FÚTBOL / Segunda
Una celebración y un mensaje
La ciudad homenajeó al equipo en mitad de un ambiente enrarecido / Calero pidió unidad en los despachos / El alcalde, Daniel de la Rosa, se ofrece a mediar entre las partes y pide «responsabilidad»
En circunstancias normales, la conquista de un ascenso a Segunda División desataría una fiesta memorable en cada rincón de la ciudad. Y, desde luego, así ha sido. Sin embargo, el Burgos CF es un club diferente instalado en la agonía incluso en sus mejores momentos. Si algo enseña la historia del fútbol local es la importancia de reaccionar a tiempo y, por ello, la frágil tregua disfrutada durante el play off saltó por los aires 48 horas después de sellar el éxito.La recepción oficial del Ayuntamiento a los campeones se desarrolló en un clima de calma tensa por el bloqueo actual de una SAD obligada a resolver sus problemas económicos antes del 30 de junio. El CEO del club, Antonio Caselli, no estuvo en el acto. Tampoco hubo representación alguna del grupo Yucon por petición expresa. Mientras, el presidente Franco Caselli llegó al margen del equipo eludiendo la concentración de aficionados convocada por redes sociales.Los jugadores, los grandes protagonistas, tuvieron su reconocimiento sin la chispa que merecía la ocasión. Tanto por las restricciones marcadas por la pandemia como por el delicado escenario institucional.No faltaron las referencias a este asunto en las intervenciones oficiales. El técnico del Burgos CF, Julián Calero, actuó de portavoz del vestuario. «Pido a todos diálogo y consenso. De lo contrario, será imposible», advierte. «Se puede soñar partiendo desde la sensatez y haciendo las cosas bien. A todos aquellos que tienen responsabilidades les pido de corazón que apoyen», indicó durante un discurso lleno de pasión.Franco Caselli, quizá consciente de la situación, protagonizó una intervención de un minuto exacto en la que se limitó a mostrar su agradecimiento formal como presidente de la institución.De esta forma, fue el alcalde el que habló abiertamente de la situación, con nombres y apellidos. Daniel de la Rosa se dirigió a Caselli, al que reconoció el impulso de su familia. «Todos recuperamos la ilusión. Por primera vez en mucho tiempo había personas con la capacidad de crear un proyecto deportivo muy potente», recordó. El primer edil subrayó «el esfuerzo realizado estos dos años» y fue entonces cuando dio el golpe de efecto. «Es igual de justo reconocer a los empresarios burgaleses, quienes en los momentos más difíciles han apoyado y han estado a la altura de las circunstancias para no dejar caer el club», indicó.El Burgos se encuentra en una posición muy compleja tanto en el aspecto institucional como en el económico y por ello De la Rosa se ofreció a buscar una solución. «Por responsabilidad, como alcalde y como aficionado, tenemos que unir voluntades e ir de la mano desde mañana -por hoy- para configurar el proyecto que permita al Burgos CF competir con garantías la próxima temporada», señaló en un intento por evitar que haya «dudas» sobre el futuro. Una vez más. Ajena por un instante a todo lo que sucede, la plantilla se centró en saborear un homenaje tan sentido como extraño. No faltaron los cánticos, las bromas y las felicitaciones. «Comenté hace dos semanas que para nosotros lo más importante es que toda la gente se sintiera orgullosa de nosotros y, gracias al trabajo de todo el año, ha salido bien», indicó Eneko Undabarrena. «Nos lo hemos ganado», añadió el capitán.«Para nosotros es un privilegio representar a la ciudad y llevar este escudo. Los jóvenes por fin verán al Burgos en el fútbol profesional», señaló.