El Correo de Burgos

BALONCESTO / ACB

A la Copa a golpe de triple

El Hereda San Pablo prolonga su racha victoriosa sumando un trabajado triunfo ante un correoso Bilbao Basket / La dirección de Cook y el acierto de los artilleros locales desde el perímetro inclinaron la balanza del lado castellano

La victoria pone al San Pablo muy cerca de la Copa del Rey. ISRAEL L. MURILLO

La victoria pone al San Pablo muy cerca de la Copa del Rey. ISRAEL L. MURILLO

Burgos

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HEREDA SAN PABLO 96 - BILBAO BASKET 86

Hereda San Pablo: Renfroe (8), McFadden (12), Rabaseda (3), Rivero (17) y Kravic (6) -quinteto inicial-; Cook (9), Benite (15), Salvó (4), Horton (18), Sakho (4).

RETabet Bilbao Basket: Rousselle (19), Zyskowski (4), Brown (14), Kulboka (8) y Dos Anjos (2) -quinteto inicial-;  Miniotas (13), Aminu (6), Jenkins (11), Reyes (4), Kljajic (5) y Huskic. Árbitros: Conde, Sánchez y Fernández. Eliminado el visitante Jenkins.

Parciales: 16-22, 51-42 (descanso); 67-60 y 96-86 (final). Solo un cataclismo de dimensiones bíblicas puede impedir ya que el Hereda San Pablo dispute el próximo mes de febrero su primera Copa del Rey. El combinado azulón cumplió con un parte del plan y encadenó su tercera victoria consecutiva en liga frente a un correoso Bilbao Basket que se jugaba la vida en el envite. Sus excepcionales prestaciones desde el perímetro, con nada menos que 16 triples convertidos -repartidos entre Cook, Benite, horton y McFadden-, y la dirección de un Omar Cook en estado de gracia, terminaron por decantar la contienda a favor de los azulones.El combinado de Joan Peñarroya no baja los brazos. Aunque entró frío en el partido y le costó coger la velocidad crucero, encarriló el camino hacia el éxito con un espectacular segundo cuarto. Y manejó la renta conseguida con solvencia hasta el final.Los azulones saltaron a la pista marcando territorio gracias a la verticalidad en las penetraciones de Renfroe. Pero Bilbao tomó de inmediato la delantera con dos triples consecutivos de Brown. No le tembló la mano a los jugadores del San Pablo para devolver la igualdad al electrónico tras la buena salida a la pista de un Bilbao que llegó al Coliseum muy mermado de efectivos por las bajas.Los ‘men in black’ castigaban la defensa castellana desde el perímetro para recuperar la ventaja en un abrir y cerrar de ojos (8-15). La acumulación de encuentros en un corto periodo de tiempo obligó a Joan Peñarroya a realizar las primeras rotaciones antes de lo habitual.

El Hereda no terminaba de carburar frente a un rival que se mostraba muy sólido en todas las facetas. Y que contaba con el acierto exterior como principal arma. 

McFadden inauguró la producción ofensiva desde el perímetro, aunque se encontró con una réplica inmediata del que fuera jugador azulón, Jenkins.El técnico catalán no lo veía nada claro y llamó a capítulo a los suyos para reclamar mayor concentración defensiva a sus pupilos, a los que instó a tirar de manual para derribar la muralla que planteaba Bilbao Basket.Sufría San Pablo para encontrar la senda hacia la remontada, mientras que los de Alex Mumbrú seguían martilleando el aro local con relativa facilidad (13-22). 

Los azulones estaban muy lejos de su mejor versión, muy espesos en campo contrario y frágiles en la retaguardia, con lo que llegaron con una desventaja de 16-22 al término del primer cuarto.Bilbao Basket dominaba el rebote con claridad y su intensidad defensiva provocaba muchos errores a un San Pablo muy incómodo sobre la pista. Al menos hasta que los artilleros castellanos afinaron la puntería desde más allá de la línea de 6,75. 

Tres triples de Benite (2) y Cook metieron a los locales en la pomada dando la vuelta a la tortilla (25-24). Los azulones se habían atado los machos bajo su tablero para cerrar las vías de acceso de su oponente. Y comenzó a cerrar el rebote.

El panorama había cambiado. Ken Horton había calentado la muñeca. Y sus puntos permitían a los suyos despegarse en el electrónico, perfectamente escoltado por un infalible Benite (34-29). Entre ambos anotaron 21 puntos en los 6 primeros minutos del segundo parcial. 

Pero los de Miribilla no daban su brazo a torcer. Al contrario. Se aferraban con ahínco gracias a la buena mano de Kulboka. Peñarroya no las tenía todas consigo. Aunque la mejoría del San Pablo era evidente, no terminaba de hacer valer su notable producción ofensiva para romper el duelo. Con Alex Renfroe en la dirección el equipo perdía lucidez en ataque. Y los men in black echaron de nuevo el aliento en el cogote con los puntos de Rousselle (42-42). 

Cuando peor pintaban las cosas, los anfitriones protagonizaron un espectacular arreón en el último minuto con el acierto de los interiores en la pintura, un triplazo marca de la casa de McFadden y una acción bajo tabla de Salvó (51-42). 35 puntos en 10 minutos habían inclinado la balanza de lado castellano al descanso. Bilbao no había dicho su última palabra y volvió a reducir la renta local tras el paso por los vestuarios (53-51). Pero Cook tomó el mando de las operaciones, triple incluido, para tratar de frenar la insurrección vizcaína. Ni por esas, porque Miniotas devolvía todos los golpes para dejar el marcador en un pañuelo. Pero el base americano no bajaba el pistón y dirigía con enorme acierto a los suyos. Como ya ocurrió en Badalona, sacaba del atolladero al Hereda con sus triples cuando más lo necesitaba el equipo. Y en un momento los azulones se pusieron 10 arriba (65-55). Era el momento de echar el resto en defensa para consolidar la ventaja. Dicho y hecho. Los dos equipos se empleaban con dureza bajo su tablero y el ritmo de anotación se redujo notablemente. Aún así, Kljajic consiguió reducir bastante la renta castellana tras un tiempo muerto. Con 7 puntos de margen entró el Hereda en la disputa de los decisivos últimos 10 minutos de la contienda. Benite acudió otra vez al rescate con su pólvora exterior. Y de inmediato salió en su poyo McFadden (73-64). Tenía que encadenar dos acciones positivas consecutivas para rematar la faena, lo que pasaba por apretar los dientes en defensa. McFadden se dedicaba a aguar la fiesta de Bilbao desde el perímetro. En el tramo final Peñarroya apostó por más control con sus dos bases en pista. Y la jugada le salió a la perfección (85-71). Los triples y el dominio del rebote terminaron por inclinar la balanza del lado burgalés, mientras en el bando contrario Rousselle trataba de maquillar el resultado.

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