Manresa, un «reto personal» irrechazable para Ocampo

Día de despedida en el polideportivo El Plantío para un Diego Ocampo que recibió el permiso de la federación checa para acudir al adiós organizado por el Tizona al entrenador con el que ha «acelerado» su reintegración al baloncesto de elite de España. Agradecimientos cruzados entre la directiva y el técnico, elogios al trabajo en equipo, al impulso de la cantera y a la «gente invisible», aquellos que haciendo un trabajo «desde el corazón» han contribuido al crecimiento del club».

Una última dosis de la filosofía del maestro Ocampo derramada en la sala de prensa en la que directivos, personal del club y algún que otro jugador presenciaban un adiós agridulce. Poco les durará esa sensación, ya que tanto el club como el técnico tienen querencia a dejar atrás los acontecimientos para centrarse en el futuro y en seguir haciendo las coas bien. Ocampo tiene un panorama complejo en ese sentido.

El entrenador gallego regresa al un club al que dejó recién ascendido a la ACB en y que cuatro años después le acoge con los brazos abiertos. Tanto que pagó la cláusula de rescisión «en tiempo y forma» para que Ocampo pudiera ocupar el banquillo de su primer equipo tras la marcha al Valencia de su entrenador, Pedro Martínez. Firma para dos temporadas y llega sólo, ya que no le acompañará ninguno de sus asistentes en el equipo burgalés, como confirmaron ayer.

Ocampo toma este paso en su carrera como un gran «reto» y, precisamente, es el desafío lo que le ha movido a cambiar Burgos por Manresa. «Lo fácil era quedarse», aclaró el técnico gallego, quien admitió que «los retos me gustan mucho» y de ahí que la oferta de Manresa cobrase un gran atractivo, que se multiplicó al conocer, dado su buen conocimiento de la estructura del club, que las personas que ahora lo dirigen le generan «mucha confianza». 

La expectativa de un nuevo equipo que «va a seguir creciendo» así como el reto personal que le supone la «dificultad, exigencia y la complejidad» de la liga en ACB acabaron de redondear dar el salto a un nuevo club en el que estará «muy bien acompañado».