Ultraligera: «El directo del rock no se puede suplir, es algo explosivo»

«Sonorama sobrevuela la cabeza de cualquiera. Tocar allí es algo que tienes en mente desde que eres un chaval». La voz de Ultraligera, Javier Gismero ‘Gisme’, no ve la hora de subirse este jueves al escenario Tierra de Sabor del festival más potente de Castilla y León. El día se hará largo, ya que la banda madrileña toca pasadas las 3 de la madrugada. Pero mejor así, porque «la nocturnidad da pie a mayor locura». De ello dan fe muchas de las letras de una de las grandes promesas del rock alternativo patrio. Y si lo que cuentan en real, estamos sin duda ante una camada de gatos pardos.

¿Nerviosos? Seguramente, aunque lo disimulan que da gusto. «Tenemos un show muy preparado para la noche, un show que se puede defender sin titubear», asegura Gisme. Ese es su hábitat, insiste, por «el salvajismo, las luces, lo trepidante de las canciones y la atmósfera que tratamos de recrear tanto en la producción como en las letras». «Ese es el aura de la banda, el ambiente nocturno», remata Coque Fernández, guitarrista de Ultraligera, mientras lanza un aviso -medio en broma, medio en serio- a navegantes: «Somos una banda de rock, no unos happyflowers».

De Madrid al cielo, reza el dicho popular reconvertido en eslogan. En el caso de Ultraligera, la entrada al paraíso se sitúa más bien a orillas del Pisuerga. En el Conexión Valladolid, para más señas. Fue ahí, en el festival que organiza su mánager Álvaro Vidal, donde el grupo comenzó a forjarse. Su estreno fue a primera hora de la tarde y el último bolo, a finales de junio, de madrugada ante «8.000 personas».

«Nos ha dado muchas tablas», confiesa Coque, agradecido, porque a partir del Conexión «hemos ido ascendiendo». Tocar allí, dice Gisme, es como «un cumpleaños». Y hay que celebrarlo por todo lo alto porque se trata de «una fecha muy especial».

Otra parada obligatoria, más humilde pero tremendamente cercana, es La Rúa. La gira de Ultraligera para presentar su próximo disco (Pelo de foca) arranca oficialmente en octubre y la emblemática sala burgalesa no podía faltar. Fue allí, hace un par de años durante la presentación del festival iuBento, cuando Gisme cayó definitivamente en la cuenta de que «Madrid no es el sitio en el que mejor te cuidan». El excelente trato de Jacho, Carlos y el resto del equipo les dejó sin palabras. En el camerino, productos de la tierra y un trato «espectacular». Por eso les hace «especial ilusión» volver, porque «esos pequeños chutes de confianza son imprescindibles».

El de La Rúa, el 28 de marzo de 2025, es la penúltima fecha confirmada hasta el momento. Habrá más, eso seguro. Como también lo es, salvo sorpresa, que salgan nuevos adelantos de Pelo de foca. Por ahora llevan tres y la respuesta, según Coque, ha sido «increíble». Hasta el punto de que «la gente nos dice que está esperando a que saquemos más canciones». ¿Para cuándo la siguiente? «Hay cierta planificación, pero somos muy impulsivos», responde Gisme antes de aclarar que, pese a estar con Warner, «siempre nos hemos guardado la baza de poder decidir».

Algún que otro tema inédito ya ha caído en directo. Y más que sonarán. Así funciona Ultraligera desde siempre, testando el material en los conciertos. Esa es la prueba de fuego y Coque lo corrobora: «Hemos tocado canciones que pensábamos que irían en el disco y luego no han entrado».

«Personalidad propia»

Típica pero necesaria pregunta a cualquier banda del género: ¿Está el rock en peligro de extinción? «De unos años a esta parte, se redujo la oferta. Fue como una pequeña muerte, pero muy necesaria porque estaba un poco anquilosado, repitiendo patrones y fórmulas que personalmente me aburrían», replica Gisme de carrerilla.

Coque no puede estar más de acuerdo. Lo bueno, en su opinión, es que el Ave Fénix ha resucitado de sus cenizas y «se está creando una nueva escena». Lo malo, eso sí, es que «no hay una apuesta en este país por el rock».

Pueden que los tiempos cambien, que los modos de crear evolucionen. Lo moderno bebe de lo viejo aunque Ultraligera, tal y como indica el guitarrista, se afana en «innovar y tener nuestra propia personalidad». Lo que no varía ni un ápice, y así lo enfatiza Gisme, es que «el rock no se puede suplir, es algo explosivo». Y quedó patente, más que nunca, cuando después de la pandemia se potenció el «amor por el directo» con guitarras afiladas.