Juan Manuel de Prada: «He sido discutido y hasta demonizado, pero siempre fiel a mi literatura»

Dos de los últimos proyectos de Juan Manuel de Prada son obras extensas -ambas de más de 1.600 páginas- y de muy largo aliento: 'El derecho a soñar. Vida y obra de Ana María Martínez Sagi', una profunda biografía sobre la vida de esta escritora y periodista catalana, y la novela que presenta este jueves en Burgos, 'Mil ojos esconde la noche', que la editorial Espasa ha decidido publicar en dos volúmenes. «Hubo un momento en que decidí que ya no tenía que escribir guiándome por las modas», señala el escritor. «También fui consciente que mis obras no iban a ser tan populares o tan exitosas, aunque esta última novela está teniendo bastante notoriedad y estoy muy agradecido a los lectores por su recibimiento», indica.

Este jueves, a partir de las 20.15 horas en el salón de actos del Museo de la Evolución Humana, Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) conversará con la viceconsejera de Acción Cultural de la Junta, Mar Sancho, sobre su última novela y su carrera literaria en un acto organizado por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua que cuenta con entrada libre hasta completar el aforo.

'Mil ojos esconde la noche' recupera al narrador de su primera novela, 'Las máscaras del héroe' (1996), una obra que catapultó a la fama al escritor criado en Zamora dentro de una generación de jóvenes autores españoles -Ray Loriga, Lucía Etxebarría, José Ángel Mañas, etc.- donde él era ‘el raro’. «Con el tiempo se han quedado más viejos que yo», ríe. «Toda la vida he estado escuchando que si yo era muy viejo, anticuado... pero ahí seguimos. Siempre he sido un autor muy discutido, muy combatido e incluso bastante demonizado. Pero cuando un autor es fiel a sus principios estéticos y cuando defiende una manera determinada de hacer literatura, al final hay gente que lo valora y se da cuenta de que en él hay una propuesta valiosa».

El origen de 'Mil ojos esconde la noche' está precisamente en la investigación que De Prada hizo sobre la vida y obra de Martínez Sagi, personaje al que ya había dedicado previamente otro libro, 'Las esquinas del aire' (2000). «Esa biografía, en la que trabajé muchos años, me reveló algo que me ha cambiado la vida: el descubrimiento de los archivos. Sagi vivió en París durante la II Guerra Mundial y, estudiando mucha documentación, advertí que había otros personajes, artistas y escritores españoles, que tenían una historia interesantísima», apunta. «Consideré que recuperar a Navales era idóneo, porque es un hombre que observa el mundo con una mirada bastante aviesa, retorcida, cruel... y ese mundo del París ocupado y el del 'Las máscaras del héroe' tenían mucho que ver por esos ambientes literarios y artísticos en que se mueve».

Fernando Navales, trabajador de la Falange en el París ocupado por los alemanes, «es un narrador incómodo para el lector, pero que tiene algo irresistible, una misteriosa atracción», señala el autor de 'La vida invisible'. La misión del protagonista, un manipulador nato, es conseguir que los artistas españoles en el exilio parisino se alineen con los postulados falangistas. Navales desplegará todas sus armas para conseguir sus objetivos.

Grandes personajes

La mastodóntica investigación que De Prada llevó a cabo para escribir su última ficción le llevó a rastrear por archivos a muchos personajes históricos y conocer, a través de diversa documentación, lances históricos muy poco conocidos. Y muchos los ha incluido en las páginas de la novela.

«Por su tono esperpéntico puede dar la impresión de que estás contando cosas surrealistas, de pura fabulación... Pero la novela tiene una base documental muy fuerte más allá de la mirada distorsionadora de Navales que todo lo contamina».

Pintores como Federico Beltrán Massés, Fabián de Castro, Óscar Domínguez o Emilio Grau, la actriz María Casares, la citada Ana María Martínez Sagi o el periodista y escritor César González-Ruano tienen su peso en la narración. Caso aparte son Gregorio Marañón -«un intelectual republicano muy honesto que, ante todas las autoridades alemanas, hizo un alegato antinazi afirmando que para los españoles la raza es la lengua»- y Pablo Picasso -«al que Navales tiene un odio enfermizo por su fama y dinero, pero también por sus aspectos oscuros y por los privilegios con que contaba. Era alguien intocable hasta para los nazis»-, señala De Prada.

Un escritor «raro»

El penúltimo libro que ha publicado hasta hoy es 'Raros como yo' (Espasa, 2023), una compilación de autores malditos, olvidados, defenestrados e incomprendidos que han transitado arrinconados en los márgenes o incluso empujados a las cunetas de la literatura. A «una gavilla de malditos» y las llamadas ‘Rosas de Cataluña’, De Prada dedica un largo capítulo al sacerdote y escritor argentino Leonardo Castellani.

«Para mí fue un gran descubrimiento. Silenciado tanto en España como en su propio país, conocer su obra me resultó deslumbrante. Fue un escritor extraordinariamente dotado, genuino, tradicional, con una visión del mundo muy novedosa que hizo que cambiara mi percepción sobre muchas cuestiones políticas, culturales, religiosas...», confiesa el autor de 'El silencio del patinador'. «En España es un escritor totalmente ignorado y encontrar sus libros es muy difícil».

La visión de la vida de Juan Manuel de Prada, también sale a relucir en algunos pasajes de 'Mil ojos esconde la noche', «lo cual no quiere decir que la voz del narrador, Fernando Navales, sea la mía. Ni mucho menos», subraya. Los textos de Juan Manuel de Prada son una fiesta de la lengua española donde salen a bailar todo tipo de figuras literarias, frases sorprendentes y un vocabulario milagroso y juguetón.

El autor de 'Me hallará la muerte' es una de las plumas más importantes de la literatura española contemporánea, un escritor fuera de categoría y de modas que no deja indiferente a nadie ni con sus libros ni con sus colaboraciones en prensa. 'Mil ojos tiene la noche' es el último y grandioso testimonio de su entrega y pasión literaria que este jueves trae a Burgos al reencuentro con sus lectores.

«Me considero un hombre muy afortunado y mi amor hacia mi oficio como escritor siempre ha sido leal y constante, lo que me ha salvado en muchas ocasiones. Porque la tentación del desistimiento es fuerte en un escritor... Esto es una carrera de fondo y hay que aceptarlo», concluye.