El Correo de Burgos

Los Piratas de Bambalúa amarran en el puerto del Principal por última vez

La función se estrenó en 2011 y volvió a subirse al mismo escenario dentro del Festival de Teatro Local de La Parrala. 160 representaciones por toda España que, 13 años después, sigue vigente

Los tres Piratas de Bambalúa Teatro.

Los tres Piratas de Bambalúa Teatro.SANTI OTERO

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El mar de la basura vuelve a instalarse en el Teatro Principal. Y tres Piratas vuelven a intentar quedarse en tierra porque el mar está lleno de porquería y ya no se navega como antes. Una historia que arrancó sobre las tablas del Teatro Principal de Burgos en 2011 y han permitido al equipo de Bambalúa Teatro abordar cuestiones como el cambio climático, el respeto a la naturaleza y la importancia clave del agua.

«Para nosotros es una obra muy especial porque supuso un punto de inflexión en la línea de la compañía, y tener ahora una nueva actuación en el Principal es entre bonito y melancólico porque echas la vista atrás y ha sido algo muy especial lo que ha generado Piratas», explica Sito Matía, de Bambalúa Teatro. Este espectáculo está dirigido a niños a partir de cinco años. Desde esa primera toma de contacto en el Teatro Principal hace 13 años se ha representado más de un centenar de veces.

Un total de 160 ocasiones en las que un corsario fanfarrón, una estudiante de la escuela de piratería y un grumete despistado se suben a un galeón para cruzar los siete mares y buscar el tesoro escondido en una isla remota. Por el camino descubren los peligros que genera la contaminación de los mares y el efecto que sufren los animales del mar.

Un espectáculo que «creo que en Burgos vamos a dar por cerrado, es algo que cuesta, porque le coges cariño y fue una pieza que cambió nuestra fórmula de trabajo en cuanto a escenografía más versátil, pero en Burgos no creo que vuelva a subirse al escenario», lamenta Matías.

En sus 160 representaciones se han paseado por Burgos, Galicia, Extremadura, Navarra, Andalucía, La Rioja o Aragón. Recuerda, además, como fue su última representación antes de la pandemia. «Tenemos un recuerdo muy bonito con esta pieza porque en Alicante fue una de nuestras últimas representaciones antes de la pandemia, justo antes de anunciarse el confinamiento estábamos por allí en una de las campañas escolares y para nosotros, que al terminar salimos a hablar con los niños, fueron nuestros últimos abrazos».

A nivel formal, el espectáculo gusta a los mas pequeños, un público que se recicla constantemente pero eso no ha implicado cambios en estos 13 años de representaciones. «Es un espectáculo muy directo, blanco, aquí hay piratas pero no utilizan ningún arma, ni sables, ni cañones, ni quilla..». De esta manera, lo que hay es un diálogo entre el ser humano y el medio ambiente. «Parece que en diez años podría ajarse un tema, pero no es así, todo lo relacionado con el cambio climático, el respeto al medio ambiente, la necesidad de mantener limpios los mares sigue siendo muy actual, porque como no espabilamos, estamos como estamos y mira Valencia», lamenta Sito.

De esta manera, la temática sigue vigente. Y las lecciones siguen calando en los niños. «Es un espectáculo en el que hemos recibido mucho feedback en redes sociales, los niños de ocho a nueve años asimilan muy bien el contenido aunque es abierto a mayores de cinco, pero lo que nos comentan los padres es que ponen las pilas en casa a todos en como reciclar y demás», señala. Las canciones, la escenografía, el juego y las marionetas permiten a los más pequeños comprender la necesidad de proteger el medio ambiente y como aportar su grano de arena.

A nivel actoral Matía reconoce que es un reto físico. «Hace diez años igual lo llevábamos mejor, éramos diez años más jóvenes, pero es un esfuerzo porque los tres nos pasamos casi todo el tiempo en escena, cantando, moviendo la escenografía que es muy versátil y se convierten en un actor más de la obra», explica.

En la escenografía es donde «este proyecto fue un punto de inflexión, un giro porque tiene tanto protagonismo como los propios actores». De esta manera, los tablones son al mismo tiempo un puerto, una taberna, un barco, una isla, un mar, un torreón que van cambiando en una forma de juego que se integra en la dramaturgia de la pieza. También hay elementos como manipulación de objetos y títeres, que son los animales quienes dan un testimonio directo de las consecuencias del cambio climático y lo que puede pasar si seguimos ensuciando el planeta por puro egoísmo.

Creen que será la última vez que Piratas amarre en Burgos pero reconoce que «es difícil dejar marchar un espectáculo, nos cuesta desprendernos de ellos porque les coges cariño, vamos viendo». Aunque en Bambalúa tienen que hacer hueco. Cuentan con ocho espectáculos en activo, este es uno de ellos, pero se plantean nuevas producciones de cara a 2025. Están ultimando una última producción que «esperamos que vea la luz a principios del próximo año», le seguirá un espectáculo familiar con teatro clown y otro vinculado al público adulto. «No sabemos muy bien como afrontarlo porque de cara a las giras, nosotros que recorremos España, tienes que plantearte como mover ocho espectáculos muy diversos con toda su escenografía, vestuario etc.», señala.

De momento el año se cierra entre Burgos y Badajoz. Tienen previsto recalar en Navalvillar de Pela de la provincia de Badajoz el 28 de diciembre y el 30 desplegarán a su ‘Superchica’ en la sala Gamonal. Mientras ya piensan en como se desarrollará un 2025 con tres nuevas propuestas teatrales con la que seguir recorriendo escenarios por todo el país.

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