Presentación literaria
Sergio del Molino: «Siempre ha sido una condición de mi vida no saber muy bien de dónde soy»
El escritor y periodista Sergio del Molino presenta este miércoles 13 de noviembre ‘Los alemanes’, Premio Alfaguara de Novela 2024, en el salón de actos de la Fundación Círculo de plaza de España a partir de las 20 horas
El programa cultural de la Fundación Círculo celebra durante estos meses su quinto aniversario con un ambicioso cartel donde grandes nombres de la música, el teatro, el cine y la literatura pasarán por sus salones para ofrecer lo mejor de sí mismos al público burgalés. Y para festejar este lustro como se merece, no podía faltar su padrino, Sergio del Molino (Madrid, 1979), el escritor que abrió Círculo Creativo en marzo de 2019 presentando su obra ‘Lugares fuera de sitio’, ganador del Premio Espasa 2018.
Este miércoles comparece en Burgos con su última obra, ‘Los alemanes’, (Alfaguara). Será en el salón de actos de la Fundación Círculo de plaza de España a partir de las 20 horas, en un acto con entrada libre hasta completar el aforo y realizado en colaboración con la librería Luz y Vida.
El pasado enero se falló la 27ª edición del Premio Alfaguara de Novela y ‘Los alemanes’ de Sergio del Molino fue la ganadora por delante de más de 800 manuscritos. Es uno de los galardones literarios más importantes en lengua española, lo que implica una extensa tournée de actos públicos y encuentros con medios de comunicación. «Es una larga gira, la he sufrido más que disfrutado», confiesa el escritor entre risas. «Acabaré el año con más de cincuenta presentaciones, sumando las de España y las de América... A pesar de la fatiga, estoy encantado de estar con los lectores y con las personas que me invitan y organizan los actos, quejarse sería de tontos... Cuando te presentas a un premio de esta envergadura eres consciente de lo que conlleva, no soy el primero que lo gana», ríe.
El jurado del Premio Alfagura, que estuvo formado por Sergio Ramírez, Rosa Montero, Laura Restrepo, Manuel Rivas, Juan José Millás y Pilar Reyes, destacó de ‘Los alemanes’ «su maestría para narrar un suceso muy poco conocido de la historia española relacionado con las mutaciones del nazismo y con hondas consecuencias en el mundo actual. Oscuros secretos familiares encierran un pasado amenazador capaz de destruir el presente. ¿Heredan los hijos la culpa de los padres?».
Por fin, una novela
La obra literaria de Sergio del Molino es tan rica en temas como híbrida en géneros. Ensayos puros, libros autobiográficos, autoficción, biografías noveladas... Había lectores y hasta amigos que le preguntaban desde hacía tiempo para cuándo tocaba una novela-novela. «Nunca he entendido esta pregunta. ¡La he escrito cuando me ha apetecido!», ríe. «Pero esta historia me lo pedía hacer así. Y tampoco es que la estrategia sea tan distinta a la hora de abordar otros libros catalogados como de no-ficción. Para mí importa muy poco que los personajes sean puramente ficticios o estén inspirados en personas reales. Al final siempre hay una construcción literaria», subraya Del Molino. «El trabajo literario es igual de exigente y de necesario en ambos casos».
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‘Los alemanes’ narra la historia de una familia, los Schuster. En 1916, en plena Primera Guerra Mundial, llegan a Cádiz dos barcos con más de seiscientos alemanes provenientes de Camerún. Se han entregado en la frontera guineana a las autoridades coloniales por ser España país neutral. Se instalarán, entre otros sitios, en Zaragoza y formarán allí una pequeña comunidad que ya no volverá a Alemania. Entre ellos estaba Hans Schuster, el bisabuelo de Eva -una ambiciosa política, concejala del Ayuntamiento de Zaragoza- y Fede -profesor en la universidad de Ratisbona-, quienes, casi un siglo después, se encuentran en el cementerio alemán de Zaragoza en el entierro de Gabi, su hermano mayor, un músico de la movida aragonesa que tuvo su momento de éxito. Junto con su padre, Juan, son los últimos supervivientes de una familia que llegó a formar un importante negocio de alimentación. Pero en los tiempos que corren el pasado siempre puede regresar para levantar ampollas. Seguidores de Hitler refugiados en España, políticos con grandes aspiraciones, amistades que van y vienen y judíos cazanazis con intereses urbanísticos pululan por las páginas de este novela.
