El Correo de Burgos

Laia-Lucila, medallas de altura

Las dos jugadoras de la selección de baloncesto conversan sobre la plata conquistada en Rio y el boom femenino de los últimos años en el deporte

Laia Palau y Lucila Pascua, jugadoras de la selección española de baloncesto que consiguió la medalla de plata en Río 2016.-JORDI COTRINA

Laia Palau y Lucila Pascua, jugadoras de la selección española de baloncesto que consiguió la medalla de plata en Río 2016.-JORDI COTRINA

Publicado por
DAVID TORRAS / MARCOS LÓPEZ
Burgos

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Tres Juegos las contemplan. Es, en realidad, el prodigioso y trabajado viaje del baloncesto femenino español hacia el partido que nunca imaginó jugar algún día: una final olímpica contra EEUU.  De Atenas-2004  a Río de Janeiro-2016 pasando antes por Pekín-2008. Laia y Lucila, la doble L, hablan de baloncesto. Y de la vida.

Llega Laia Palau, la capitana (Barcelona, 1979), al corazón del Born. No sabe si está en Barcelona o caminando por la villa olímpica de Río. A las cuatro de la madrugada tenía los ojos como platos. El jet-lag. Y, de pronto, en medio de los turistas que descubren el Barrio Gótico, emerge la figura de Lucila Pascua (Ripollet, 1983). Ella ha dormido de maravilla. Antes de volver a la pista (Laia, en Praga y Lucila, en Zaragoza) Las dos reflexionan sobre el ascenso al Everest del baloncesto femenino y ese boom en un mundo de hombres. 

LUCILA PASCUA: Yo estoy descolocada, pero descolocada de verdad.

LAIA PALAU: ¿Tú, también? Me pasa igual. No me lo creo. Es una locura.

LUCILA: Y tanto Laia. Estamos aquí, pero es como si no estuviéramos.

LAIA: Ves a los tuyos, eres feliz. Y cada cinco minutos te están recordando que has ganado una medalla de plata olímpica... Es muy fuerte

LUCILA: Ni tú misma te crees que es tuya. La llevas aquí en el bolso y de vez en cuando la coges, la miras y dices: '¿Es mía?' Sí, es mía. Es nuestra.

LAIA: No es fácil llevar una medalla de plata en el bolso (risas).

Lucila la lleva en la elegante caja de madera que les dieron en Río; Laia, en cambio, envuelta en un pareo.

LAIA: Me hace mucha gracia cuando mis amigos me dicen: ¿Sales con la medalla en el bolso? Sí, claro. ¿Dónde la voy a llevar, si no? Todo el mundo la quiere ver, la quiere tocar.

LUCILA: Pesa mucho, más de lo que parece. ¡Es una medalla olímpica! Solo hay 12 en todo el mundo.

LAIA: ¡Es muy fuerte! Hemos ganado otras cosas importantes, pero nada es comparable a esto. Nada. Es otra dimensión. En Río ya te dabas cuenta, pero aquí es increíble. El mundo está pendiente de esto y esta visibilidad nos va muy bien.

LUCILA: La gente se sienta en el sofá y lo ve todo. Ve deportes que no mira en cuatro años. Da igual cual sea. Es un subidón y tiene una repercusión... Gente que no sabe nada de baloncesto y que te han visto.

LAIA: ¿Lo más duro? Los cuartos.

LUCILA: Es el punto de inflexión y el peor partido de todos con diferencia. Te lleva a la medalla o te hunde en la miseria. Te da continuidad para alcanzar la gloria. O te quedas ahí una semana más, pero de turismo.

LAIA: Suerte que la Cruz (Anna) nos hace estas cosas...

LUCILA: Nos hace un Cruchelito y todo va de maravilla (Risas, recordando el increíble tiro sobre la bocina que dio el triunfo ante Turquía).

LAIA: La canasta es un canastón. Y si miras la jugada se le escapa un poco el balón y luego tira...

