El Correo de Burgos

BALONCESTO / Champions League

El San Pablo recupera el pulso

Después de cuatro derrotas consecutivas, un brillante tercer cuarto resuelve un incómodo partido ante el Oldenburg alemán / El triple, con 15 aciertos, impulsa a un equipo que aún es vulnerable / El cuadro de Tabak mejora en ataque

McGee fuerza la penetración a canasta ante la defensa de Pressey. SANTI OTERO

McGee fuerza la penetración a canasta ante la defensa de Pressey. SANTI OTERO

Publicado por
DIEGO ALMENDRES

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HEREDA SAN PABLO  92

OLDENBURG  80

Hereda San Pablo:

Nikolic (12), Benite (10), Rabaseda (6), Braimoh (16) y Zack (4) -quinteto inicial- Renfroe (6), McGee (22), Díez (2), Salash (6) y Kravic (8).

Oldenburg:

Clark (10), Odiase (20), Pressey (8), Heidegger (18) y Paulding (2) -quinteto inicial- Herrera (7), Hundt (10), Breunig (5), Holyfield (-).

Árbitros:

Mazzoni (Italia), Bissuel (Francia) y Matejek (República Checa).

Eliminados

: El visitante Heidegger (min. 40).

Parciales

: 24-24; 40-42 (descanso); 73-59 y 92-80 (final).

 

Tenía que ganar y lo hizo. Lo necesitaba después de cuatro derrotas consecutivas y el triunfo era obligado para seguir en la lucha por la primera plaza del Grupo H de la Champions. El Hereda San Pablo sonríe después de muchas semanas y mira al futuro con otros ojos antes de recibir al Manresa en un duelo muy importante en liga.

Cada partido es una oportunidad para acercarse al nivel deseado. Sin embargo, el Oldenburg -colista de la liga alemana- también demostró en la primera parte que este Hereda San Pablo aún es vulnerable. Los alemanes impusieron su físico en la pintura y crearon dudas en el uno contra uno para poner en aprietos a un equipo azul que aceleró en el tercer cuarto.

Los 33 puntos anotados en ese periodo resolvieron una noche que parecía, de nuevo, complicada. La mejora en las prestaciones ofensivas y el éxito sumado deben ayudar a acelerar el proceso de construcción de un equipo que tiene que ir a más.

Nikolic puso en marcha la maquinaria con su capacidad anotadora, pero el equipo local necesita ritmo en sus acciones para generar el baloncesto que quiere. Las pérdidas de balón fueron un problema en el comienzo, aunque el protagonismo fue para el incesante goteo de faltas personales (10-10).

Los visitantes ya estaban en bonus a los cuatro minutos y Heidegger fue una pesadilla. Solo el exterior amarillo disfrutó de 7 libres en un cuarto, por los 3 intentados por los azules hasta el descanso.

Este problema alteró, además, a las rotaciones de un San Pablo obligado a dar descanso a Benite. Mientras, Salash aprovechó su oportunidad con un interesante protagonismo en ataque y un lenguaje corporal más agresivo del habitual.

Los cambios defensivos dieron al Oldenburg ventajas al poste. Los alemanes también castigaron cada fallo de un cuadro burgalés que tan pronto parecía encontrar el ritmo (19-18), como se veía a remolque (19-24).

Fue una constante, aunque el partido cambió el guion en el segundo cuarto. El bloque de Tabak buscó a Kravic en cada acción ofensiva para apoyarse en sus continuaciones a canasta o en la capacidad del internacional serbio para  doblar balones a los exteriores (24-24). No hubo suerte y los castellanos se refugiaron en el triple.

Este San Pablo alterna acciones de mérito y situaciones con una buena circulación de balón con desconexiones puntuales que salen caras. McGee y Renfroe acertaron desde fuera y después fue Benite quien apareció a pesar de sus faltas personales.

Heidegger hizo mucho daño en el uno contra uno, Pressey castigó con destellos de talento y los grandes seguían a lo suyo. Por eso, el 37-33 quedó reducido a cenizas con un peligroso 0-9 minimizado con un acierto de Salash sobre la bocina del segundo cuarto (40-42). 

Lo mejor llegó en un tercer periodo que debe marcar la línea a seguir en ataque. No tanto por el gran acierto disfrutado en el tiro de tres, con seis aciertos. Lo importante es mostrar ese alto ritmo de juego en ambos lados de la zona para marcar territorio.

Aunque decisivo, McGee se llenó de balón y alternó jugadas de mérito con tiros innecesarios. Así, fue el encargado de poner en marcha la maquinaria. El bloque de Tabak se sintió seguro en defensa y desplegó su mejor juego en ataque para anotar 33 puntos en 10 minutos.

El Hereda San Pablo encontró la posición de tiro liberada, tuvo el acierto necesario y corrió la cancha como en aquellos tiempos en los que se acostumbró a anotar más de 65 puntos por partido.

Además, el rebote ofensivo también se alió en este momento decisivo del choque, un nuevo ingrediente para un cóctel letal. Braimoh, Rabaseda y Kravic se juntaron para impulsar una ventaja que no dejó de crecer. El 53-46 ya era una buena noticia y, punto a punto, el chicle se estiró hasta el 68-54 en unos brillantes minutos que deben servir de estímulo y de referencia al proyecto.

El 73-59 aportó toda la tranquilidad del mundo a los castellanos quienes, por cierto, frenaron en seco. El Oldenburg quiso meterse de nuevo en partido y el esfuerzo solo le alcanzó para protagonizar un intercambio de golpes con un Hereda San Pablo que no era el del tercer cuarto (80-70).

Los chispazos de McGee y Benite, unido al apoyo extra de los tiros libres, fueron argumentos suficientes para evitar otro sofocón en el tramo final. Un nuevo triple, esta vez de Nikolic, cerró una victoria clave para la clasificación europea y para el ánimo de un conjunto burgalés necesitado de victorias para ganar confianza y peso dentro de la cancha.

 

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