Sergio del Molino conoció la historia de los alemanes del Camerún que recalaron en Zaragoza hace muchos años. Tras una investigación, que comenzó con el hallazgo de unos papeles con propaganda pronazi en español en la Feria del Libro Viejo de la capital aragonesa, publicó en 2009 el ensayo ‘Soldados en el jardín de la paz’. En 2012 organizó una exposición en el Centro de Historias de Zaragoza con material cedido por las familias. En este 2024 ha publicado esta novela que, quizá, sea el cierre de un círculo que llegó a obsesionar al escritor. «Pero ‘Los alemanes’ es una novela de una familia actual, no es una novela histórica. Se desarrolla hoy», aclara.
Uno de los temas que trata este título, y que atraviesa toda la obra de Sergio del Molino, es el desarraigo. «Yo llevo una forastería muy ‘light’, siempre ha sido una condición de mi vida no saber muy bien de dónde soy... En un país que, por cierto, parece que eso es importante. A mí me resulta muy difícil, porque tengo el corazón dividido en tres [nació y estudió en Madrid, se crio en Tavernes de la Valldigna, Valencia, y reside en Zaragoza]. Creo que eso ha definido mi carácter, veo el mundo en el que vivo con cierta distancia y con una mirada irónica y desacomplejada. Eso nota en mis textos».
Política, fútbol y viceversa
Una de las tramas más potentes de la novela vincula a Eva Schuster -política con grandes aspiraciones- con unos inversores israelíes que tiene metido mucho dinero en el Real Zaragoza -el club maño está en la actualidad en manos de Jorge Mas, multimillonario estadounidense de origen cubano que también es dueño del Inter de Miami, el equipo de Messi-. Ahí, Del Molino, que no es nada ‘futbolero’, relata las intrigas de estos potentados extranjeros que, a través de la gestión de un equipo de fútbol, tratan de hacer negocio e influenciar en la política de una ciudad. «Hay muchos ejemplos, pero no sólo es cosa de extranjeros. Ya lo hizo Jesús Gil, ahí está Florentino Pérez... Tener un equipo de fútbol en España te proporciona un prestigio y un poder enormes».
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«Eva se ha propuesto ser una política honrada y esa va a ser su perdición», continua. «Liquidó la empresa de su padre, que estaba en un embrollo, y eso le hace creer que puede gestionar cualquier cosa. Pero no podrá luchar contra un sistema donde los políticos no medran siendo honrados», explica el autor de ‘La hora violeta’. El alcalde, Alfonso, y su pareja, Asteri, son dos personajes de su entorno personal a los que no debemos perder la pista. Tampoco a su hermano Fede y a Berta Klein, vieja amiga de la familia Schuster.
«Las relaciones que no terminan nunca de entenderse o las de las personas que viven separadas por silencios es lo valioso y universal de la novela, todo lo demás es tramoya. Dificultades para distinguir la amistad del amor o el sentimiento fraternal del rencor, no saber muy bien cómo relacionarte con tus hermanos o tener odio hacia tu padre... Todas esas sensaciones, tan comunes y difíciles de resolver, es lo fundamental de esta novela. Las complejidades y problemas de la familia Schuster han hecho que muchos lectores se apropien de la novela y se reconozcan ella».
La novela está estructurada en capítulos narrados por distintos personajes que conforman «una polifonía de voces que ofrecen una panorámica de lo que hay en torno a los Schuster para que el lector se integre en sus vidas». Ana, la difunta madre de los protagonistas, fue pianista. Sus silencios y la música que interpretaba también forma parte de la atmósfera de sonidos de ‘Los alemanes’. «La idea compositiva de la novela es muy musical, los escritores siempre estamos buscando alguna metáfora que nos ayude a comprender nuestro trabajo. Yo pensaba que este libro era una sinfonía, pero algunos amigos musicólogos me han contradicho y me han comentado que es más bien un cuarteto de cuerda. Y tienen razón», concluye con simpatía Sergio del Molino.