El Correo de Burgos

BALONCESTO ADAPTADO / División de Honor

Demasiado para el Servigest

El poderoso Fundosa ONCE aplica la lógica en un partido en el que los locales vendieron cara su piel / La ausencia de Cristian Gómez condicionó el ataque del combinado castellano

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SERVIGEST    46

FUNDOSA ONCE    69

Servigest: Manu (3), Adel (13), Josema (2), Hélder (10) y Jorge (6) -quinteto inicial- Ángel (-), Cruz (-),  Zhao (2), Pablo (2), Álvaro (-), Dani (-) y Hai (8).

Fundosa ONCE: Rodríguez (4), Vera (4), Zarzuela P. (4), Zarzuela A. (11), Latham (2), -quinteto inicial-  Stix (-), Gómez (-), López (6), Muiño (2), Tucek (20), Montiel (-) y Bywater (18)

Árbitros: Carnero y López. Sin eliminados.

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La visita de uno de los aspirantes al máximo cetro continental no era, precisamente, la mejor ocasión para que el Servigest se reencontrara con la victoria. Además, el cuadro burgalés tuvo que afrontar este duelo desigual con la ausencia de su máximo anotador, Cristian Gómez, por una lesión en la mano.

El Fundosa, conjunto que en las primeras cinco jornadas había logrado sus victorias por una diferencia media de más de 46 puntos, se encontró en su visita a Burgos con un Servigest fiel a sus principios en una tarde culminada con la fiesta solidaria programada junto al Banco de Alimentos y Autismo Burgos.

El conjunto madrileño es un bloque inagotable de jugadores de alto nivel que no baja el ritmo en ningún momento. Valga como muestra la aparición en pista del checo Petr Tucek ya en el minuto seis, pero fue él quien destrozó el encuentro en un segundo cuarto prodigioso en el que sumó 16 puntos de los 22 que anotó su equipo. Ese parcial despertó al Servigest del sueño vivido en unos primeros diez minutos en los que jugó de tú a tú a uno de los mejores equipos del continente.

Bajo la batuta de un Hélder estelar, los burgaleses incomodaban el ataque madrileño y movían el balón con soltura y acierto. De hecho, hasta el minuto 17 (22-29) la utopía flotó por el José Luis Talamillo, pero Tucek se había hecho dueño del encuentro y, pese a la ayuda de Adel Torfi, el descanso dejaba 17 puntos de desventaja que marcaban una distancia inalcanzable. Sigue en edición impresa

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