Pelayo Sánchez, tercero tras una durísima etapa con diez puertos y final en Guadarrama

El corredor del Burgos BH Pelayo Sánchez guardó fuerzas para llegar al tramo final de la Vuelta a España rozando la gesta en una etapa complicadísima por su dureza y longitud. 

Pelayo Sánchez demostró su habilidad como rodador, en la montaña y su velocidad al esprint en la 20ª etapa con final en Guadarrama en la que el ciclista asturiano aguantó con los más fuertes en las últimas subidas del día y llegó en disposición de disputar los últimos metros para ganar en la meta, aunque finalmente acabó en tercer lugar.

Por detrás, una distancia épica de 207 kilómetros, la más larga de toda la prueba, y con un desafiante recorrido que incluyó hasta diez puertos de montaña.

Sánchez, que ya había mostrado su gran estado de forma en las llegadas al Angliru y La Cruz de Linares esta misma semana, se unió a una fuga de 31 ciclistas después del paso por el Collado del Portazgo, y su fuerza en las ascensiones se hizo evidente cuando Pelayo Sánchez lanzó un ataque a casi 70 kilómetros de la meta, en el segundo paso por el Alto de Santa María de la Alameda.

Sin embargo, el momento decisivo de la carrera tuvo lugar en la última subida del día, el Alto de San Lorenzo de El Escorial. En este tramo, Pelayo se mantuvo fuerte y formó parte de un grupo líder de cinco corredores. 

Este grupo luchó hasta llegar a Guadarrama, donde Pelayo desató un sprint impresionante, asegurando su tercer puesto que permite que el ciclista asturiano avance hasta la 37ª posición en la clasificación general.

“Esta última semana ha sido un sueño. En las etapas en Asturias me encontré con unas piernas que ni yo me lo creía. Hoy sabía que tenía que estar en la fuga. Con las sensaciones que estaba teniendo, creía que podía tener una oportunidad y estuvimos cerca", valoró el corredor del Burgos BH nada más bajarse de la bicicleta.

Su gesta se acrecienta al tener en cuenta que pese a la combatividad con la que pedaleó a lo largo de toda la etapa, llegó con fuerzas para meterse entre los cinco primeros del día y con la osadía de probar su punta de velocidad.

"En el sprint confiaba en mis posibilidades, ya que soy bastante rápido, pero dos corredores llegaron con más fuerzas que yo. Al final, después de una etapa de 210 kilómetros no gana el más rápido, sino el más fuerte o listo". 

El corredor asturiano pasa por un gran estado de forma que ya demostró en Las Lagunas donde "estuvimos cerca", pero reconoce que en Guadarrama lo estuvo "aún más". "Ese poco que me faltó no estuvo en las piernas, pero hay que estar contento con el rendimiento. Cada vez estamos más cerca", vaticina.

"Empecé La Vuelta un poco mal por una caída. Poco a poco fui dándole la vuelta al cuerpo y esta última semana las sensaciones han sido increíbles, quizás las mejores de mi vida", admite.