FUTBOL Segunda División B
Un punto que sabe a gloria
Un gol de Adrián Cruz en el 89 permite al Burgos puntuar en Pasarón en un choque en el que hizo merecimientos para lograr un resultado positivo
PONTEVEDRA CF 1
BURGOS CF 1Árbitro: Fernández Pérez (comité asturiano) Mostró tarjeta amarilla a los visitantes Madrazo y Kevin.
Goles: 1-0, min. 50: Álex González. 1-1, min. 89: Adrián Cruz.
Pontevedra CF: Sousa️, Nacho López, Castro, Victor, Adrián León (Campillo, min 79), Kevín, Álex González, Romay (Álex Fernández, min. 72), Berrocal, Pibe y Arruabarrena (Javi Pazos, min. 68).
Burgos CF: Mikel Saizar, Andrés, Kevin, Undabarrena, Julio Rico, Jagoba Beobide, Goti (Yaw, min. 66), Adrián Cruz, Máyor, Borja Sánchez (Fer Ruiz, min. 78) y Madrazo (Cervero, min. 58).Una nueva derrota se cernía sobre el horizonte del Burgos CF. El buen trabajo blanquinegro estaba cerca de quedarse sin recompensa después de encajar un gol en los primeros minutos de la segunda mitad. Pero Adrián Cruz lo evitó con un disparo lejano en el que el guardameta del Pontevedra colaboró para que acabara en el fondo de su portería.
El de Moaña fue profeta en su tierra y su diana hizo justicia después de lo vivido sobre el césped de Pasarón. El conjunto de Fernando Estévez acumuló méritos para conseguir un resultado positivo. Tuvo el control del juego durante la mayor parte del choque, aunque su ya habitual falta de pegada le impidió aspirar a cotas mayores.
El conjunto castellano trabajó a destajo y evitó entrar en el juego que proponía su oponente. El 1-0 fue un jarro de agua fría, aunque los blanquinegros se repusieron y no cayeron en la decadencia de otros encuentros tras un varapalo.
El punto es importante en la clasificación, aunque sobre todo sirve para alimentar la fe del vestuario y del entorno. La de ayer era una prueba de fuego ante un oponente fuerte que se está jugando meterse entre los cuatro primeros clasificados. La victoria ante el Bouzas dejó dudas y ayer algunas se despejaron.
Regresó la versión práctica de un equipo que concede poco a su oponente y que a base de insistencia llega al área rival con cierta asiduidad. Lo importante ahora es mantener el listón a esta altura, ya que en el momento en el que Burgos baja la guardia se convierte en un equipo tremendamente vulnerable.
El próximo domingo le espera una nueva final ante otro rival directo, La Palmas B. Los insulares vencieron ayer a la Ponferradina y respiraron. Son los que marcan la zona de salvación, con dos puntos más que un Burgos CF que está semana se encuentra en la posición de play out.
El Burgos CF comenzó el choque muy intenso y con una presión alta, pero desajustado en labores defensivas. Por este motivo las dos primeras aproximaciones tuvieron color granate y Álex González fue el protagonista de ambas, pero ninguna de ellas puso en aprietos a Mikel Saizar.El paso de los minutos sentó mejor al cuadro castellano, que se asentó y tomó el mando.
Los de Estévez eran superiores en la parcela ancha y Borja Sánchez avisó en el minuto 9 después de una estrategia.Se hizo con un balón en el área, pero su disparo lo repelió Sousa con los puños.
Al conjunto blanquinegro se le veía cómodo sobre el terreno de juego. Beobide robaba y apretaba, mientras que Borja Sánchez yAdrián Cruz manejaban las riendas del juego en campo contrario. Pese a las buenas sensaciones que transmitían los burgalesistas, Arruabarrena tuvo una buena ocasión al cuarto de hora, aunque su cabezazo acabó mansamente en las manos de Mikel Saizar.
El Burgos CF hacía daño por el perfil zurdo. La movilidad de Madrazo entre líneas desubicaba la defensa gallega.El bullicioso vizcaíno, bien apoyado por Borja Sánchez, e incluso a veces por Kevin, buscaba las cosquillas a la retaguardia gallega.
El guión continuó de la misma forma en la primera mitad.Se jugaba en campo pontevedrés, aunque faltaba precisión en el último pase. El Burgos no era capaz de crear ocasiones de peligro, pero tampoco permitía que su oponente desplegara su fútbol. No pasaba apuros, por lo que su confianza crecía conforme avanzaba el cronómetro.
Pibe en el 28 volvió a demostrar que el Pontevedra seguía vivo en ataque, aunque no fue más que un chispazo, ya que el balón le duraba un suspiro a los de Pasarón en su poder.Con la misma dinámica se llegó al intermedio después de 45 minutos en los que el conjunto de la ribera del Arlanzón se mostró competitivo e intenso, aunque le faltara claridad en los últimos metros, un mal endémico este curso.
DISGUSTO
Todo parecía continuar de la misma forma tras el paso por los vestuarios, aunque el disgusto tardó poco en llegar. El Pontevedra botó un saque de esquina en el 51 y Álex González bordó la jugada ensayada para clavar el balón en la escuadra de Saizar.
A los blanquinegros se les frunció el ceño y el miedo era que el equipo acusara el golpe y se diluyera como ha ocurrido en otros encuentros.
Sin embargo, los blanquinegros levantaron la cabeza y se fueron en busca del empate. No eran capaces de generar ocasiones claras, pero fueron ganando metros con el avance del choque. Estévez metió en el campo a Cervero con la clara intención de insistir aún más en el juego directo. Yaw, el héroe del pasado domingo, entró poco después en busca de profundidad y chispa.
Para desesperación blanquinegra, los minutos pasaban sin que nada sucediera en las áreas.El Burgos CF quería, pero sus argumentos ofensivos no eran suficientes para que su oponente hincara la rodilla.
A partir del minuto 75 los de Estévez dieron una vuelta más de tuerca a su juego. El balón le duraba muy poco al Pontevedra en su poder y los balones largos comenzaban a asfixiar a los de Pasarón, que perdían una y otra vez en las segundas jugadas. El Pontevedra sufría, aunque tenía el tiempo a su favor.
Fue en el 85 cuando el Burgos CF avisó en un estrategia lejana que acabó en un barullo en el área que ni Máyor ni Rico supieron concluir. Los gallegos lo pasaban mal en cada balón largo y es que la pérdida de AdriánLeón por lesión en los últimos minutos complicó aún más su labor defensiva.
La jugada salvadora llegó en el 89. La defensa granate dejó a avanzar a Adrián Cruz, el gallego llegó a las inmediaciones del área y soltó un derechazo que tocó Sousa, pero que se coló mansamente en la portería gallega. De ahí al pitido final, nada pasó sobre el terreno de juego.