Judith González: «La gimnasia siempre ha formado parte de mí, no sabría cómo expresarme sin ella»

La gimnasia rítmica es uno de esos deportes desconocidos para el público general, muchas veces lleno de prejuicios, pero que una vez dentro se convierte en uno de los más bonitos. Desde sus inicios en la Europa Occidental del S. XVIII es una disciplina que combina ballet, elementos gimnásticos y danza al mismo tiempo que se utilizan diversos aparatos. Todo ello sobre un tapiz acompañado de música.

En los 90 o 150 segundos que dura un ejercicio, en función de si es de manera individual o en conjunto, la gimnasta busca la perfección realizando elementos de máxima dificultad. Durante su historia ha estado practicado mayoritariamente por mujeres, aunque desde finales del siglo pasado cada vez más hombres se apuntan a esta disciplina que no entiende de barreras. España es probablemente pionera continental en este aspecto, con un gran número de gimnastas masculinos y competiciones dedicadas exclusivamente para ellos.

Desde 1984 está representada olímpicamente, fue incluida por primera vez en los Juegos Olímpicos que se celebraron ese año en Los Ángeles (EE.UU). Bien es cierto que en aquella edición únicamente pudieron participar gimnastas individuales, no fue hasta 1996 cuando la categoría de conjuntos fue sumada a la máxima competición internacional.

El Club Deportivo Tempus es una pequeña asociación deportiva que busca trasladar esta preciosa disciplina a las niñas y niños de la ciudad. Comenzó su aventura en este deporte poco después del COVID, en el año 2021 de la mano de Judith González Jorquera y otra compañera que no sigue trabajando. Con alrededor de 90 inscripciones anuales, el CDTempus forma a gimnastas y personas en todas las categorías de este deporte. Desde los inicios a nivel escolar, pasando por el nivel autonómico de promesas hasta la categoría nacional con gimnastas base y federado. No hay una edad perfecta para practicar este deporte, pero sí que es verdad que cuanto antes se empiece mejor. Así, a medida que te haces mayor conoces mejor tu cuerpo y sus limitaciones, también conoces mejor cada detalle de este deporte, que no son pocos. Por ello, el club cuenta con gimnastas desde los 5 o 6 años hasta juveniles, la más mayor actualmente con 29.

«Como les pasó a muchas personas, el COVID fue un punto de inflexión bastante grande. Anteriormente estaba en otro club y durante la cuarentena trabajé un montón, entrenamientos online, sesiones grabadas en casa, cada día una distinta, redes sociales, retos... un montón. Ahí empecé a darme cuenta de que me gustaría que todo ese trabajo que estaba realizando fuese para mí», cuenta Judith González, entrenadora y creadora del club.

«Desde que tengo uso de razón me he visto practicando gimnasia rítmica, creo que no recuerdo haber vivido sin este deporte», declara Judith. Formada como técnico de nivel tres o nivel de alto rendimiento, además de jueza de gimnasia rítmica nacional. Quiere ayudar a sus gimnastas a mejorar en el deporte al mismo tiempo que tiene un impacto en su vida fuera de él. 

Buscar resultados en campeonatos y torneos tratándose de un club tan nuevo, es crear unas expectativas innecesarias que van a hacer que las cosas no funcionen. Hay ir buscándose un huequito poco a poco entre el resto de clubes de la comunidad y del resto de España. «No buscamos resultados inmediatos, no queremos romper a nuestras gimnastas, queremos que el día de mañana su cuerpo se mantenga en pie de la forma más sana posible», añade Judith.

En cambio, uno de sus principales objetivos es la seguridad en pista de cada una de las niñas, «cada gimnasta es un mundo». Este año han intentado incorporar diferentes técnicas para descifrar su lenguaje no verbal. «Pasamos tanto tiempo juntas que ya les vamos conociendo cada gesto y expresión ante diferentes situaciones», remataba la entrenadora.

«Tratamos de mejorar la calidad de los entrenamientos». Antes de preparar una nueva temporada toca hacer repaso de lo que ha funcionado y lo que necesita un cambio. «El objetivo es siempre buscar una mejora progresiva de nuestras gimnastas viendo lo que le funciona a cada una», explicaba Judith. 

Los calentamientos son generales, se hacen de forma conjunta, pero después cada gimnasta tiene que trabajar sus puntos débiles, enfocarse más en unos aspectos u otros. «Buscamos centrarnos en las necesidades de cada una a nivel individual».

Aunque muchas veces pueda parecer un deporte individual, realmente dependes mucho de tus compañeras. Si se crea un buen ambiente de trabajo y un sentimiento de familia en el club, es mucho más fácil aguantar las horas de entrenamiento y los momentos más duros de esta disciplina. Durante el curso escolar los entrenamientos pueden llegar hasta las 15 o 20 horas semanales en las máximas categorías de competición.

«Me gusta que es un deporte a veces individual, pero es muy colectivo también», cuenta Adriana Villar, gimnasta de nivel base. «Lo que más me gusta es todas las personas que hay, lo bien que me lo paso con mis compañeras», añade Adriana Ruiz, gimnasta de nivel base. 

«Lo más difícil de este deporte yo creo que es seguir luchando por lo que quieres, porque es un deporte que no te lo pone nada fácil», comenta Lydia González, gimnasta de nivel base y entrenadora del club. 

«Necesitamos una instalación alta para poder lanzar los aparatos a cierta altura y precisamos también de un tapiz de gimnasia rítmica», cuenta Judith. «Las instalaciones deportivas en Burgos están a tope, es difícil hacerse un hueco y más siendo un club que acaba de llegar», añade. 

Muchas veces acaban entrenando en polideportivos privados, en la mayoría de ocasiones de colegios, lo que eleva los costes y las subvenciones no son capaces ni de cubrir esos números. «Es el caso del Niño Jesús, es un gustazo haber entrenado allí, nos han tratado siempre muy bien, son gente maravillosa», concluye la entrenadora.