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BALONCESTO / Adecco LEB Oro

Autocid Ford sale vivo de un embrollo

Cuaja una primera parte perfecta antes de dilapidar una renta de 20 puntos / Van Oostrum desperdicia la posesión decisiva. Una ecografía aclarará la lesión que arrastra Isaac López en los 'isquios'

Burgos

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AUTOCID FORD 91

CÁCERES 88

Autocid Ford: Luke Sikma (5), Dani López (2), Marcus Vinicius (7), Alberto Miguel (20), Jorge García (10) –quinteto inicial- Juan Aguilar (4), Pep Ortega (10), Isaac López (5), Sergio Olmos (12), Jeff Xavier (14), Franco Rocchia (2).

Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Olaseyi Ashalou (12), Devon van Oostrum (14), Antonio Peña (12), Roberto Morentín (18), Álex López (6) –quinteto inicial- Josh Duinker (8), Richard Nguema (-), Braydon Hobbs (9), José Medina (-).

Árbitros: Terreros y Pinela.

Eliminados: Peña (min. 40).

Parciales: 26-17; 58-40 (descanso); 73-65 y 91-88 (final).

DIEGO ALMENDRES / Burgos

Por mucho que Autocid salte a la cancha con el guión aprendido de carrerilla, cada partido es una historia por escribir. Ayer, cuando la noche invitaba a la risa y el alboroto, el conjunto azulón aprendió que la LEB Oro no regala ni un triunfo. Pudo evitarlo, debió hacerlo, pero acarició el desastre tras dominar por 20 puntos. Tanto, que Cáceres tuvo opción de igualar o ganar el partido y no fue capaz de poner el balón de juego tras el tiempo muerto a 10 segundos para el final y 87-85 en el marcador.

Se hizo la oscuridad en un partido de ensueño hasta el descanso. Por mucho que Ashaolu y Peña no dudaran en cambiar en cada bloqueo para dificultar las alternativas que ofrecen Marcus y García en el ‘3’ y en el ‘4’, por mucho que aplicara defensas presionantes, el mando era local. Ni siquiera necesitó el combinado burgalés aplicar su mejor baloncesto para situar un 12-4 de salida que probaba de inicio la capacidad de reacción visitante. Cuando un equipo está de dulce, se trata de sentarse y disfrutar.

Cada vez que Cáceres cogía aire, Autocid respondía desde fuera. El triple fue un aliado al principio y una cruz al final. Bien para parar los pies al rival, bien para abrir brecha, los diez triples en los primeros dos cuartos con sólo cuatro fallos acumulados debían matar las ilusiones de un rival que parecía abocado a una derrota clara. Sin embargo, se mantuvo en pie sobre la pista sin importarle las diferencias que registraba el marcador.

Resulta imposible personificar el mérito de este Autocid a lo largo de un partido. Cada uno tiene su momento. Todos son protagonistas. Alberto Miguel sacó brillo a su muñeca, mientras Jorge García hirió por fuera y por dentro para asentar la ventaja en torno a los 10 puntos (24-15) antes de un segundo cuarto letal.

El Plantío disfrutaba, pero Cáceres jugó sus bazas. El físico de Ashaolu ganó protagonismo en la pintura, ayudado por Duinker, y los verdiblancos estrecharon distancias apoyados en una mayor intensidad en el saque de fondo. Importante cortar de raíz el ímpetu de los de Frade y la segunda unidad (por llamarlo de alguna manera) tiró del carro.

Olmos jugó sus minutos más cómodos desde que viste de azulón. Confiado, ganó peso en el partido y completó el impecable acierto anotador de los exteriores. La brecha, fijada en los 10, creció cuando Jeff Xavier reclamó la atención de los focos. Si hay fiesta ofensiva no puede faltar el caboverdiano, quien puso la guinda con un triple desde el centro del campo que fijaba el 58-40 al descanso. Mientras, Isaac López se vio obligado a dejar el parquet por lesión.

El peligro de los partidos que están casi decididos es, precisamente, ese ‘casi’. Con 20 minutos por delante, Autocid tenía que aprovechar la inercia positiva para disfrutar de una cómoda travesía en la segunda parte y con el 60-40 sólo faltaba empaquetar el triunfo. O no. De repente, el cuadro local cayó en las redes de un Cáceres firme y seguro. A pesar del rapapolvo, el cuadro de Frade sabía que había escogido el camino adecuado y se limitó a seguir la senda hasta ver dónde podía alcanzar consciente de la dificultad de la empresa.

Así, el cuadro visitante confirmó las buenas sensaciones que sólo le negó el marcador. Autocid perdió el norte en ataque y en defensa los problemas crecían para atar en corto a su respondón adversario. Con Van Oostrum al frente de las operaciones, Cáceres recortaba y recortaba ante un conjunto burgalés inmerso en una espiral de malas decisiones, con Olmos como único respiro en la pintura. Ahora, el acierto exterior era visitante y el parcial de 4-14 dio paso a las alarmas cuando Morentín clavó el 71-65 en el último minuto del tercer cuarto.

Había llegado el momento de aplicar el plan B: apretar los dientes. Allí, en el barro, es donde nombres como Pep Ortega se gustan. Dos rebotes ofensivos cambiaron la tendencia de un partido que volvía a estar bajo control con un 8-2 tranquilizador, pero no definitivo. Morentín, clásico descorchador desde el triple, hizo trizas a un cuadro azulón a un metro del precipicio con el 85-85 a 1:23. Sikma dio aire, pero fue Cáceres quien falló la oportunidad de empatar o ganar el partido. Todo el lío para que Van Oostrum regalara un triunfo por fin rubricado por Alberto Miguel desde la personal.