Fútbol / Segunda B. Play-out
La agonía finaliza en Linares
El Burgos CF logra la permanencia y cierra una temporada en la que ha sufrido de principio a fin / Diego Suárez y Montero fueron los goleadores
LINARES DEP. 1 – BURGOS CF 2
Linares Deportivo: Lopito, Joselu, Rosales (Casi, min. 56), Gonzalo, Higinio, Fran Lara
(Rueda, min. 87), Luis Lara, Rodri (Gámiz, min. 71), Corpas, Chus Hevia y Mario Martos.
Burgos CF: Aurreko, Andrés, Jorge Fernández, Odei (Jorge García, min. 66), Ramiro Mayor, Cusi, Diego Suárez (Carlos Ramos, min. 83), Prosi (Montero, min. 88), Adrián, Chevi y Fito Miranda.
Árbitro: Lax Franco (comité murciano).
Mostró tarjeta amarilla a los locales Joselu, Higinio, Corpas y Chus Hevia, así como a los visitantes Aurreko, Andrés, Montero, Fito Miranda y Adrián.
Goles: 0-1, min. 19: Diego Suárez. 1-1, min. 81: Chus Hevia. 1-2, min. 92: Montero.
El Burgos CF permanecerá una campaña más en Segunda B. Venció en Linarejos y cerró una temporada para olvidar que comenzó mirando al play off. La agonía volvió a estar presente en la despedida y al cuadro burgalés le tocó sufrir, pero en esta ocasión supo apretar los dientes. Sacó ese carácter que se ha echado en falta en otras ocasiones y se sobrepuso al ambiente en contra, a un rival que apretó sobre todo en la segunda parte, y a sus miedos, que eran muchos.
Dos de los atacantes que llegaron a Burgos en verano para liderar el proyecto blanquinegro y que menos protagonismo han tenido a lo largo de la campaña fueron los goleadores de la tarde. Diego Suárez y Montero evitaron el drama. Sus dianas llegaron en el momento adecuado y en esta ocasión el disgusto fue para los jienenses.
Los blanquinegros llegaron a esta importante cita con las fuerzas justas y el cansancio se convirtió en el peor de los enemigos. Con Odei, el ‘kaiser’ de la defensa burgalesa, fuera por calambres, llegaron los peores momentos y el empate. Pero la temporada guardaba un final feliz para un equipo que no ha parado de sufrir en todo el campeonato.
La afición, otra vez de 10, sostuvo a los suyos en los peores momentos y por fin pudo respirar aliviada. El viaje de vuelta fue bien distinto del que emprendieron desde Boiro.
Toca mirar hacia el futuro y comenzar a poner las bases de ese nuevo proyecto con aspiraciones de ascenso. La junta directiva ha salvado el match ball y pronto llegará la Asamblea Extraordinaria. Se comenzará a hablar de SAD y de nuevos sueños. La intención es guardar en el cajón palabras como descenso, permanencia o play out para hablar de ambición, play off o Segunda División. La intención parece que es esa, aunque el movimiento se demuestra andando y pronto se podrán comprobar los pasos que dan los nuevos mandatarios. Se cierra una etapa de agonía y sufrimiento. La esperanza es que el nuevo ciclo traiga algo diferente y bueno.
Como se esperaba, fue el Linares el que comenzó más fuerte el choque y ya en el minuto 2 Corpas avisó en un saque de esquina que se le fue por encima del larguero. El Burgos CF se fue asentando conforme fueron pasando los minutos y comenzó a tener más el balón. La pelea se libraba en el centro del campo y ninguno de los dos equipos era capaz de imponer su fútbol. Corpas volvía a avisar en el 10, aunque se encontró con una buena intervención de Aurreko. El cuadro jienense pisaba más el área rival, aunque los blanquinegros asustaron poco después.
Fito Miranda le ganó la partida a Juanlu, puso el balón en el área y Adrián, con un remate acrobático, no encontró la portería. La estrategia fue una de las armas burgalesas en El Plantío y en el 19 le dio la primera alegría. Prosi puso un buen balón en el segundo palo, Odei la tocó hacia el interior del área y Diego Suárez marcó a placer.
El bando castellano resopló de alivio. Se quitó de encima gran parte de la ansiedad y se la trasladó a su oponente, en el que comenzaron las dudas.
El gol hizo daño en un Linares que trataba de salir con el balón jugado, pero la presión burgalesista era efectiva. Sin embargo, una mala cesión a Aurreko provocó un enorme susto. El despeje del portero vasco pegó en Chus Hevia, aunque por fortuna no encontró portería.
La respuesta del Burgos pudo suponer el 0-2, pero tras una buena jugada de Chevi, Prosi se resbaló en el momento más inoportuno y no pudo rematar en el interior del área.
A partir de esta ocasión el choque se calmó. A los dos equipos les costaba llegar a las áreas, por lo que las ocasiones brillaban por su ausencia. El Burgos trataba de parar el partido y conseguía su objetivo, mientras que la grada local comenzaba a desesperarse. Pese a que los de Nacho Fernández se mantenían bien situados, antes del descanso Chus Hevia tuvo una buena ocasión para empatar. El delantero del Linares optó por la potencia y el balón se le fue por encima del larguero. No hubo tiempo para más y el cuadro burgalés llegó al intermedio con ventaja.
Quedaban 45 minutos en los que el conjunto blanquinegro debía nadar y guardar la ropa. Ferrando arriesgo y en el minuto 56 pasó a jugar con defensa de 3 tras la salida al campo de Casi. Tocaba apretar los dientes, aunque el Burgos parecía tener controlada la situación. Prosi lo intentó en una falta directa en el 69, aunque respondió bien Lopito.
El cansancio comenzó a hacer mella en el bando castellano y el Linares encontró una autopista por banda derecha, donde Jorge Fernández y Fito Miranda no podían frenar los avances locales.
Los problemas se multiplicaban y Odei, la referencia defensiva de los burgaleses, debía abandonar el campo por calambres en el minuto 66. El inesperado contratiempo complicó aún más el partido para los burgalesistas.
Llegaron los problemas y el empate estuvo cerca en el 76, pero Casi no acertó en el segundo palo. El Burgos sufría y el conjunto jienense apretaba con fuerza. El agobio llegó en el 81. Chus Hevia se hizo hueco en el área y encontró la escuadra de Aurreko.
Llegaban los temores. El Linares estaba convencido de que daría la vuelta a la tortilla y el sufrimiento aumentó. La tensión se podía cortar y Linarejos apretaba con toda su fuerza. Los blanquinegros necesitaban una contra salvadora, que llegó en el 92. Carlos Ramos, que dio oxígeno tras su entrada en el campo, robó un balón en la medular, llegó hasta el área para ceder el esférico a Montero, que batió por bajo a Lopito. Era el gol de la tranquilidad definitiva. Por fin la balanza había caído del lado blanquinegro.