Un partido trampa para lucir galones

DIEGO ALMENDRES / BURGOS

Agradece Autocid el respiro concedido por el calendario, un regalo envenenado que el equipo local debe convertir en trámite. Ourense, pareja de baile en esta sexta jornada, quizá no tenga el empaque de rivales como Breogán, Alicante o Melilla, pero su presencia en pista ya exige la máxima concentración para evitar sustos innecesarios en una noche diseñada para soltar lastre.

El compromiso se presenta incómodo, de esos en los que uno expone más de lo que puede sacar en claro. Sin embargo, el conjunto local entiende que es una buena oportunidad para alimentar su casillero de victorias y dar un paso más en su evolución como colectivo. Necesita el cuadro castellano ganar revoluciones en este arranque de temporada y ocasiones como ésta no se pueden desaprovechar.

Melilla, último compromiso, es la referencia a seguir como también lo fueron a su manera Breogán y Alicante para entender los vicios a evitar. «En el partido frente a Melilla encontramos desde la defensa el camino adecuado y el equilibrio necesario», valora el técnico azulón, Andreu Casadevall. Ahora, el catalán tiene clara la importancia de un envite en el que los suyos no pueden relajarse. «No podemos distraernos. Cuando empiezas mal, dudas, pero Ourense vendrá a morder», advierte.

No en vano, Ourense «es peligroso» más allá de lo que diga la estadística acumulada. «Si no lo respetamos, nos encontraremos con un susto», insiste un Casadevall que destaca la competitividad de un bloque avalado por la misma trayectoria que lo condena. «En varios partidos ha llegado al tercer cuarto por delante en el marcador», apunta.

Jugadores «experimentados» dan forma a un bloque en el que destacan sus extracomunitarios. Ogide, «intimidador» y Barbour, «anotador» definen a un rival que llegará a Burgos tan presionado como motivado.

Autocid se centra en aplicar su guión para encarrilar el encuentro. Pep Ortega vuelve a protagonizar las atenciones del cuerpo técnico, ya que continúa con el tratamiento específico que requiere su fascitis plantar. Reservado en las sesiones de mañana, por las tardes ha podido preparar el partido de hoy con el resto de sus compañeros y jugará.

Otra cosa es lo que suceda con un Franco Rocchia cuya evolución es «normal». «Su nivel físico es estupendo, pero debe coger ritmo, habituar su cabeza y mecanizar movimientos. Si le necesitáramos, no dudaría en utilizarlo», expone Casadevall.

El italoargentino será una pieza importante a media que avance la temporada. Mientras tanto, la presencia de Alberto Miguel garantiza el buen hacer de la rotación exterior, aunque el técnico pase de puntillas por la situación personal del cántabro. «Ahora toca hablar del partido y de Alberto lo haremos la semana que viene», zanja el preparador, reconociendo su incidencia en el juego. «Nos está dando mucho», resume.

El de hoy será el partido 201 de Andreu Casadevall en el banquillo de Autocid, una noche especial con la misma obligación de siempre. «Son muchos partidos», reconoce. La «humildad» y el «trabajo» forman la receta aplicada por técnico y club a lo largo de cinco años «bonitos en lo deportivo» y «sufridos en lo familiar» por la distancia soportada. Con todo, no se queja. «Las cosas han salido bien. Agradezco a la afición su apoyo y estoy en deuda con todos», comenta, con un compromiso: «trabajar para que Burgos esté lo más arriba posible».