LUCILA: Y el árbitro dice que hay que hacer instant-replay.

LAIA: Salimos todos en estampida todas como unas locas y nos dicen: 'Cuidado, los árbitros' Y nosotras: ' Si, hombre que digan lo que quieran, que esto es para celebrarlo'.

LUCILA: Al final lo celebramos dos veces. Con la canasta de Cruchelito y después cuando nos dijeron que la daban por buena.

LAIA: Luego, las semifinales con Serbia fue el partido más fácil de todo el campeonato. No se porque pero...

LUCILA: Yo las vi muy fundidas…

LAIA: Yo también. En el primer cuarto, dijeron: 'Ah, pues estas han venido en serio'.

LUCILA: Las vi como muy cansadas, iban como un segundo por detrás de nosotras. No podían…

LAIA: Es verdad. Y eso que las serbias van como aviones. Empezamos muy bien, a ellas no les salía nada, se obcecaron, se frustraron, me sorprendió mucho. Las serbias tienen mucho carácter y mucho orgullo, quedaron como aplatanadas. Les chupamos el espíritu, la esencia…

LUCILA: Además, siempre las hemos ganado. Es como cuando nosotras jugamos contra Estados Unidos. Hay algo más allá del baloncesto, hay como una especie de barrera psicológica. Y las serbias pensaron con nosotras: '¡Otra vez, las pesadas estas!'. Eso le pasa a muchos equipos.

Lucila le da mucha importancia a ese factor mental. Por algo estudia psicología.

LAIA: ¿Trabajo psicológico? Reírnos, ese es nuestro trabajo. No existe esa figura y a mí sería algo que me encantaría.

LUCILA: Es verdad que hay días en que matarías a alguien en la villa (risas). Son muchos días de convivencia, de competición, de tensión, de todo. Debemos tener en cuenta que para 8 de las 12 eran sus primeros Juegos. Para Laia y para mí eran los terceros. Había días en la villa en que necesitaba mi espacio. Nosotras, la gran mayoría, vivimos solas. Y, de pronto, en un apartamento convives con cinco. Hay gente que tiene más vida social, otra menos. Pero no tienes tu momento de soledad.

LAIA: Seis y cada una de su padre y de su madre. Son 12 mundos, no es fácil. Es difícil, pero al final lo hemos llevado bien. La villa es agotadora. Todo el rato estás viviendo muchas sensaciones , no paras de estar con gente, encontrándote a deportistas por todos lados, en el ascensor.

LUCILA: Y andas y andas y andas. Para ir al comedor, un cuarto de hora, los desplazamientos son largos, y todo tiene su lenguaje. Es el lenguaje propio de la villa.

LAIA: Pero nos ha salido un campeonato muy redondo y eso hace que todo se lleve mucho mejor.

LUCILA: Es que tenemos muy claro el rol de cada una. Evidentemente que hay cabreos. Pero somos super happy todas, no hay mal rollo. Ninguna quiere tener una cámara hiper bárica en la habitación... (risas).

LAIA: No hemos tenido ningún problema serio, en plan aquí va a explotar algo. Se autogestiona bastante bien el grupete. Es bastante, bastante equipo. Nos hemos adaptado bien bien. Lo hemos disfrutado bastante y al ser tus terceros juegos pues estás supercontenta. Me he reído bastante. Nosotras somos las chicas del bronce, ¿cuántos hemos hecho? Bastantes... No menosprecio ninguna medalla porque España siempre ha ido a muerte, pero si lo piensas casi siempre estás en el lugar que te corresponde.

LUCILA: Los pasos están bien dados, desde el preolímpico en junio, hemos jugado todos los partidos como si fueran finales. Cada partido era una final. Excepto el de EEUU, dentro del grupo regular, todo lo demás era una final. Allí se decidió no desgastar a la gente. Y en cada partido sales a morir. Eso te crea una tensión, una dinámica y te acostumbras. Otro partido, otra final y todo el mundo sale a muerte.

