El Correo de Burgos

Antonio Canales: «¿Un consejo? Mirar al baile cara a cara y decirle: ‘Sí, quiero’»

Aparte de presidir el jurado del Burgos & Nueva York, ofrece este jueves 25 de julio una clase magistral en Hélade. ‘Maestros’, su próximo proyecto, será «una sorpresa muy fuerte»

Antonio Canales ejerce la presidencia del jurado del Certamen Burgos & Nueva York.

Antonio Canales ejerce la presidencia del jurado del Certamen Burgos & Nueva York.ANA PALMA

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Antonio Canales (Sevilla, 1961) ha vivido muchas vidas. En todas y cada una de ellas, la danza juega un papel protagonista. Su corazón no late, baila. A ritmo de flamenco, por supuesto, pero también se deja embrujar por sonidos de cualquier parte del mundo. Porque Antonio Canales no oye: escucha y aprende constantemente. Su profesión, mucho más dura de lo que desde fuera parece, le sigue fascinando. ¿Como el primer día? Da la impresión de que sí. Sin duda.

Bailaor, actor y presidente del Certamen Internacional de Coreografía Burgos & Nueva York. Está encantado, se nota. A cualquiera le abrumaría discernir entre tantas propuestas, pero él concibe esta clase de citas como una bendita oportunidad. «Nos ponen las pilas», confiesa. Más aún cuando los participantes hacen gala de un «nivel bestial».

Canales se deshace en elogios hacia un certamen de «mucho prestigio». Tiene amigos de fuera que lo conocen y no le cabe duda de que, ahora mismo, «Burgos es una pantalla de la danza internacional». Lo mejor, a su juicio, es el amplio abanico de estilos y categorías que el festival engloba. No es de extrañar que lleve días «muy ocupado», aunque ya se sabe que sarna con gusto no pica.

Este jueves 25 de julio no toca emitir veredicto, pero sí enfrentarse a un público (probablemente) ávido de respuestas. Clase magistral en el Centro de Danza Hélade. Se le ve con ganas. Por su amistad con Alberto Estébanez, director del Burgos & Nueva York y de la propia escuela; pero también porque considera que «este tipo de eventos son mágicos». De entrada, porque «te puedes encontrar de todo». Y de principio a fin, porque el duende siempre acaba fluyendo y Canales viene dispuesto a «transmitir el amor que le tengo a la danza flamenca» con el objetivo de que «la pueda hacer todo el mundo».

La clase, en principio, durará hora y media. Pero lo mismo le tienen que «sacar a empujones» por estar tan a gusto. Bromas aparte, también aguarda expectante las preguntas de los participantes. Con los medios tiene callo, vaya si lo tiene, pero reconoce que los alumnos, sobre todo los universitarios, «a veces son crueles». No porque sean mala gente, qué va. Lo que ocurre es que, a veces, «con su inocencia y su frescura saben hurgar y pueden torpedearte».

«Me han dado premios políticos de izquierdas y de derechas»

Se da por hecho que alguien levantará la mano para pedir consejo a don Antonio Canales. «¿Un consejo? Mirar al baile cara a cara y decirle: ‘Sí, quiero’». Como si de una boda se tratase con la mujer o el hombre de tu vida. O dicho de otra forma: «No puedes tratar a la danza como a un amigo de la chorboagenda». En su caso, desde muy jovencito tuvo claro que había adquirido un «compromiso de sangre, de vida».

En este punto de su propia película, el artista que aún deslumbra con su Grito, creado expresamente para el Ballet Nacional de España, es de los que piensa que «hay que estar en cada época y en cada momento de tu edad». Si de algo está convencido es de que «cuando al arte se politiza, se pierde la verdadera esencia». Lo que él hace sobre un escenario «está por encima de todas las ideologías». Y no le duelen prendas al recordar que «me han dado premios políticos de izquierdas y de derechas».

A corto plazo, el maestro Canales saldrá a por todas con Maestros. Valga la redundancia, y viva también, porque se trata de «una sorpresa muy fuerte». Lo único que avanza es que estrenará el 20 de septiembre en su querido Alcázar y que cuenta con el respaldo de una directora «muy potente». También que estará acompañado de El Pele y José Antonio Rodríguez. Y que tarde o temprano recalará en Burgos, «una ciudad que amo». Y como lo prometido ha quedado por escrito, no le queda otra que cumplir con su palabra.

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