BALONCESTO / Champions League
Una ilusión a todo o nada
El San Pablo hace lo más difícil con un parcial de 0-14 en el último cuarto gracias a McFadden y, con todo a favor para lograr el pase a las eliminatorias, falla el lanzamiento que hubiera forzado la prórroga / Los castellanos buscarán el billete en casa
HAPOEL 96
SAN PABLO BURGOS 91Hapoel Jerusalén: Mack (8), Feldeine (15), Braimoh (19), Holland (5) -quinteto inicial- Zalmanson (2), Blatt (6), Thomas (27), Kupsas (4) y Brown (10).
San Pablo Burgos: Fitipaldo (9), McFadden (20), Salvó (8), Clark (5), Lima (12) -quinteto inicial- Bassas (8), Queeley (-), Rivero (13), Apic (3), Barrera (9), Vega (4).
Árbitros: Mazzoni (ITA), Mitrovski (MKD) y Deman (FRA).
Eliminados: No hubo.
Parciales: 24-17; 47-46 (descanso); 70-68 y 96-91 (final).Le volvió a ocurrir. Como en Tenerife, como frente al Barça, como tantas veces desde que llegó a la elite. El último tiro volvió a castigar al San Pablo en un partido en el que compitió, en el que hizo lo más difícil con parcial de 0-14 en el último cuarto y en el que no supo rematar la faena cuando lo mejor lo tenía después de clavar 17 triples de 34 intentos.Rivero no acertó con el lanzamiento que hubiera forzado la prórroga ante un Hapoel Jerusalén que ya es campeón del Grupo B. Los burgaleses se lamen las heridas y se la jugarán en casa frente al Rasta. No es mala opción, a pesar de todo. Pero lo vivido ayer en Israel da rabia.Merecía la pena lanzarse en busca de la clasificación para los octavos, aunque el reto era de los complicados. Ningún rival ha ganado en el Pais Arena en la presente Champions League y el San Pablo Burgos no tardó en entender por qué.El Hapoel es uno de los favoritos y mostró todas sus virtudes. Si el bloque de Joan Peñarroya quería ganar necesitaba ofrecer su mejor versión a pesar de la marcha de Tokoto y de las bajas de Benite y Huskic.El gran beneficiado de esta situación es Miquel Salvó. El catalán ha pasado de jugar a cuenta gotas a ser una pieza muy importante. El exterior aporta físico e intensidad en defensa, una inyección de energía que no le impide aprovechar cualquier resquicio que se le presente para anotar.
El San Pablo se apoyó en la solidez de Salvó y Lima para confirmar su buena puesta en escena. El 2-7 era un buen motivo para creer, una declaración de intenciones reducida a simple escaramuza por un Hapoel que comenzó a carburar.Los locales tuvieron fluidez y encontraron la solución adecuada. Thomas hizo mucho daño en la pintura y el acierto exterior completó un doloroso parcial de 13-2.Los problemas en el rebote ofensivo complicaron aún más las cosas a un San Pablo tan incómodo como atascado. El gigante Kupsas se encargó de estirar la goma, impuso su físico y sacó la segunda a Apic. Con el 28-18 sonaron las alarmas.Entonces, Peñarroya apostó por un quinteto móvil y dinámico para recuperar la alegría en el juego con Barrera como ejecutor desde el arco. Por mucho que Feldeine respondiera, el catalán catapultó a los morados con tres triples sin fallo y el marcador se estabilizó.A pesar de todo, el Hapoel solo mandaba por seis puntos antes de que los visitantes volvieran a encontrar fuentes de alimentación por dentro. Lima marcó el camino, seguido por Vega y Salvó. El capitán puso por delante a un Miraflores que se las prometía felices con el 39-44. Sin embargo, el último arreón del Hapoel y una antideportiva de Queeley dejaron el 47-46 del intermedio.Tanto esfuerzo y solo había completado la mitad del camino. Así lo dejó claro el rival, quien mantuvo la iniciativa en el tercer cuarto. Los hombres de negro pronto recuperaron una renta interesante con el 56-49 y el San Pablo agradeció la aparición en escena de McFadden para ganar revoluciones.Los de Peñarroya aguantaron el toma y daca. Vale que Lima tiene un serio problema con el tiro libre, pero el brasileño es uno de los grandes motivos de la buena temporada firmada por los castellanos. El interior ganó la partida en la pintura y un acierto de Rivero devolvió por un momento la igualdad al marcador (64-64), aunque los castellanos llegaron al periodo definitivo por detrás con el 70-68.El desenlace fue alocado. El cuadro israelí subió el nivel defensivo y atascó a los burgaleses. El 84-74 parecía el fin y entonces apareció McFadden. Como en otras ocasiones, la inspiración del exterior guió a los burgaleses y sus cuatro triples consecutivos adornados con dos tiros libres de Rivero dibujaron un parcial de 0-14 que dejó el 84-88 a dos minutos del final.Ver para creer, aunque el partido no había terminado. El Hapoel pidió tiempo muerto y solo necesitó tres acciones para llevarse el triunfo. Braimoh por fuera y Brown por dentro firmaron un 8-0 que heló al San Pablo Burgos.El quinto triple de McFadden en el cuarto trajo esperanza y con 94-91 Rivero asumió la responsabilidad del tiro para forzar la prórroga. La selección no fue la mejor y la suerte, una vez más, fue esquiva. La ilusión pasa por el partido ante el Rasta. Otro cara o cruz. Quizá esta bien salga bien.