FÚTBOL / Segunda
Merecido castigo al conformismo
El Burgos CF cae en el minuto 91 en casa del colista / Los blanquinegros, sin ideas ni ambición, juegan al 0-0 desde el pitido inicial y sufren un duro revés moral y clasificatorio / El bloque de Julián Calero no disparó a puerta en todo el partido
ALCORCÓN 1
BURGOS CF 0
Alcorcón
: Dani, Laure, Gorosito, Fernández, Forniés (Bellvís, 80), Juanma, Moyano, Lucho (Córdoba, min. 68), Hernández (Hugo, min. 79), Arribas (Asencio, min. 80) y Al Badaoui (José Carlos, min. 94).
Burgos CF
: Herrero, Álvaro Rodríguez, Matos, Zabaco, Elguezabal, Grego Sierra, Miki Muñoz (Raúl Navarro, min, 62), Andy (Undabarrena, min. 88), Riki (Ernesto, min. 74), Valcarce (Saúl Berjón, min. 62), Alegría (Guillermo, min. 74).
Árbitro:
Galech Apezteguía.
Tarjetas amarillas
: Al local Lucho y a los visitantes Miki Muñoz, Andy y Zabaco.
Tarjetas rojas:
No hubo.
Goles:
1-0, min. 91: Fernández.
Era una oportunidad de oro para asomar la cabeza y vuelve a casa con dudas y una sensación muy amarga. El Burgos sufrió una merecida derrota en Alcorcón, castigado en el minuto 91 por su planteamiento conservador, y encaja un duro golpe tanto moral como clasificatorio.
La lucha, la entrega, el despliegue físico, el poder del colectivo y la fe son virtudes básicas para competir. Son características indispensables para soñar con la permanencia. Pero para alcanzar el objetivo también se necesita ser valiente y atrevido con balón. Solo así se generan ocasiones y, con ellas, llegan los goles necesarios para alcanzar los 50 puntos.
El colista propuso y se llevó un premio que necesitaba y que es justo. El Burgos fue a por el 0-0 desde el pitido inicial y volvió de vacío con una tremenda estadística que resume la realidad del proyecto. Ninguna ocasión y ningún tiro a puerta en 90 minutos.
En nueve partidos disputados, los blanquinegros han cantado gol en tres jornadas. El tema es aún más complejo sin Juanma, reservado en esta ocasión por sus problemas físicos.
La visita a Santo Domingo es una de las más complicadas de la categoría. No importa en qué situación se encuentre el Alcorcón. Los amarillos se multiplican en su feudo y el Burgos tuvo el acierto de adaptarse a la situación, aunque jugó con fuego y se quemó por demérito propio.
Fue una batalla táctica en la que ni unos ni otros debían ofrecer la menor concesión al rival. Ahí, los blanquinegros cedieron mucho más de lo deseado a un conjunto alfarero que ya pudo irse por delante al descanso.
La pelea en el centro del campo se jugó al límite. Parecía imposible que dos jugadores conectaran con la pelota porque en el momento de recibir ya tenían a un adversario cortando la posible acción.
Hubo momentos que la sucesión de faltas, interrupciones e imprecisiones eliminaron todo rastro de fútbol. Se notaba la importancia del encuentro a pesar de tratarse de la novena jornada y el Alcorcón sí tuvo presencia en el área.
Hernández ganó la espalda a Matos para obligar a Herrero a lanzarse a sus pies casi a la desesperada. No habían pasado cinco minutos y el Burgos, replegado, sabía que no podía relajarse.
Calero volvió a apostar por una defensa de cinco hombres y la profundidad del mencionado Matos por la izquierda fue el único recurso mostrado más allá de los pelotazos de alivio a Alegría o las acciones a balón parado.
El Burgos gozó de varias opciones en faltas laterales o córners, todos ellos lanzados al primer palo sin consecuencia alguna salvo en un intento forzado de Alegría por encima del arco.
El Alcorcón tuvo la pelota y generó peligro en ocasiones contadas, pero claras. Herrero salvó a los visitantes en el 20 con una mano abajo junto al palo y en el 30 Arribas se llenó de balón en un dos contra uno de manual dentro del área.
Entre falta y falta, los de El Plantío tuvieron una pequeña fase de mayor continuidad, aunque a Riki -una isla abandonada en el intento por jugar la pelota- le fue imposible hacer algo interesante. Laure salvó a los amarillos en un balón al segundo palo, pero el gran susto llegó con el tiempo cumplido.
El enésimo córner del Burgos al primer palo y sin opción de remate acabó en una contra de libro. Arribas se plantó ante Herrero y resolvió con tanta calidad como fortuna para los blanquinegros, puesto que el balón picado en el mano a mano se estrelló contra el larguero.
El descanso reafirmó al Alcorcón en su planteamiento. Al fin y al cabo, a los amarillos solo les valía la victoria y los castellanos aún dieron otro paso atrás a la espera de encontrar espacios. La tuvo Valcarce a la contra en una acción en la que el interior se dejó caer fuera del área y el árbitro no picó.
Los madrileños tuvieron la pelota, si bien el Burgos taponó el flujo de ocasiones y el paso de los minutos le sonreía. Hernández, con un disparo duro al palo corto, lo intentó y se encontró con un Herrero que respondió una vez más.
El Alcorcón lo probó desde el córner y tampoco abrió la lata. El choque entró en su fase final y el Burgos creyó firmemente en que podía aprovecharse de la ansiedad alfarera apoyado en sus hombres de refresco.
De hecho, hubo que esperar 30 minutos para que los visitantes tocaran dos veces el balón en campo contrario con algo de profundidad. Berjón y Matos conectaron por la izquierda y otra falta lateral desde la derecha animó a los burgaleses. Eso sí, sin remate más allá de un cabezazo bombeado de Elguezabal.
Ahí acabó la propuesta ofensiva del Burgos. Al menos, todo parecía controlado en retaguardia. Por si acaso, Calero metió aún más músculo con Undabarrena para amarrar un 0-0 que se le escurrió entre los dedos.
Un pésimo control de Grego Sierra con toda la ventaja del mundo provocó una peligrosa falta lateral. Los visitantes salvaron el primer intento, pero en el córner posterior llegó el mazazo. Era el minuto 91 y los burgaleses fallaron en una faceta que dominan, el balón parado. Justicia divina para un Alcorcón que demostró la importancia de ir a por los partidos para alcanzar la permanencia. De uno en uno no es suficiente y ni siquiera nadie garantiza ese empate tan deseado.