Literatura
La novela de José Antonio Abella ‘La llanura celeste’ regresa a las librerías
La editorial vallisoletana Páramo publica una segunda edición de esta obra, corregida con denuedo por el recordado escritor y escultor burgalés en sus últimos meses de vida
Ya lo avisó semanas antes de su defunción el pasado 5 de julio: «Voy a dejar varios libros para publicar tras mi fallecimiento. Está ya todo preparado y hablado con mis editores: plazos, fechas, diseños... Como el Cid, seguiré dando la batalla después de muerto», comentó José Antonio Abella (Burgos, 1956 - Madrid, 2024) con su conocida espontaneidad y simpatía en una conversación para este periódico.
Y el primer libro de los varios del escritor burgalés que llegarán en las librerías en los próximos dos años es ‘La llanura celeste’, editado originalmente en 2019 por la editorial Páramo, que regresa ahora con una nueva edición revisada y corregida por el autor. «Estoy muy contento porque es una novela a la que tengo mucho cariño, que se desarrolla en el medievo de una Castilla planteada como territorio mágico, lleno de leyendas», declaró Abella a este periódico la pasada primavera.
En la nota introductoria, el propio escritor hace una declaración de intenciones directa y franca, como él era, sin ambages ni circunloquios estériles. «Vayamos al espíritu de este libro, que no es otro sino el de fomentar el amor por esta tierra de Castilla y León, vilipendiada tantas veces como opresora cuando su triste realidad es que ha sido siempre una tierra oprimida, pues la historia de los reyes pocas veces coincide con la de sus vasallos».
El autor de ‘La sonrisa robada’ siempre cuidó el lenguaje hasta límites obsesivos, hacía literatura hasta en los títulos de sus textos y tenía a la palabra como una santidad a la que rendir devoción diaria. «Nacemos en un idioma y en él aprendemos a vivir, porque las palabras son el alimento y la esencia de nuestra naturaleza. Los humanos somos seres que hablan y eso nos diferencia de los otros seres vivos, aunque quizá no tanto como pensamos...», reflexionó en la introducción de ‘La llanura celeste’.
Alguien importante en la vida de esta novela fue el escritor segoviano Ignacio Sanz, íntimo amigo de Abella desde que el autor burgalés estableciera su residencia, ya definitiva, en la capital del Acueducto a principios de los años 90 del siglo pasado. Tan honda fue esa amistad que el autor burgalés homenajeó a Sanz y a su mujer Claudia en la novela ahora reeditada incluyéndolos como actores en la narración. También Donila, un personaje de la novela juvenil de Sanz ‘Noche de enigmas’ (1990), deambula por las páginas de ‘La llanura celeste’.
En el prólogo, titulado ‘Breve historia de un robo’, Ignacio Sanz señala que «José Antonio Abella, una de las personas menos dadas a furores autonómicos que conozco, había creado, ciñéndose al marco geográfico de Castilla y León, una trama de vertiginosos historias y encantamientos, sirviéndose de las viejas leyendas que han dado proyección mítica a esta tierra, a través de un pastorcillo medieval que aparece de golpe en nuestros días».
Ese joven zagal es Gonzalillo, un huérfano acogido en el monasterio burgalés de San Pedro de Arlanza a finales del siglo XII. Por diversos azares y encantamientos, el pastor y su perro Luna aparecerán en nuestros días, obligados a seguir un rumbo que les marcan las estrellas y que les llevará a recorrer las nueve provincias de Castilla y León con una sola meta: salvar la vida de su rey, Alfonso VIII.
Una historia castellana
Esta novela es una obra muy peculiar dentro de la narrativa de José Antonio Abella. Discurre, en algunos de sus pasajes, en los tiempos más remotos que podemos encontrar en toda su novelística. Publicada en 2019 en su primera versión, ‘La llanura celeste’ se encuentra cronológicamente entre el libro de relatos -interconectados- ‘Trampas de niebla’ (Valnera, 2018) y la docunovela ‘Aquel mar que nunca vimos’ (Valnera, 2020), su exitosa obra sobre el maestro de Bañuelos de Bureba Antonio Benaiges. Tres libros que llegaron a las librerías en años consecutivos y que son muy diferentes entre sí, prueba de la gran capacidad de trabajo y de fabulación del escritor burgalés.
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«José Antonio llegó a Páramo a raíz del libro ‘Cuentos de Tierra de Lara’ (2018), donde 27 autores, la mayoría burgaleses, narran en sus relatos historias recogidas por nosotros [la Editorial Páramo y la Asociación para el Desarrollo de Tierra de Lara] entre los vecinos de esta comarca. Contacté con él, le puse al corriente del proyecto, le gustó mucho la propuesta y escribió un cuento titulado ‘La sonrisa de Mohamed’», explica Javier Campelo, editor de Páramo. «Entonces creo que se le encendió una bombilla al conocernos y le resultó muy fácil enviarnos ‘La llanura celeste’, debió de pensar que esa novela encajaba mucho con nuestra filosofía de preservar el patrimonio oral y literario de Castilla y León, nuestras tradiciones...».
El escritor total
Los editores que trabajaron con Abella saben que no era un autor al uso. Él no aparecía con su texto en un documento de Word en la oficina y ya está. «No, no, todo lo contrario», ríe Javier Campelo. «Le encantaba aparecer con el manuscrito maquetado y encuadernado. Él era el escritor, el diseñador, el promotor... Venía con su experiencia en la editorial Isla del Naúfrago y conocía bien toda la cadena de pasos que hay en la elaboración de un libro. Pero claro, en cada editorial tenemos nuestra forma de trabajar y eso a veces provocaba algunos roces entre ambos... Pero yo me dejé hacer en ‘La llanura celeste’, porque es que lo hacía muy bien y entendí todas las correcciones que quiso hacer sobre la primera edición. La portada es una de las más bonitas de nuestro catálogo. Y la novela es un hito en Páramo, un verdadero libro de autor», asevera Campelo.
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Uno de los grandes problemas que tiene una obra literaria para sobrevivir en las librerías es la avalancha continua de títulos que llegan cada semana a sus mesas y estanterías, que tapan las anteriores y condenan al olvido o la irrelevancia «a libros que necesitan su tiempo. Nosotros vamos a intentar que ‘La llanura celeste’ no se pierda y esté siempre disponible. Porque es una obra que lo merece», concluye Javier Campelo.