El Correo de Burgos

ENTREVISTA / FÚTBOL

Eneko Undabarrena: «Hay que saber marcharse a tiempo»

El eterno capitán del Burgos CF repasa su trayectoria con la camiseta blanquinegra y aclara su salida del club, antes de enfrentarse al FC Barcelona en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey con el CF Intercity

Eneko Undabarrena junto al escudo del Burgos CF que luce en El Plantío. Tomás Alonso

Eneko Undabarrena junto al escudo del Burgos CF que luce en El Plantío. Tomás Alonso

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El viento gélido que sopla a orillas del Arlanzón hace silbar las vigas de un Plantío completamente apagado. Tan solo su escudo, en lo alto de la grada del fondo norte, ilumina el parking en el que Eneko Undabarrena deja su coche para acercarse caminando al lugar de encuentro y conceder una nueva entrevista. Después de saludos y reencuentros, el eterno capitán del Burgos CF propone ir a «un sitio de confianza» cercano. Apenas tres minutos de trayecto que dan para más de una entrevista y eso que la grabadora aún no prestó servicio alguno. Al entrar, una camiseta del 5, dedicada y firmada para sus amigos del Trampantojo, preside el lugar. Y casi sin tiempo para poner un pie dentro del mismo, las caras de los presentes se tornan en una mezcla de sorpresa y alegría. Los abrazos se suceden, el «lo de siempre» deja claro que el sitio es de confianza y como antaño, la grabadora vuelve a enseñar su piloto rojo. La entrevista empieza.

Pregunta.- ¿Qué ha sentido al volver a ver el Estadio?

Respuesta.- Muchos recuerdos. No venía desde el 21 de mayo. Desde que acabamos la liga y te emociona volver a un sitio en el que has sido feliz tanto tiempo.  

P.- ¿Lo echa de menos?

R.- Es imposible no echarlo de menos. Estoy a gusto y estoy feliz donde estoy, pero es difícil no echar de menos un sitio que es como tu casa.

P.- Si tuviera que volver a un momento o un instante en sus cuatro años en Burgos, ¿cuál seria?

R.- Lo fácil sería decirte al ascenso, pero creo que volvería al primer partido en El Plantío. Fue la jornada dos contra el Adarve y volvería a repetir todo desde ese día.

P.- ¿Por qué?

R.- Fue donde empezó todo, donde empecé a conocer un poco más del equipo, la afición y la ciudad. 

P.- ¿Llegó a pensar que su pasado en el Mirandés le podría jugar una mala pasada?

R.- No. Al final es fútbol… Siempre lo dije, en el momento en el que elegí Burgos, no era el mejor sitio económicamente, no era el mejor sitio deportivamente y aun así, lo elegí. Fui muy consecuente con lo que hice y aunque hubo cosas que salieron mal, no sentí que me equivoqué nunca.

P.- Vivió un momento histórico, pero antes de llegar a él, incluso ese mismo año, vivió momentos tan complicados como estar a un partido de la desaparición. ¿Cómo lo vivió… o sufrió?

R.- Fue muy complicado. Era desagradable porque había problemas económicos, pero cuando lo ves todo desde fuera es mucho más grave y es mucho más duro, porque al final estás jugando con el sentimiento de mucha gente. Cuando uno se levanta a trabajar el lunes, se levanta mucho más feliz porque el Burgos ha ganado y hay que ver cómo se levantaría si el Burgos ha desaparecido o no está. Personalmente, fueron momentos muy complicados. Vivirlo desde dentro, siendo capitán y sabiendo absolutamente todo lo que pasaba. Incluso sabiendo cosas que otros compañeros no sabían era bastante desagradable porque al final sabía que o los resultados favorecían o todo se iba al garete.

P.- ¿Llegó a vivir alguna situación complicada por el hecho de saber más cosas que sus compañeros? 

R.- Me resultaba complicado lidiar con ello porque yo era el que daba la cara por los jugadores. El que tenía que transmitirles la situación, pero tenía que manejar el flujo de información con cuidado, porque no podía decir todo lo que sabía si en 24 horas tenía un partido muy importante por delante. Había veces que medía lo que quería decir o las decía después del partido y tenía que manejar esas cosas para que deportivamente no nos afectaran. 

P.- Tuvo reuniones casi cada semana e incluso varias durante algunas semanas, pero la situación apenas mejoró. ¿Llegó a decir basta?

R.- Sí, para mí lo pensaba, pero era algo que no podía decir. Era el representante de un grupo, que era lo más importante. El grupo confiaba en mí para absolutamente todo y no podía obviar un problema y hacer como que no existía y huir. Tenía que dar la cara por mí, por mis compañeros y por el club. Por mucho que yo me llevara malos ratos, lo primero fueron los compañeros, el club y si yo soy la cabeza visible tengo que hacer frente a los problemas. 

P.- Y, sin embargo, se ascendió. Ahora que ha pasado el tiempo, ¿le da más valor?

R.- Sí, mucho más. Ahora lo pienso y lo valoro mucho más. En ese momento sabía lo que significaba ese partido después de tanto… (traga saliva) y mucho trabajo, pero ahora con el tiempo creo que le doy mucho más valor a todo lo que ese grupo humano consiguió.

P.- ¿Qué tenía de especial ese grupo?

R.- Éramos amigos. En el fútbol de hoy en día es muy complicado que tus compañeros sean tus amigos. Hay grupos que no son amigos e igual llegan al fin de semana y se parten la cara el uno por el otro, pero yo supongo que este grupo sufrió tanto ese año que en lugar de separarse y mirar cada uno por su lado, al final se unió mucho para conseguirlo. 

