Akaldo: juventud, veteranía y «rock para todas las generaciones»
La banda burgalesa que más conciertos está dando este verano define el BurgoRock como un «regalazo». Su gran himno, el ‘Templo’, se grabará en estudio a finales de año
Primer acto: Chuchi e Isaac quedan para bucear. En un momento dado, antes o después de sumergirse, sale el tema de la música. El primero tiene ganas de montar un grupo, echa de menos subirse al escenario. El segundo, que lleva una década sin tocar la batería, dice que se apunta a un bombardeo. Al día siguiente, va «directo a Wallapop».
Segundo acto: La banda, aún sin nombre, ficha a Dudu como bajista. La idea es sumar dos guitarras y ponen un anuncio. Les llama Paco, un viejo amigo. Y encima comenta que su hijo Guille «toca mejor que él». No tardan en comprobarlo. El chaval, adolescente en ciernes, es un máquina. El círculo se cierra.
Tercer acto (y los que quedan): Akaldo se pone en marcha. El nombre, por cierto, surge de los caldos de invierno que prepara el padre de Chuchi en el bar La Playa.
Los primeros conciertos van como la seda. La gente responde, se lo pasa en grande. Empieza a funcionar «el boca a boca y el efecto llamada». Cada vez les llaman de más sitios, sobre todo para actuar en festivales por toda la geografía burgalesa.
En abril de este año, Dudu lo deja. Siempre formará parte de esta «pequeña gran familia», subraya Isaac. Una faena, porque hay concierto a la vista en La Rúa y una señora gira por delante. Chuchi, «un poco desesperado», llama a Marta (Wild Bill, Surfuckers...).
«Conozco a Chuchi de La Playa y somos amigos desde hace tiempo. En dos días ya estaba lista para tocar», recuerda la bajista «encantada» de «tocar con buena gente» con la que está compartiendo una «gira muy potente». Su estreno, en La Rúa, fue de lujo. Ahí estaban «todos dándolo todo».
¿Cuál es la clave del éxito? «La cercanía que tenemos con la gente», apunta Chuchi, voz cantante de un grupo que, por ahora, tira de versiones míticas del rock y del punk. «Hacemos que todo sea ameno y que la gente participe. Subimos al público a cantar en los coros, nos bajamos Paco y yo a la barra del bar, nos tomamos un chupito y volvemos. Tiramos balones, nos disfrazamos en algún tema... Por eso La Rúa mola tanto, porque es como un chamizo. Y cuando ves a la peña sonriendo y moviéndose, sabes que lo estás haciendo bien».
«Quieras que no, ver a un chico de 14 años tocando llama la atención»,
«Luego está Guille. Quieras que no, ver a un chico de 14 años tocando llama la atención», apostilla Isaac orgulloso de su jovencísimo compañero. Y no es el único. «Los jóvenes están ahora metidos en el reguetón y en músicas que son demasiado simples. De repente aparece un chaval y demuestra que el rock es para todas las generaciones», reflexiona Marta justo antes de que Chuchi proclame lo que todo el mundo piensa: «Es un virtuoso, un crack, el puto amo. El día que vayas a verle lo entenderás».
«Con mucha fuerza»
Sin necesidad de promoción ni de hacer el paripé en redes sociales, Akaldo es, posiblemente, el grupo de Burgos que más conciertos está dando este verano. «En casi todos los bolos viene alguien y nos coge el teléfono», reconoce Chuchi. De hecho, la actual gira lleva programada desde el año pasado.
«Tocar en el Burgorock es impresionante, un regalazo»
De todas las fechas cerradas de aquí en adelante, hay una que el combo espera con especial «ilusión». El sábado 5 de octubre, Akaldo actuará en la primera edición del BurgoRock junto a Zirrosis, Leize y Reincidentes. «Tocar con esta gente es impresionante, un regalazo», afirma el vocalista, que justo ese día celebra el 35 aniversario de La Playa. El garito cerrará, así que la fiesta se traslada al Andén 56. «¿Qué más se puede pedir? Vamos con mucha fuerza».
De momento, Akaldo se desfoga a base de versiones. Algunas nuevas, de los Sex Pistols, Ramones y Motörhead, vienen con letra de cosecha propia. Y luego está su Templo del Rock and Roll, compuesta por Javi Peyote en exclusiva para el grupo. Todo un himno que «la gente canta entero, no solo el estribillo», explica Marta.
«Que se siga oyendo el rock. ¡Muerte al reguetón!»
Ese es el camino a seguir: crear canciones con el sello de Akaldo. La del Templo se grabará a finales de año. Y hay otra en camino, Miradas Cruzadas, que «la llamamos Miradas Bizcas porque no termina de cuajar». Entre risas, la banda apela al buen rollo porque «la gente quiere pasárselo bien». De paso, Marta lanza un alegato a favor de la buena música: «Que se siga oyendo el rock. ¡Muerte al reguetón!».