El Correo de Burgos

BALONCESTO / Adecco LEB Oro

Autocid se hunde en Palencia

Cuaja un arranque de partido serio, con un juego fluido y acertado / Después de alcanzar una renta favorable de 15 puntos, firma una de las segundas partes más calamitosas que se recuerdan con tres canastas en el tercer cuarto. La intensidad de los morados sacó del partido a un equipo burgalés vulnerable

Burgos

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QUESOS CERRATO    74

AUTOCID FORD    63

Quesos Cerrato Palencia: Bravo (7), Forcada (9), Rejón (10), Feliú (4), Moncasi (7) -quinteto inicial- Abouo (9), Otegui (14), Garrido (2), Barbour (12).

Autocid Ford: Pep Ortega (14), Sàbat (5), Peña (-), Jeff Xavier (10), Coppenrath (18) -quinteto inicial- Aguilar (2), Romà Bas (5), Maresch (5), Olmos (4), Bartolomé (-).

Árbitros: Mas y González.

Eliminados: No hubo.

Parciales: 17-21; 32-44 (descanso); 55-50 y 74-63 (final).

DIEGO ALMENDRES

Ya tendrá tiempo este Autocid de hablar de ascenso cuando toque. De momento, bastante tiene el conjunto azulón con resolver de una vez por todas las dudas que envuelven a su juego en este primer tercio de campaña, a la espera de la esperada pieza que cubra el vacío dejado por la lesión de Jorge García.

Ayer, el conjunto burgalés se desvaneció en un envite que tenía controlado hasta el descanso. Jugó a placer por momentos, mandó en la pista y dio sensación de seguridad. Sin embargo, este Autocid aún es frágil. En el tercer cuarto tiró por la borda tanto la victoria ante un rival directo como las buenas sensaciones acumuladas durante el último partido y medio.

La baja de Roger Fornás por un problema en los gemelos igualaba los contratiempos en la rotación interior de unos y otros. Autocid, a lo suyo, reconoció la importancia de protagonizar una buena salida. Primero, para reforzar su confianza. Y segundo, para sentar las bases de una noche lo más tranquila posible dentro de la dificultad que entrañaba.

Se presentaba el derbi más igualado de los últimos tiempos, pero los burgaleses sabían que una de las claves principales residía en su rendimiento individual y colectivo. Los síntomas de mejoría mostrados ante Melilla quedaron refrendados en una muy buena primera parte de los ayer naranjas. Fue un espejismo.

El bloque de Casadevall se mostró serio en defensa, seguro en ataque y acertado en los lanzamientos liberados. No cabían mejores noticias para los burgaleses, impulsados desde el inicio con los puntos desde el triple y por un Coppenrath que, poco a poco, intenta ser el que fue. Al menos, el de Vermont mejora cada día su aportación y cada paso al frente es un motivo para el optimismo.

Autocid dio el primer aviso con el 5-12 firmado de salida, una puesta en escena que obligó al Palencia a acelerar para no quedarse descolgado en el inicio como en otras muchas ocasiones. Esta vez los de Lezcano remaron hasta el 11-12 y el partido entró en una fase esperada de igualdad en ambos aros.

A pesar de la primera ocasión perdida, los burgaleses daban por buena la escaramuza protagonizada en una noche que dejó novedades en el planteamiento de Casadevall. Resulta extraño que el preparador de los de El Plantío no mueva ficha en todo un cuarto, pero los naranjas alcanzaron la orilla sin rotaciones con un 17-21 para alimentar la esperanza.

Llegó el momento del regreso de Romà Bas. Aunque necesita tiempo, el alicantino pronto demostró que su aportación siempre es importante. Luego se diluyó como el resto de sus compañeros.

Autocid comenzaba a sentirse cómodo en la pista gracias a un triple de Pep Ortega. Dos buenas acciones en campo propio corroboraron esa sensación en un equipo que armaba el ataque con rapidez. Lo reclamó Casadevall desde el primer día y ayer se vio por un instante a un conjunto rápido en la construcción. Y si la circunstancia obligaba a buscar el 5x5, los visitantes cargaban con acierto el juego a sus interiores.

Con esas premisas, la escapada tenía que llegar tarde o temprano. Palencia aguantó otro envite apoyado en su pelea en la pintura, pero la iniciativa era del Tizona. Y con el 24-28, los de El Plantío firmaron un 0-8 con dos triples de Maresch y Bas para superar la barrera de los 10 puntos de ventaja.

La máxima burgalesa alcanzó los 15 con el 27-42 a 2:52 del descanso. Eran los mejores minutos de un Autocid que, una vez tocó techo, se desinfló para despedirse del partido. Lezcano pidió tiempo muerto y Palencia reaccionó con una defensa más agresiva que acabó por neutralizar a los visitantes.

Ni siquiera la confirmación de Coppenrath frenó la mejoría morada. El marcador se estrechó con el 42-48 para enfado de un Casadevall obligado a pedir tiempo muerto. Ahora, los suyos caminaban a remolque aquí y allí. Habían perdido el ritmo y era necesario recuperarlo cuanto antes.

Era un partido nuevo y Autocid tenía las de perder en ese nuevo escenario. El equipo burgalés estaba roto. Incapaz de contener la brecha abierta en defensa, en ataque los naranjas se estrellaban contra las líneas de pase del rival y se desangraban en cada pérdida.

La intensidad morada pasó por encima de los visitantes en un tercer cuarto en el que sumaron 6 puntos. Así, el Quesos Cerrato culminó la remontada gracias a una canasta fácil de Barbour a 1:47. Con el equipo hundido, sólo la bocina final alivió a un Autocid que cedía por 55-50 tras encajar un parcial de 28-8.

La cosa fue a más en el último cuarto. Palencia sólo debía dejarse llevar ante un adversario ofuscado sobre la pista. Más allá de la distancia en el marcador (la máxima en contra llegó a los 11 en varias fases), era una cuestión de bloqueo total sin solución. No había nada que hacer. Sólo esperar el final del partido y analizar con el paso de los días el efecto de un sopapo muy doloroso. Lo que diga la clasificación, hoy por hoy, es lo de menos.

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