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El Tenerife le gana la partida al Hereda San Pablo

Los aurinegros, a pesar de sus  bajas en el juego exterior, superan con claridad a los azules guiados por Marcelinho / El esperanzador tercer cuarto dio paso a un parcial letal de 2-12 / Los canarios suman cuatro triunfos en cinco partidos ante los locales

McFadden busca el pase ante la presión de Fitipaldo. SANTI OTERO

Publicado por
DIEGO ALMENDRES

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HEREDA SAN PABLO  86

TENERIFE  98

Hereda San Pablo Burgos

: Renfroe (11), Benite (13), Rabaseda (7), Rivero (18), Kravic (13) -quinteto inicial- McFadden (12), Cook (5), Horton (4), Sakho (2), Salvó (1) y Salash (-). 

Tenerife:

Marcelinho (23), Fitipaldo (4), Doornekamp (15), Cavanaugh (18), Shermadini (12) -quinteto  inicial- Álex López (1), Rodríguez (6), Sulejmanovic (6), Guerra (13). 

Árbitros:

Calatrava, Martín Caballero y Sánchez.

Eliminados

: El visitante Sulejmanovic.

Parciales:  16-24; 32-44 (descanso); 68-73  y 86-98 (final).

A buen seguro, el Hereda San Pablo tendrá una nueva oportunidad para superar al Tenerife en su duelo particular. Los aurinegros, con importantes bajas en su juego exterior, lograron  su cuarta victoria en cinco partidos en el presente curso ante un conjunto burgalés de nuevo a remolque desde el salto inicial.

Los bajos porcentajes en el perímetro condicionaron a los locales hasta el descanso. Todo lo contrario le sucedió al Canarias, el cual no notó la baja de hombres como Salin, Yusta, Butterfield o Díez para sumar 15 triples en un partido gobernado con calidad y experiencia.

Se esperaba a un Hereda San Pablo Burgos muy diferente al del pasado martes. Sin embargo, cada partido ante el Tenerife supone un examen del máximo nivel y los aurinegros volvieron a llevar la iniciativa de principio a fin.

Aunque no pudieron imprimir un alto ritmo a sus acciones, los locales sí encontraron situaciones cómodas de lanzamiento en el comienzo. El aro arruinó los intentos desde el exterior de los castellanos, castigados por la mayor puntería y el equilibrio del oponente.

Shermadini hizo lo que suele hacer, adueñarse de la situación en la pintura. Del resto se encargaron sus compañeros para firmar un 0-8 de salida que obligó al Hereda San Pablo a competir contra corriente.

Reaccionó el cuadro de Peñarroya arropado por su defensa y guiado por un Renfroe que aceleró lo que pudo para meter en dinámica a los azules. Con el 9-10 las cosas se veían de otra manera, pero el triple siempre salió en auxilio de un Tenerife que afianzó su ventaja con dos aciertos desde el arco.

Los locales estaban en problemas con el 11-20. Obligados a redoblar sus esfuerzos para seguir en buena dinámica (16-21), esta vez fue Sulejmanovic el que acertó para cerrar un primer cuarto preocupante (16-24).

Para entonces, los burgaleses presentaron una carta de un 1/8 desde la línea de tres. Una baza fundamental que, últimamente, no acaba de impulsar a los de Peñarroya. La cosa, además, no mejoró.

Mientras locales lamentaron su falta de acierto, los canarios abrieron el segundo cuarto con tres triples para dispararse en el marcador. Guerra dio equilibrio a los aurinegros bajo los aros y con el 21-35 no había duda de era una noche para apretar los dientes.

Poco o nada salió bien. Al menos, la aportación de Kravic oxigenó el ataque y durante unos minutos los castellanos frenaron el caudal ofensivo insular para mantenerse en partido.

El rendimiento era insuficiente para pensar en una remontada, pero sí dio algo de margen al Hereda San Pablo Burgos mientras daba con una solución efectiva.

El 30-39 era una buena noticia para un equipo que se fue al 1/12 en triples mientras el Tenerife llegó al descanso con 8 éxitos en el bolsillo. El bloque de Vidorreta disfrutó de la iniciativa, del control, de la frescura y de la claridad de ideas para alcanzar el 32-44.

El conjunto de Joan Peñarroya debía cambiar muchas cosas si quería aspirar al triunfo. Lo hizo en un tercer cuarto con mayor ritmo y chispa, aunque la resistencia de Marcelinho Huertas impidió la remontada.

El brasileño dio una lección -una más en su carrera- en su paso por Burgos. El Tenerife bailó al son de   su director de juego, quien se hinchó a dirigir y a anotar con ese sello inconfundible que marca diferencias (42-53).

Sea como fuere, el Hereda San Pablo era un equipo diferente al de la primera parte. En minuto y medio anotó el doble de triples que en dos cuartos y mostró otra  cara gracias al liderazgo ejercido por Benite y Rivero.

El cubano apareció para confirmar la mejoría de los azules, a pesar de que el Tenerife siempre encontró una solución. Tres tiros libres de Benite ajustaron el marcador hasta el 52-58 y el partido entró en una nueva fase de tira y afloja que debía servir para entrar de lleno en partido.

Rabaseda y McFadden también jugaron un papel importante y acercaron a los anfitriones hasta el 59-63 a dos minutos del final del tercer cuarto. Y, una vez más, el Tenerife se las ingenió para estirar la goma.

Un triple de Sulejmanovic (el 13º para los visitantes) y un 2+1 de Shermadini frenaron la progresión de un equipo castellano que ya había encontrado el camino. Así lo confirmó McFadden para sellar el 68-73 a falta de un cuarto.

Los 36 puntos anotados en el tercer periodo eran, desde luego, una invitación al optimismo. Y, sin embargo, aún hacía falta mucho más para superar al Tenerife.

De hecho, el partido terminó ahí. El Tenerife dio una vuelta de tuerca más a su defensa, pero todas las faltas cayeron al lado burgalés. Seis, nada menos, en poco más de dos minutos. El Hereda San Pablo entró en un agujero negro que confirmó su derrota, sellada por un Doornekamp efectivo y seguro.

Un parcial de 2-12 convirtió la ilusión en resignación. Los azules aspiraban a ponerse por delante y en tres minutos se encontraron más lejos que nunca con el 70-85. La suerte estaba echada.

Lo intentó hasta el final, sin suerte. El triple volvió a dar la espalda y el rival tenía la situación bajo control con el 80-93 a falta de tres minutos. El Hereda San Pablo no tiene tiempo para lamentarse y ya debe centrarse en el encuentro del domingo en Fuenlabrada.