Abuelos, hijos y nietos unidos por el rock
Montorio se pone de nuevo en marcha para celebrar su histórico Montorock, este sábado 2 de noviembre, con ocho bandas en cartel, talleres infantiles, comida popular y radio en directo
En los viejos tiempos, cuando se cobraba entrada y era obligatorio establecer controles en los accesos, «los seguratas pedían venir al Montorock porque era mucho más tranquilo que otros festivales». El «buen ambiente» siempre imperó en Montorio, casa del mismísimo Rosendo Mercado y referente de varias generaciones que por allí han visto desfilar a bandas tan emblemáticas como Gamma Ray, W.A.S.P., Barón Rojo, Celtas Cortos u Obús.
Cual Ave Fénix, Montorock resurgió el pasado año de sus cenizas tras un lustro en barbecho. Por fin volvía el festival más longevo de España, con permiso del Zaidín Rock de Granada, apostando esta vez por el panorama local de principio a fin porque en Burgos, las cosas como son, hay rock del bueno para dar y tomar. El regreso, confiesa Juanfer Oso (miembro activo de la organización), superó las expectativas y permitió incluso «sacar remanente» para seguir dando caña.
El público cumplió y no queda otra que pisar de nuevo el acelerador. Sin tirar la casa por la ventana, pero sí con un cambio de formato para dar la oportunidad a muchos de «pasar el día en familia». Con ocho bandas en cartel, de gratis y más de 12 horas de música por delante, Montorock vuelve a la carga con las mismas ganas de siempre este sábado 2 de noviembre a partir de la hora del vermú.
Romperán el hielo, a partir de las 13 horas en la plaza del pueblo, los Four Fiesta. Nada mejor para arrancar que una pizca de nostalgia ochentera, especialmente dedicada a más los veteranos, antes de la comida popular (patatas a la montoriana) a 5 euros por ración con bebida incluida. Ya en la sobremesa, el briviescano Diegovisión ofrecerá uno de sus desternillantes shows en La Taberna mientras los vitorianos Old Time Spooks van afinando sus instrumentos para descargar su enérgico directo en la plaza a eso de las 5 y media de la tarde.
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Nada mal para el arranque, desde luego. Aparte, se llevarán a cabo talleres infantiles con el rock como hilo conductor para que las nuevas generaciones se contagien de la pasión que durante décadas han experimentado sus mayores. Mientras tanto, Radio Montorock dará paso a invitados con infinidad de anécdotas sobre el festival como Raúl Vadillo o Ana Andueza. A ambos, bien lo saben por estos lares, la escena burgalesa les debe muchísimo.
«Cada ver hay más amantes del rock and roll en edad de dejar descendencia», comenta Juanfer, haciéndose eco de algún que otro comentario entre quienes no pudieron asistir a la anterior edición ante la imposibilidad horarios y crianza. Esa es, sin duda, la principal razón por la que el festival ha decidido empezar antes. De ahí que los conciertos en el polideportivo comiencen a las 19 horas.
Tocarán Antecessor, Rockerizos, Black Jack (tributo a AC/DC) y Ascua, fichaje de última hora porque los Asako no pueden actuar en eléctrico debido a la lesión de Pablo, su batería, en una mano. Sin embargo, la banda burgalesa de punk-rock no se cae del cartel. En lugar de actuar en el polideportivo, la organización ha optado por trasladar su bolo a La Tenada, a partir de las 12 y media de la noche, en formato acústico.
Una vez finalizada su actuación, quien quiera podrá quedarse a seguir disfrutando de la fiesta. «A poco que te descuides, te lías», advierte Juanfer, entre risas, sabedor de que en Montorio es «fácil amanecer» cuando el rock penetra en el pueblo. No obstante, la promotora Todo Es Música (TEM) fletará un autobús desde Burgos, con salida en la plaza de España a las 5 de la tarde y vuelta media hora después de los conciertos en el polideportivo.
Con ganas de que las guitarras empiecen a sonar en Montorio, Juanfer y compañía agradecen la implicación del pueblo para que su querido Montorock siga vivito y coleando. En este sentido, recuerda cómo en las primeras ediciones «había gente de 50 años echando una mano a sus hijos». Y aunque por desgracia hoy «no están todos, los que quedan se ofrecen para ayudar». Cada cual en la medida de sus posibilidades, puro trabajo en equipo. Algo que «emociona», por supuesto; más aún teniendo en cuenta que «no es su música, pero es su manera de colaborar».
Se espera «bastante movimiento» este sábado en el pueblo y los organizaciones confían en «llenar el polideportivo otra vez». Tres décadas después, el rock continúa latiendo fuerte y, a pesar de que sea puente, sobran los motivos para dejarse caer por un festival en el que «nunca ha habido ningún problema». Por eso, como decíamos al principio, los seguratas querían venir aquí. Y no sería de extrañar que más de uno, peinando canas ya, lo haga como asistente.