«El equipo no es tan malo para que todos nos pinten la cara»

Acaba de sentarse en el banquillo del Burgos con la misión de enderezar el rumbo de la nave blanquinegra. Pero más allá de las correcciones tácticas necesarias Manix Mandiola se tendrá que emplear a fondo en la recuperación psicológica del vestuario como punto de partida para levantar la cabeza de una escuadra alicaída.

El preparador guipuzcoano reconoce que el vestuario está «muy tocado» por el nefasto arranque liguero que está protagonizando. Y no ayudó demasiado en el aspecto anímico el amistoso del miércoles. «La selección de Castilla y León arriesgó mucho contra un Burgos que tiene mucho miedo y muchas dudas. Ellos venían a disfrutar y nos tocó correr detrás de ellos en muchos momentos. El equipo está bastante tocado. Necesitamos seguir creyendo en nosotros mismos hasta que ganemos un partido. Creo que lo vamos a conseguir el domingo», sostiene.

El entrenador blanquinegro tiene fe en el cambio de rumbo. «El equipo no es tan malo como se está viendo. Estoy seguro de que estamos a la altura de otros muchos del grupo. Quizás no es el mejor que hubiéramos deseado, pero no para que todo el mundo nos pinten la cara. No podemos abandonarnos. Tenemos herramientas para competir. En estos momentos necesitamos a alguien al que los demás se puedan ir agarrando, pero no hay líderes en el campo con galones y con peso para tirar del equipo», justifica el eibarrés, quien trata de justificar esta situación por la llegada de muchas caras nuevas este verano.

Mandiola sigue mostrándose optimista y confía en que el Burgos levantará pronto el vuelo. «He venido con muy buenas vibraciones porque he tenido la suerte de que en los últimos años me ha ido muy bien en otros equipos. No había perdido un partido en casa desde noviembre de 2015. He vivido la cara buena del fútbol. Y quiero trasmitir a los jugadores que la victoria llegará, que con equipos parecidos a este he hecho más cosas. No somos tan malos. Sé que es complicado ponerlo en práctica. Igual el equipo no tiene la calidad que se piensa», matiza el guipuzcoano, quien destaca que necesita más tiempo para tener la situación bajo control.

«Llevo solo 8 días y todavía no tengo información suficiente de los jugadores, aún no sé dónde pueden rendir mejor. Necesito conocer a la gente y en ese sentido el amistoso me vino muy bien y la semana que viene volveremos a jugar otro. En alguna ocasión daremos un golpe en la mesa y será el punto de partida».

Mandiola hace hincapié en la necesidad de que el equipo eche el candado a su portería. «Hay que defender de forma colectiva. Cuando el equipo no está bien hay jugadores que por su carácter se esconden. Y cuando eso pasa y no hay el liderazgo que tienen los grandes, hay que aunar esfuerzos y reconducir la situación. Si veo que no soy capaz no voy a ser ninguna traba para el club. Pero no he venido a Burgos para que nos pinten la cara domingo tras domingo».

Con respecto a la receta para levantar la cabeza el técnico señala que no existen «soluciones mágicas». «El estado de ánimo influye mucho. El motivo para estar preocupados lo conocemos: los malos resultados. No quiero buscar culpables. Quiero que asumamos riesgos. Si nos acogotamos y metemos el culo atrás tendremos una muerte dulce. Quizás la solución sea ir más de humildes, con la mentalidad del pobre. En un club como el Burgos todos los años se hacen apuestas importantes por estar arriba y luego los golpes son mayores. La presión es muy grande y hay jugadores que no la saben llevar. Y equipos de ‘medio pelo’, que están más tranquilos, juegan play-off», explica.