BALONCESTO / Basketball Champions League
El Hereda San Pablo tropieza en el primer paso
El conjunto azul cae en Bélgica en una tarde complicada / Horton falla el tiro para ganar sobre la bocina / Esta vez el acierto exterior no fue suficiente / El Oostende hizo mucho daño en las situaciones de uno contra uno y aceptó un partido de alto ritmo ofensivo
OOSTENDE 99
HEREDA SAN PABLO 98
Filou Oostende
: Mwema (9), Nakic (8), Djordjevic (9), Welch (14), Sylla (4) -quinteto inicial- Troisfontaines (23), Buysschaert (8), Gillet (12), Van der Vuust (13).
Hereda San Pablo Burgos
: Cook (-), Benite (11), Salvó (-), Rivero (5), Kravic (19) -quinteto inicial- Renfroe (18), Barrera (12), McFadden (16), Horton (8), Sakho (9).
Árbitros:
Glisic (Serbia), Jasevicius (Lituania) y Kalpakas (Suecia).
Eliminados:
No hubo.
Parciales
: 24-26; 52-53 (descanso); 71-74 y 99-98 (final).
La suerte dio la espalda al Hereda San Pablo en su paso por Bélgica. El aro escupió el triple de Horton sobre la bocina y los castellanos inician con derrota su segunda aventura europea. Fue un partido abierto e igualado que el bloque de Peñarroya no supo resolver con el 94-98 tras salir de una situación comprometida.
Cada partido europeo es un reto mayúsculo y más en el formato reducido aplicado esta temporada. Ello, unido a la fatiga de un grupo exprimido por las circunstancias, multiplicaban el peligro de un rival que fue un verdadero incordio durante los 40 minutos. Esta vez, el acierto exterior con 15 aciertos desde el arco no fue suficiente.
Sufrió el conjunto burgalés todo el partido para controlar los uno contra uno y el poderío físico de los belgas. Además, los locales controlaron el rebote en la primera parte y castigaron cada indecisión visitante con una canasta fácil.
El 10-2 de salida fue una muestra de lo que le esperaba al Miraflores. Welch se adueñó de la pintura y el cuadro flamenco siempre encontró el recurso adecuado. El bloque de Peñarroya se mostró errático dentro de la zona y necesitaba oxígeno en retaguardia para salir del apuro.
La entrada de Sakho aportó la solidez deseada y las faltas de Benite aceleraron la rotación en el perímetro. Era un problema y, sin embargo, se convirtió en un revulsivo porque McFadden desató la tormenta.
El de Flint desenfundó y disparó desde la larga distancia para meter en situación a los burgaleses, secundado por un Barrera también protagonista en campo contrario. El Hereda San Pablo se fue a un 7/8 en tiros de tres puntos con la colaboración añadida de Horton y Renfroe.
Todo un golpe de efecto que ‘solo’ sirvió para mantener el pulso firme en el intercambio de golpes. El Oostende se sintió cómodo en esta batalla a campo abierto y colapsó la zona para hacerse fuerte bajo los aros.
No tuvo el conjunto de Peñarroya la continuidad deseada y el partido se movió por rachas. Lograda la ansiada ventaja (18-23), el bloque amarillo respondió de inmediato en todas las situaciones complicadas y el Hereda San Pablo hizo lo mismo cada vez que el rival cogió vuelo.
Ya en el segundo cuarto Gillet convirtió el 34-33 ante un conjunto burgalés refugiado en una zona que hizo aguas. Al menos, los hombres de negro encontraron por fin el equilibrio dentro-fuera para hacerse con una ventaja (34-39) que nunca se estabilizó.
El 52-53 del descanso demostró qué tipo de partido se desarrolló en tierras flamencas. El campeón acumulaba la friolera de 11 aciertos desde el triple, pero hacía falta más para doblegar a un rival tan correoso.
El encuentro se estabilizó en el tercer cuarto. Las defensas tomaron el control y el Hereda San Pablo circuló el balón con paciencia en busca de una posición cerca del aro. Sin embargo, los tiros liberados ya no entraban con tanta alegría y un parcial de 7-0 situó el 61-58.
Peñarroya apostó por una rotación muy larga en esta fase del encuentro y tampoco sirvió para hacerse con la iniciativa. En realidad, nunca la tuvieron los hombres de negro en una tarde-noche muy complicada en la que Renfroe dio un paso al frente para dividir y pasar.
El 71-74 con el que comenzó el último cuarto se diluyó en un plumazo con un arreón de 13-5. El Hereda San Pablo Burgos entró en bonus en un visto y no visto, lastrado también por las pérdidas no forzadas y el diferente criterio aplicado en los contactos. Troisfontaines y Van der Vuust impulsaron a los belgas, asentados desde la línea de personal para disfrutar de una ventaja muy peligrosa de cinco puntos con el 84-79.
Los burgaleses caminaban por el filo de la navaja, se resistieron a su suerte y aguantaron el eterno intercambio en busca de su oportunidad. Kravic apareció en escena, aunque cada uno contra uno era sinónimo de canasta belga.
Sea como fuere, llegó el momento esperado por los visitantes. Tras el 92-89 un parcial de 2-9 rubricado con un triple de Benite dejó al Miraflores a las puertas de un objetivo que parecía muy complicado durante toda la segunda parte.
Restaba 1:25 y un meritorio acierto exterior de Mwema apretó de nuevo la soga de un Hereda San Pablo llevado al límite tras un tiro forzado de Kravic y una canasta fácil de Djordjevic para hacer el 99-98.
El Oostende jugó con inteligencia al estar muy lejos del bonus y dejó el último ataque burgalés en seis segundos. Tiempo suficiente para encontrar a Horton liberado, pero el americano falló y los burgaleses sufren un revés que puede ser importante en el futuro.