ATLETISMO / Campeonato de Europa en pista cubierta
Jesús Gómez saborea un bronce «que sabe a oro»
El burgalés olvida lo ocurrido durante las apelaciones protagonizadas tras la final del 1.500 y valora su papel en la cita continental
Hasta bien entrado el día después de la carrera no supo si debía subir al tercer cajón del podio o si le correspondía colgarse la plata continental. La sucesión de apelaciones protagonizadas por Noruega y Polonia generó una gran incertidumbre tras la disputa de la final del 1.500 en la noche del viernes. Finalmente, los jueces confirmaron la recalificación del campeón de Europa -Jakob Ingebrigtsen- y Jesús Gómez saboreó un bronce «que sabe a oro».«Yo estaba tranquilo porque tenía el bronce asegurado», comenta el burgalés, centrado en valorar su gran rendimiento en carrera. «Ya estaba contento por lo que había hecho, pero a la vez viví esas horas con nervios por mi compañero Ignacio Fontes», explica. Los dos españoles son «buenos amigos» y «hubiera sido muy bonito» lograr una doble medalla en el Europeo de Torun. «Hubo momentos de nervios porque hasta la mañana de hoy, por ayer, no hubo una decisión firme», explica un Gómez aún con las emociones frescas tras el esfuerzo.«Se preveía un carrerón con una nómina de participantes increíble», recuerda. El nivel de los competidores y la presencia de 13 atletas en toda una final del 1.500 en pista cubierta multiplicaron el peligro con la prueba lanzada.El representante del Grupo de Entrenamiento de la Universidad de Burgos esquivó los apuros, pero en la salida hubo «algunos toquecillos» en cabeza «y pasó lo que pasó», en referencia al lance que a punto estuvo de dejar a Ingebrigtsen sin la medalla de oro. «Yo decidí ir detrás de los mejores y, por suerte, la carrera pronto se limpió», explica.El noruego y el polaco Lewandoswski pusieron tierra de por medio y solo el burgalés pudo igualar aquel ritmo infernal. «Afortunadamente, me acompañaron las fuerzas y fue una carrera ‘fácil’ para mí porque pude seguirles», indica.No son momentos sencillos para los atletas, condicionados en sus entrenamientos y en sus respectivos calendarios de competición por la pandemia. La temporada de invierno ha sido tan corta como atípica por las circunstancias, pero el balance de Jesús Gómez no puede ser mejor. Campeón de España por tercer año consecutivo, mejor marca personal y segundo bronce continental después del logrado en Glasgow en 2019. Todo, después de superar la inoportuna lesión muscular sufrida en el mes de enero. «Ha sido una temporada de muchas emociones y de tensiones en carrera, pero he podido estar a la altura de las grandes figuras», subraya, satisfecho con la recompensa obtenida. «Todos los deportistas tenemos problemas que no se ven. No siempre sale todo rodado, pero pude solventar los contratiempos y llegué bien al Europeo», recuerda.Ahora, Gómez disfrutará de unos días de «desconexión» antes de preparar la temporada de verano. «Aún queda el plato fuerte, los Juegos Olímpicos, y hay que trabajar para lograr la clasificación», indica el burgalés, asentado como la principal referencia española en la prueba reina del medio fondo.