Golpe de efecto de Autocid
El conjunto burgalés roza la perfección durante 25 minutos para situar el 1-0 en el global de la serie / El trabajo defensivo impulsó a los locales, que pudieron correr . Los de Casadevall alcanzaron una máxima renta de 37 puntos El dominio de la situación a campo abierto dejó sin aliento al rival
AUTOCID FORD 94
CÁCERES 71
Autocid Ford: Rafa Huertas (12), Mateo Kedzo (7), Juan Aguilar (8), Marcus Vinicius (17), Jerome Tillman (13) –quinteto inicial- Pep Ortega (13), Chus Castro (15), Darren Phillip (8), Ross Schraeder (-), Alberto Antuña (-), Rubén Duarte (-).
Cáceres: Leon Williams (10), José Ángel Antelo (5), Dani Rodríguez (4), Xavi Forcada (9), Francis Sánchez (6) –quinteto inicial- Pedro Robles (9), Juan Sanguino (-), Justin Sedlak (2), Carlos Cherry (11), Sergio Olmos (15), José Medina (-).
Árbitros: Vázquez y Mas.
Eliminados: Sedlak (min. 33).
Parciales: 26-11; 50-30 (descanso); 78-52 y 94-71 (final).
DIEGO ALMENDRES / Burgos
Sólo es el primer paso al frente en el largo y traicionero camino que separa al Autocid del sueño del ascenso, pero el equipo burgalés demostró ayer que tiene las armas necesarias para superar los obstáculos que encuentre. En el choque inaugural de la serie, los de Casadevall rozaron la perfección durante 25 minutos para levantar el pistón los últimos 15. Esfuerzo suficiente para situar el 1-0, que era el objetivo, y acumular buenas sensaciones a pesar de la mejoría experimentada por Cáceres en el tramo final.
Autocid no quiso madurar el partido. Fue a por él decidido, a tumba abierta, como si fuera su última misión. El equipo de El Plantío puso las reglas del juego y puso sus cartas boca arriba convencido de que ganaría la mano. Tocó el cielo con las manos por un momento, aunque la batalla se presentaba larga. Cada metro ganado era un triunfo y los azulones avanzaron a mordiscos para atropellar a un rival KO.
La defensa ahogó a Cáceres y la consigna era clara: robar y correr. Correr como el alma que lleva el diablo. A campo abierto todo resulta más fácil y es donde Juan Aguilar puede mostrar todo lo que lleva dentro. El ‘12’ disfrutó a la carrera, pero quienes realmente gozaron fueron Jerome Tillman y Marcus Vinicius. El brasileño es una joya de valor incalculable, el termómetro, la respuesta correcta a cada situación del juego. Por eso, después de que Francis Sánchez clavara el 2-2 en el inicio, Autocid martirizó una y otra vez al rival en transiciones tan rápidas como letales. Marcus firmaba 11 puntos en 10 minutos y el parcial creció hasta un 24-9 para el que Aranzana no parecía encontrar solución.
Las circunstancias exigían la presencia en pista del tocado Cherry y las rotaciones dieron mayor solidez a los cacereños. Imposible jugar al límite los 40 minutos, pero Autocid no podía variar su planteamiento
ni un milímetro. Había llegado la pausa en ataque y los de Casadevall supieron jugar con paciencia para sumar de aquí y de allí. Ortega, Castro, DP… el ataque convertía en oro el brillante esfuerzo defensivo, por mucho que Olmos y Robles lideraran la causa visitante. A 3:08 para el descanso los castellanos mandaban por 20 (41-21) y sólo la carga de personales de Huertas y Marcus obligaban a apuntalar ciertos aspectos. Pequeños retoques que Pep Ortega explotó al máximo en sus brillantes 1x1 de un segundo cuarto que alcanzó un máximo tope de 22 (47-25) antes de que Castro rematara la faena con un triple sobre la bocina desde casi el centro del campo.
El primer partido de la serie había alcanzado la mitad del camino y Cáceres hacía tiempo había perdido la estela azulona. El objetivo burgalés era perder de vista a su rival, evitar el último intento desesperado de reacción de un bloque potente y experimentado como el cacereño. Hasta el momento, todo había salido a pedir de boca, pero no había margen para la vuelta atrás. Sólo quedaba mirar al frente, seguir remando con fuerza porque quedaba un mundo por conquistar.
No hubo dudas. Autocid se arrimó aún más al adversario y le ajustició con frialdad y dureza. El acierto exterior era el único aspecto del juego que debía unirse a la fiesta y llegó en el inicio del tercer cuarto con un 19-2 impulsado con los triples de Castro (2), Aguilar y Tillman. El equipo de casa estaba encendido y Cáceres perdió el norte con una antideportiva de Francis Sánchez y un feo gesto de Cherry que recordó a su pataleta absurda de 2010 con Anagonye. Así, a falta de 4:35 para el final del periodo, los locales alcanzaban los 37 (71-34) en un festival sin fisura alguna, hasta entonces.
De repente, los locales frenaron en seco. El rebote se convirtió en un problema mayúsculo y Cáceres, por fin, encontró con facilidad el camino del aro. Con un parcial de 7-20 (78-54), el equipo de Aranzana aseó sus números para iniciar la reconstrucción moral. Al fin y al cabo, en menos de 48 horas se presenta un segundo asalto en el que ambos arrancarán de cero.
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