Una pasión que nació en las salas de conciertos
La burgalesa Ana Medina dio sus primeros pasos hablando de música en emisoras de radio y hoy lleva la comunicación de más de una treintena de artistas, las redes sociales de Sonorama Ribera y trabaja en su segundo libro
Aquella adolescente burgalesa que presidía el club de fans de El Canto del Loco en Castilla y León y que veía en primera fila los conciertos de sus artistas favoritos, jamás pensó que hoy se codearía con algunas de sus bandas preferidas, que llamaría amigo al cantante canadiense Jay Malinowski y que su primer libro, ‘Escucha esta canción’, vendería más de mil copias. Ana Medina nació en Burgos pero hoy en día reside en Madrid, ciudad que la acogió tras acabar la carrera y que le permitió continuar con sus dos grandes pasiones: la música y la comunicación.
Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, dio sus primeros pasos en el ámbito de la comunicación cuando tenía apenas 16 años. Por aquel entonces, compartía su pasión por la música a través de un blog, y en las pequeñas colaboraciones que hacía con medios musicales. Hoy lleva la comunicación y redes sociales de muchos de esos artistas de los que se declaraba fan de joven, como Álex Ubago o Sidecars, y es amiga de muchos de ellos, como es el caso de Chica Sobresalto, con la que presentó en Burgos su obra el pasado mes de junio.
También tiene experiencia en el mundo de los podcast, primero junto al podcaster y ganador del Premio Ondas en 2022 Molo Cebrián, con ‘La Hora Alt’; y después junto a Quequé y Miguel Martín con ‘Los Teloneros’, donde hacían entrevistas a grupos de música. Su último proyecto fue ‘Provincianas’, junto a Alba Cordero y Janire Gutiérrez.
Sin perder la ilusión
Su hermana mayor hoy no se dedica al mundo de la música pero sentó las bases en Ana. Los conciertos de su banda Alto Volta son probablemente los primeros a los que asistió, con apenas diez u once años, y era su fan número uno. La adrenalina de los conciertos permaneció con ella y siempre que podía buscaba estar en primera fila para ver a sus artistas favoritos. Ha recorrido kilómetros y kilómetros para ir a conciertos, y pese a los años y el duro trabajo, reconoce que no ha perdido la ilusión.
“Es lo que me dijeron cuando empecé a trabajar en la industria de la música”, recuerda. “Alguna vez he dicho, no puedo escuchar música, necesito silencio, no quiero ir a conciertos, pero en realidad no. Al final, la música, si la llevas dentro, siempre va a volver y te va a salvar en algún momento”, añade.
“Las personas que nos dedicamos a esto tenemos que tener esa ilusión, porque es un trabajo muy sacrificado. No tienes horarios, no tienes fines de semana ni cómo organizarte, porque no sabes cuándo vas a tener vacaciones”, explica. “Eso permanece de la Ana que empezó: la ilusión y la emoción por los conciertos, la música, y ver artistas con los que empiezas, que van creciendo y la gente se va sumando”, apunta Medina.
Las redes sociales, una ventana a los festivales y un reflejo del artista
Algo así le ocurrió con Sonorama Ribera, al que define como el festival de su vida. Como buena burgalesa y amante de la música, Medina es una asidua más al festival ribereño, y tras asistir durante un par de años como público, camping incluido, escribió al equipo de Sonorama para enviarles una propuesta con diferentes ideas para hacer en el festival.
Un mes después recibió una llamada del director, Javier Ajenjo y, desde entonces, se encarga de la comunicación del festival. No es raro encontrarla subida a las plataformas de sonido o en primera fila, acompañada de su móvil y su batería portátil, grabando los conciertos. Pequeños clips que luego se convierten en ‘reels’ e historias de Instagram, y que acercan el día a día del festival a los seguidores de Sonorama.
“Hemos crecido un poco juntos, porque la gente iba al Sonorama por el boca a boca, por contar lo que estaba pasando y lo que molaba la plaza del Trigo, pero nadie lo veía porque no había redes sociales para ello”, explica. Hoy en día, las redes sociales son clave para los artistas, y también para los festivales con los que trabaja. “Cuando empecé a trabajar con Sonorama, las redes estaban ahí y se empezaban a usar pero no eran tan importantes como ahora, que es la ventana al mundo del festival”, afirma.
Cada artista gestiona sus redes sociales de una manera, pero una de las cosas que permiten es la cercanía con sus seguidores. “Es precioso que los artistas puedan leer las cosas que les mandan sus fans, y que estos puedan escribirles”. “Aunque se pierda ese mito del artista, creo que merece la pena la cercanía”, apunta.
Medina conoce bien las redes, y aunque es un mundo cambiante que obliga a aquellos que se dedican a ellas a estar constantemente actualizados sobre las novedades, también recomienda no presionarse en exceso con las redes sociales. “Tampoco nos podemos volver locos. Llegamos donde llegamos”.
Una primera novela con tintes autobiográficos
‘Escucha esta canción’ es la primera obra de Medina, un libro donde la música juega un papel fundamental en la historia y aprendizaje de Carla, su protagonista, cuyas vivencias a veces recuerdan a la propia autora. Medina reconoce que algunas de las situaciones que afronta Carla a lo largo de la novela son reales, incluso aquellas que los lectores han llegado a tachar de inverosímiles. “Es una historia que nació de algo que ocurrió realmente, de un viaje a París que hice para ver un concierto”, explica la autora.
Al igual que su protagonista, Medina conoció al artista que fue a ver a París, una experiencia que define como “preciosa” y que quiso contar en un blog que escribía por aquel entonces. “Cuando vi que la gente me empezó a preguntar cómo seguía la historia pensé que igual podía hacer algo más con ello”. Dio así los primeros pasos como escritora. Sin embargo, la historia quedó guardada en un cajón, hasta que llegó la propuesta de una editorial.
Con más de mil ejemplares vendidos en su primera edición, y en camino de una segunda, ‘Escucha esta canción’ comenzó como una crónica de un concierto, y acabó convirtiéndose en una novela de autoficción que llevó a su autora a firmar ejemplares en la última edición de la Feria del Libro de Madrid, y está deseando ponerse manos a la obra con la segunda novela.
“La editorial ya tiene la sinopsis y vamos para adelante”, afirma. Esta segundo obra tendrá otros protagonistas aunque también volverá a estar inspirado en cosas que le ocurrieron a su autora. Medina asegura que todavía le quedan muchas cosas por “pensar y atar” de esta segunda novela, pero “si todo va bien”, 2026 podría ser la fecha de su publicación.