P.- Después, cambio de propiedad, ascenso consolidado y primera temporada en Segunda División. ¿Lo disfrutó? 

R.- El día a día fue un poco frustrante, porque no juegas y es lo que tú quieres, pero ahora con el tiempo sí que lo valoro mucho más. Siempre había deseado jugar en Segunda y tuve la oportunidad de hacerlo el primer día titular en un campo histórico. Eso es algo que no me lo va a quitar nadie. Deseo volver a jugar en Segunda División, no me escondo, pero el día de mañana, si no llego a hacerlo, no me va a pesar nada. Lo hice, viví momentos duros, es verdad, pero también viví momentos muy bonitos. Pisé campos muy bonitos contra rivales muy fuertes y para mí tiene mucho mérito y es un sueño cumplido. 

P.- ¿Por qué se marchó?

R.- Siempre he pensado que en la vida hay que saber marcharse a tiempo. Tuve la oportunidad de salir en el mercado de invierno con una oferta económica muy buena, que me garantizaba tres años de contrato y probablemente seis meses después me aseguraba volver a jugar en Segunda, porque el equipo ascendió, pero para mí no eran las formas de irme. Yo quería irme de la mejor manera posible. Tenía otro año de contrato, pero era muy difícil cumplirlo y la mejor manera de irme era terminar el año. Me marché porque era el momento. Pude estar otro año más y pasar sin pena ni gloria, pero así todo se opaca mucho más y creo que me marché en el mejor momento en el que podía hacerlo. 

P.- ¿Fue una decisión difícil a pesar de estar meditada?

R.- Sí, fue muy muy difícil. Sí que es cierto que yo ya lo llevaba pensando mucho tiempo porque los acontecimientos me fueron llevando a ello. No diría que me fueran empujando porque Michu se portó muy bien conmigo. Me dijo que era el capitán y me había ganado el derecho a decidir. Y aunque fue decisión mía, fue muy duro.

P.- Se especuló mucho con una mala relación con el entrenador. ¿Fue un motivo?

R.- No. Yo lo respeto muchísimo. Hemos hablado alguna vez y sí que hubo alguna cosa que se tergiversó cuando acabó todo, pero no había mala relación. Él tenía que elegir gente para jugar y yo no estaba ahí. Eso es fútbol y no pasa nada. Es frustrante, hay cosas que me dieron pena y eso se lo transmití. No jugar el último partido en casa o no jugar ningún partido titular en casa, pero ya está. 

P.- ¿Cómo es Julián Calero como entrenador? 

R.- Es un tío que curra mucho y transmite muy bien lo que quiere al equipo. Lo alabé en redes cuando después de ganar en Las Palmas sale a rueda de prensa y da ese mensaje de que en el fútbol lo más importante no es jugar bonito. El grupo cree en él y eso es lo que hace que sea buen entrenador. 

P.- ¿Sigue la actualidad del equipo?

R.- Sí, siempre que puedo. Veo al Athletic porque es mi equipo y al Burgos porque es donde tengo mis amigos.

P.- ¿Qué siente al ver a sus amigos líderes de Segunda o pelear con los mejores en lo alto de la tabla?

R.- Te diría que envidia sana y a veces no tan sana (Ríe). A veces digo hostia que cabrón cuando veo a Córdoba, por ejemplo. Es el mejor amigo que tengo en el fútbol y digo este tío que es amigo mío, he jugado tantos años con él y que lo veo ser el mejor central de Segunda División en un equipo que va primero (suspira). No, fuera bromas, es envidia muy sana. Me gustaría estar, pero ya que yo no puedo me hace ilusión ver a gente que quiero ahí. 

P.- Tampoco le va mal.

R.- Sí, desde el primer día me dieron mucha confianza y me respetaron mucho. Es cierto que llegué con un déficit de minutos que arrastré, pero me he sentido muy valorado desde el primer que me llamaron.

P.- ¿Qué diferencias hay entre ambos clubes?

R.- Hay muchas. El Intercity es un club muy joven y el Burgos es un club centenario. Hay cosas que las da el tiempo. El Inter tiene un proyecto muy bueno en el que quiere aspirar al máximo, pero de un año para otro no puedes jugar la Champions League. Todo requiere de un proceso. Está en buen camino, pero hay muchas diferencias.

P.- ¿Con cuál se queda?

R.- (Ríe) No, no puedo elegir. Diría que en el que estoy ahora. Yo elijo donde estoy, no cambio nada. Cuando vine (a Alicante) fui muy consecuente con lo que elegí y con la decisión que tomé. Tuve la opción de seguir y no lo hice. Creo que era lo mejor para todos y de momento, nuestros caminos tienen que seguir por separado. Si en el futuro vuelven a juntarse… ojalá. 

P.- Y ahora, en Copa, el Barça. ¿Tiene que pellizcarse para creerlo?

R.- Tengo que reconocer que si pudiera elegir, elegiría al Athletic. Eso no lo cambio por nada. Alguien me podría decir, eso lo dices para quedar bien, no. Soy del Athletic y me gustaría jugar contra el Athletic, pero sí que es cierto que te hace ilusión porque no juegas todos los días contra un equipo de ese nivel. Así que sí que me hace ilusión jugar contra el Barcelona.

P.- Hablando del Athletic, ¿vio el partido del centenario del Burgos?

R.- Vi el centenario (Ríe). Hablé con Córdoba ese mismo día y le mandé un mensaje de envidia sana para decirle «joder tío, ya podía haber llegado este partido un año antes». Reconozco que ese día, sentí mucha envidia, pero de la buena (vuelve a reír).

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