El Correo de Burgos

BALONCESTO

El trago más amargo, otra vez

Los jugadores del Autocid Pep Ortega, Juan Aguilar, Jorge García, Sergio Olmos y Jeff Xavier aún digieren la frustración de comprobar cómo por segunda ocasión consecutiva queda sin efecto el derecho deportivo de competir en ACB

Burgos

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DIEGO ALMENDRES / Burgos

La decepción todavía afecta a los profesionales del CB Tizona que se quedaron sin premio después de llevar al club a lo más alto. La frustración general es más patente en aquellos que, por segunda ocasión consecutiva, ven cómo sus anhelos de competir en ACB vestidos de azul se quiebran por la imposibilidad de asumir las duras condiciones de acceso impuestas por la elite. Es el caso de Pep Ortega, Juan Aguilar, Sergio Olmos, Jorge García y Jeff Xavier.

PEP ORTEGA. Los cinco que apostaron por seguir en El Plantío después del golpe de 2013 vuelven a sentir el vacío de comprobar que el esfuerzo realizado «carece de sentido». Así se expresa Pep Ortega, quizá el hombre más carismático de un equipo tocado. «Todo ésto no sirve para mucho si al final seguimos en LEB. Lo que hacemos no tiene repercusión en la gente que debe apoyar», lamenta.

El interior se siente decepcionado con la situación después de que las buenas intenciones no se refrendaran en los despachos. «Tanto que se dice que la ciudad quiere ACB, lo debemos de conseguir entre todos», asegura antes de recordar que los profesionales sí hicieron una acción decidida por este proyecto.  «Algunos jugadores con ofertas de otros equipos apostaron por seguir aquí, por la ilusión de estar en ACB con Burgos», apunta.

JORGE GARCÍA. Si Ortega reconoce sentirse «quemado» con esta situación, Jorge García no esconde su «desilusión» para hacer después un análisis más profundo de las consecuencias que provoca la política llevada por la ACB. «Se frena la evolución de los clubes y de los jugadores. Deben darse cuenta que muchos equipos que ya están con los mejores tienen problemas económicos y que por abajo la LEB Oro no tendrá ningún aliciente», advierte.

El cordobés considera que la segunda categoría se convertirá en una «Liga de desarrollo, sin identificación de las ciudades con sus equipos». Con todo, indica que el Tizona ha hecho «todo lo posible» por convencer a ACB y que «ha acertado» en su decisión de «no hipotecarse». «Hay que flexibilizar las condiciones. Ahora afecta a Burgos, pero ocurrirá con otros equipos que están creciendo y que también se darán contra el techo», insiste.

El golpe ha sido duro, pero el azulón valora la buena reacción de los burgaleses. «Hay que volver a llamar a los aficionados que quieran seguir y disfrutar del baloncesto. Seguro que el Tizona hace un buen proyecto, pero hay que apretar a ACB en los despachos desde agosto», afirma.

JUAN AGUILAR. Otro de los jugadores más afectados es Juan Aguilar, quien tenía «la esperanza» de que esta vez se diera el paso al frente. «La ilusión era mayor que el año pasado porque en 2013 dijeron desde el principio que no iban a pagar el canon», señala. Ya en frío, el sevillano asegura que el club «tiene razón» en su planteamiento porque el coste «es inasumible». «No se debe hipotecar ni el club ni la ciudad», destaca.

Ahora toca pasar el trago y recomponer las ideas para afrontar el futuro con garantías. Aunque el panorama del baloncesto español «no es alentador», Aguilar apuesta «por seguir adelante». «Somos profesionales y en mi caso no cierro las puertas a Burgos», concluye.

JEFF XAVIER. Desde Estados Unidos también se ha seguido con interés las gestiones llevadas por el Tizona para abrir las puertas de ACB. Jeff Xavier reconoce que las últimas han sido semanas «estresantes» porque «la esperanza» era real. «Ahora la tristeza es mayor que el año pasado porque estaba seguro de que lo íbamos a conseguir», comenta el de Rhode Island.

¿Y ahora? Toca esperar a que el mercado fluya con normalidad. «Todo ésto me afecta porque mi meta es jugar en ACB y quiero hacerlo en Burgos, que estará siempre en mi corazón porque allí nació mi hija y me encanta su gente. Siempre querré jugar allí», zanja.

SERGIO OLMOS. Con «mucha incertidumbre» siguió Olmos el estado de unas negociaciones infructuosas. El levantino estuvo «muy pendiente del proceso» y el desenlace le ha dejado un mal sabor de boca. «Me ha dolido más, quizá porque este año hemos tenido que luchar mucho para ascender», señala, en referencia a los «obstáculos» encontrados en forma de «lesiones y otros problemas».

La «frustración» de Olmos se mezcla con el convencimiento de que algo debe cambiar en ACB, cuyas exigencias «están alejadas de la realidad». El pívot esperará ahora antes de «valorar» las opciones que le ofrece el destino.

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