'Save the world': «Unión, resolución, conciencia y paz» con vocación de futuro
Pure, Daría Ras, Clémence Juglet, Álex Hache, Neønymus, Mucrovisión, Nurandbe, Guille Oña y Fer -juntos pero no revueltos- retoman con fuerza su «multidisciplinar» espectáculo este sábado en la Casa de Cultura de Gamonal
El estreno, en diciembre de 2023, fue como la seda. Los nervios del elenco, «bárbaros», se disiparon conforme avanzaba el espectáculo. El público dictó sentencia, durante y después. Save the World (Salvar el mundo) arrasó en el Teatro Principal de Burgos, saltaba a la vista. Los artistas salieron, más que satisfechos, pletóricos. Y fue en ese preciso instante de celebración cuando Pure, el artífice del proyecto, se puso «malísimo a más no poder». Le bajaron tanto las defensas que estuvo así «una semana». Por suerte, «en esta ocasión es todo lo contrario».
«¿Por qué no hacer algo reivindicativo para crear un poco de conciencia sobre lo que estamos haciendo en el planeta?», se preguntó Pure mientras ideaba un espectáculo «multidisciplinar e inclusivo» capaz de unir a artistas de diferentes ramos. Casi un año después, mantiene la misma premisa y esencia creativa mientras aguarda expectante el segundo pase de Save the World, este sábado 16 de noviembre, en la Casa de Cultura de Gamonal, a las 20:15 horas.
Ni ayer ni hoy. Daría Ras no se lo pensó dos veces cuando Pure le propuso volver a colaborar. Quería retomar esas «pinceladas electrónicas» con las que se lo «pasaba pipa». Con su poderosa voz, poniendo en práctica sus estudios de ópera, pero también con el piano. Todo ello sin perder esa intrínseca vena heavy, la que tantas alegrías le ha dado con Frío, pese a ser consciente de que saldría irremediablemente de su «zona de confort».
«Mi relación con Pure surge desde el arte puro, de la inspiración, de lo que me sugieren sus melodías», dice Álex Hache, el improversador cuya voz sustenta el hilo conductor de una propuesta inclasificable, a caballo entre el musical y las artes escénicas, que plantea una profunda y necesaria reflexión sobre la responsabilidad a título individual en favor del bienestar colectivo. Una «locura», en el mejor sentido de la palabra, donde todo el mundo suma.
El «buen rollo» prevalece entre los artistas. Un factor clave para que Save the World cobrase vida y haya crecido en cada ensayo. «Nadie va de estrellita, nadie busca destacar», recalca Daría tras advertir que, en este mundillo, no es oro todo lo que reluce. Por propia experiencia -más de 30 años sobre los escenarios-, sabe de sobra que «machacar y la envidia» suelen estar a la orden del día. Aquí, por suerte, sucede «todo lo contrario».
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Cada cual desde su parcela, con total libertad dentro de la estructura armónica, aporta un valioso granito de arena a tan peculiar «fusión de estilos». No es cuestión de «lucirse», apunta Fer (batería), «encantado» de formar parte de una aventura en la que «todos llegamos a un acuerdo sobre lo que queremos hacer en las canciones».
Se trata, como bien comenta Guille Oña, de un «espectáculo muy abierto, toda una experiencia musical» con la que se siente «muy identificado» por sus guiños al mundo rural. Con su handpan, más hechizante si cabo cuando sobrevuela las atmósferas electrónicas de Pure, siente una «conexión puramente artística y personal» que trasciende hasta límites insospechados.
Faltan en esta entrevista, por motivos de agenda, el resto de miembros de la familia Save the World. Pero están presentes, de alguna manera, porque aquí todos son uno. Neønymus, que a estas alturas «no necesita presentación»; el leonés Mucrovisión, cuyo espectáculo audiovisual atrae a «gente bastante potente de la escena electrónica y otras disciplinas»; Nurandbe, una «voz preciosa» con la que Pure tenía que contar sí o sí... Y Clémence Juglet, por su supuesto. Ganadora del Certamen Internacional de Coreografía Burgos & Nueva York en 2021, desde entonces «a todos sitios a los que va no ha habido ni uno en el que no haya sido galardonada». Su danza, sin duda, vertebra el proyecto de principio a fin.
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Todos echan de menos a Blanca Chicote, una joven y prometedora saxofonista con Síndrome de Down que esta vez no ha podido participar al encontrarse fuera de Burgos. Una «pena», desde luego, pero no un adiós ni mucho menos. Porque Save the Word, sí o sí, tiene vocación de continuidad. La idea, precisa Pure, es grabar un vídeo promocional para exponer el formato y buscar nuevas fechas en otros enclaves. «Creemos que tiene mucho empaque para enseñárselo a entidades públicas, teatros, centros culturales...». Y ojalá esté Blanca para enriquecer una propuesta que, ante su ausencia, ha ganado una nueva canción.
«Muchos espectadores que vinieron la otra vez me han comentado que van a volver porque había tantas cosas que tenían la sensación de no haberlo visto todo», confiesa Daría, mientras sus compañeros asienten, a sabiendas de lo complicado que resulta prestar atención a todos los detalles. Además, confía en volver a encontrarse con un público de lo más variopinto, desde «gente mayor a heavys».
A punto de levantar el telón por segunda vez, el equipo se encuentra más que preparado para deleitar con su arte. De paso, confían en remover conciencias para que «la gente se ponga las pilas». Antes de eso, una última pregunta en el tintero. ¿Qué es Save the World más allá de lo ya contado? En términos emocionales, sobre todo. «Unión y resolución», responde Pure sin titubeos. Y Álex, por aquello de «romper la rima» y porque lo siente de veras, añade los conceptos de «conciencia y paz».