘venía de pequeño y ahora vengo con mis hijos’», remarca Lozano a sabiendas de que quien prueba suele repetir.

Otro aspecto a tener en cuenta, sobre todo para madres y padres, es que «no hemos tenido nunca ningún problema». Cero incidentes en un recinto que acoge a 2.600 personas en cada concierto. A lo sumo, en todos estos años, se ha requerido asistencia sanitaria por «alguna picadura de avispa».

Lo que está claro, a estas alturas de la película, es que el Tablero de Música se ha convertido en un referente donde «los artistas quieren venir». Con el tiempo, la organización aprendió a escoger con «un determinado volumen». Porque hay propuestas que «necesitan silencio» y encajan mejor en los Conciertos Jacobeos, que también van como la seda. Pero más allá de la autocomplacencia, por muy justificada que esté, lo mejor de todo es el hecho de tener un «público maravilloso», con ganas de descubrir sonidos lejanos y compartir momentos con personas de cualquier edad y condición.

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