LAIA: Tener partido-descanso nos ha ido muy bien, ir a saco, descansar, ir a saco. Y te ayuda tener a Estados Unidos en tu grupo porque si no te la cruzas en cuartos o semifinales. El plan era clarísimo, ganar a Serbia porque te ponías segunda y ya no te cruzabas con EEUU.

LUCILA: ¿EEUU? Bueno, con la americanas sales a darlo todo. Pero son muy buenas. Lo tienen todo. Y luego esta el factor psicologico de que pierdes dos balones y sabes que te van a meter dos triples y se van a arriba.

LAIA: Es que no es el rollo de los tíos de que ahora viene este y este y hacemos un equipo. Ellas llevan jugando juntas tiempo y son un equipo.

LUCILA: Juegan el básquet básico, puro y duro y lo hacen muy bien y es lo más difícil.

LAIA: La única manera es como decía Lucas, nuestro técnico, es tener un 70 por ciento de triples para poder competir. Meter como mínimo 12 triples. Y nosotras salimos en plan hoy es el día que estamos perfectas. También nos pasa que somos muy felices, hemos hecho el máximo de lo que podemos hacer. Tu has corrido 9.85 en los 100 y resulta que Ussain ha corrido mas rápido, pues chico hay uno mejor que tu, pero tu no puedes sentirte mal, al revés.

El poder femenino....

LAIA: Que las mujeres triunfen tienen doble valor.

LUCILA: Oye, que yo dije en tuiter con estas tías al fin del mundo y me llamaron sexista por decir tías, ¡a mi! Me sienta muy mal que nos llamen niñas, que nos digan las niñas del basket. Pero el boom es cojonudo. El problema es que tiene que extrapolarse a los Juegos, y esa atención no pasa de estas dos semanas.

LAIA: Nos da visibilidad pero... ¿Qué mas tenemos que hacer? Subcampeonas del mundo, campeonas de Europa, medallas de plata , ¿qué más hemos de hacer? El problema es que el deporte no se valora como debería porque si lo valoramos en función del esfuerzo seríamos las reinas. Nosotras, y mucha gente que se deje la vida. Cuando ves lo que hay detrás de todos los deportes individuales por ejemplo, madre mía... Lo que pasa es que se valoran otras cosas, que no se vende esto, se vende otras cosa, el atractivo, el espectáculo.

LUCILA: Sí, mira que mona es...

LAIA: El deporte interesa a los hombres básicamente, es algo social, pero me jode que los hombres o la sociedad no valore las cosas.

LUCILA: La sociedad debería avanzar en algunos aspectos y no, al revés. Estamos involucionando en algunas cosas. Que escuchas cada cosa... A mí antes me gustaba el fútbol pero ahora está perdiendo la esencia de lo que es el deporte. Es un bombardeo contínuo de cualquier chorrada y no puedo. Y muchos deportistas que son ejemplos de millones de niños están dando una imagen totalmente contraria a lo que debería ser. Una imagen muy frívola.

LAIA: La mujer, en general, tiene menos recursos para trabajar. Es lo que siempre decía Amaya (Valdemoro): 'Yo no quiero que me paguen lo mismo que a Pau (Gasol), pero sí entrenar en las mismas canchas y trabajar con los mejores entrenadores, fisios... Si tenemos muy claro nuestro papel en el mundo, no estamos pidiendo igualdad...

LUCILA: Es que la igualdad tendría que venir implícita pero no lo esta en ningún terreno laboral, en casi ningún trabajo. Es la realidad y el deporte también es un reflejo. Las mujeres siguen cobrando menos. Puedes pedir igualdad, y cabrearte con el mundo, pero si ves que en el mundo real funciona así, nosotras tampoco vivimos en una burbuja. Si encima el deporte ya es de por si un mundo de hombres...

 

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